Lunes 11 de junio de 2001
 

Pellegrini señaló que "es lo más parecido al cielo"

 
  No fue un amor a primera vista, pero la historia tuvo un final a la altura de las mejores películas del género. En apenas cuatro meses, el entrenador chileno Manuel Pellegrini logró sacar a San Lorenzo de Almagro campeón del fútbol argentino.
La victoria frente a Unión, por 2 a 1, esta tarde en el estadio "Nuevo Gasómetro", desató un verdadero carnaval en la hinchada de San Lorenzo, hambrienta de festejar el primer título desde 1995 y el noveno en el historial profesional.
El ingeniero civil Pellegrini desembarcó en el equipo "santo" -uno de los cinco "grandes" del fútbol local- a principios de febrero último, luego que Oscar A. Ruggeri diera un portazo en medio de fuertes disputas con la dirigencia y algunos jugadores, con su mejor antecedente en Ecuador, donde había sacado campeón a la Liga Deportiva Universitaria de Quito.
Eufórico y al borde de las lágrimas de emoción, el entrenador chileno Manuel Pellegrini confesó que lo que vivió ayer fue "lo más parecido al cielo", pero sin embargo lanzó dudas acerca de su continuidad en el club al que acaba de sacar campeón, San Lorenzo, con récord de puntos, 47, desde la creación de torneos cortos.
"Llevo quince años como jugador y otros 15 como técnico. Fui campeón en Chile, en Ecuador y ahora en Argentina, lo cual me pone muy feliz. Esto es lo más parecido al cielo", manifestó el joven entrenador.
Pellegrini expresó que fue muy importante "haber contado con el apoyo de dos grandes jugadores y personas como el "Beto" Acosta y "Pipo" Gorosito, quienes fueron los que le comenaron a este plantel que yo había sido el mejor técnico para ellos".
"Eso me ayudó mucho, me dio mucha credibilidad en un grupo que venía anímicamente golpeado y con problemas diversos. Estoy muy orgulloso de mis jugadores", resaltó.
Pero consultado acerca si este título le había convencido en seguir en San Lorenzo, Pellegrini, muy sincero, respondió con muchas dudas al respecto.
"Esta es una profesión tan dinamica y complicada...Sentí un cariño inmenso y viví un momento inolvidable, imborrable, lo más parecido al cielo. Pero no se qué haré. Espero que se arreglen muchos problemas y se puedan proyectar cosas en San Lorenzo", concluyó.
"Era un desconocido para nosotros, pensábamos que no tenía los antecedentes necesarios. No confiaba en él, pero me demostró que estaba equivocado", declaró hace unos días el conductor televisivo Marcelo Tinelli, uno de los más conspicuos hinchas sanlorencistas.
La apuesta del presidente Fernando Miele dio resultado, tal como lo demuestra la ovación obsequiada ayer a Pellegrini desde las tribunas y los elogios en los que abundan sus dirigidos: "El siempre fue claro y vino de frente. Así se ganó nuestro respeto", señaló uno de los principales referentes del plantel.
"Esto es una estructura y estoy orgulloso de que los jugadores entendieran el mensaje de entrada", correspondió el técnico.

"Vamos Manuel, vamos..."

Otro hombre en el juego de la supervivencia.
Otra vez ante otro signo de los tiempos.
Un chileno, por primera vez en la historia del fútbol argentino, gana aquí un campeonato como director técnico. Y anoche, en el Nuevo Gasómetro de San Lorenzo, se escuchó "Chileno, chileno...". Como en aquellos días de "Salas, Salas..." que coronaban los finales de un Ríver que no conocía por ese tiempo nada más que la gloria.
"Chileno, no me va a alcanzar la vida para pedirte perdón", escribió Raúl en la Web el 6 de junio a las 18.14.
¿Por qué la confesión de Raúl?
Porque Raúl como miles de argentinos y sanlorencistas, primero se desconcertó meses atrás cuando el chileno Manuel Pellegrini asumió la conducción del equipo de Boedo. "¿Quién lo conoce a este chilote de mierda?"
Y luego, claro está, funcionó el prejuicio y la soberbia tan consustancial al argentino: "¿De dónde sale que un chileno rotoso sepa más fútbol que un argentino?"
Eso fue lo más cauto que se dijo. Bastaba ver la Web en Foro de Discusión, para saber cuán desnuda estaba la intolerancia y la sinrazón de miles de sanlorencistas en relación con su entonces flamante técnico. No esperaban ningún resultado, simplemente.
Claro, sucede que el mundo se ha vuelto un escenario confuso para los amantes de los símbolos patrios, esos vehementes custodios de la insustancial idea de la identidad nacional.
Gente que detrás de su nacionalismo esconde su temor a los cambios. Su miedo a lo distinto. Todo un pensamiento reaccionario, mediocre. Peligroso.
Porque con razón Tagore decía que el concepto de Nación en manos de determinados seres se transforma en "un sistema de egoísmo organizado". Y remataba: "Esa idea es uno de los medios soporíferos más eficaces que ha inventado el hombre, bajo la influencia de sus efluvios, puede un pueblo ejecutar un programa sistemático del egoísmo más craso".
Pero ahí está el ingeniero Manuel Pellegrini, ese chileno de hablar suave. Ahí está superando el prejuicio de la biología mística y mistificadora de la que imbécilmente hacen gala millones de argentinos.
Ahí está Manuel Pellegrini, campeón con San Lorenzo de Almagro.
Manuel Pellegrini no es una excepción.
Aguantó aquí el desprecio y la desconfianza convencido que la sociedad moderna es un crisol maravilloso en el que aún con dificultades y marchas y contramarchas, las barreras raciales y los prejuicios se desmoronan.
La excepción son los otros, esos grupos que no soportan el contacto con los que piensan, se visten o se ven distintos.
Manuel Pellegrini quizá sea el mejor técnico del torneo y porque no, el de mayor preparación intelectual. Lo denota su verbo claro. No es poco. Nos recuerda un poco a Jorge Valdano, otro hombre instruido. Y durante años la instrucción, la cultura, fueron motivos de miradas celosas para el gremio futbolístico que ve llegar a miles de jóvenes periodistas deportivos que van de Jorge Luis Borges a la cancha.
Seguramente que hoy, en algún diario, el "Gordo" Soriano - como no recordarlo en esta hora de gloria de su "Sanlorenzoteamo" -, hubiera también hablado de los prejuicios azulgrana sobre Manuel Pellegrini.
Pellegrini no es mejor o peor por ser chileno.
Es apenas otro hombre más en el juego de la supervivencia.
Otro hombre o mujer, como usted, como nosotros que sueña y pelea en todas las geografías posibles.
Y pelea sin prejuicios. Sin invalidar al otro. De frente. Si rendirse ante la agresión de los dogmas míticos del nacionalismo.
Deberán repensar sus palabras quienes lo calificaron de perdedor el mismo día de su contratación.
Mientras tanto, el ingeniero Manuel Pellegrini, en silencio, como siempre, prepara las maletas. Otro desafío lo espera.
¡Siga Manuel, siga!

Carlos Torrengo
Claudio Andrade

   
    ® Copyright Río Negro Online - All rights reserved    
     
Tapa || Economía | Políticas | Regionales | Sociedad | Deportes | Cultura || Todos los títulos | Breves ||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio
Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación