Miércoles 6 de junio de 2001 | ||
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Huracán desmoronó la esperanza de Ríver |
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El final fue bochornoso y Gallego quedó en una incómoda situación. |
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BUENOS AIRES (DyN).- En menos de seis meses, Huracán se transformó -por duplicado- en el nuevo verdugo de Ríver. Como en el Apertura anterior, cuando Derlis Soto marcó en el "Monumental" el gol del empate que le allanó a Boca el camino hacia el título, el equipo de Parque Patricios volvió a arruinarle la vida a Ríver. Y Soto, ese apellido convencional que los hinchas de Ríver jamás olvidarán, le dio una nueva estocada al equipo del nuevamente tambaleante Américo Gallego. El paraguayo anotó el segundo y el tercero del 3-2 con que Huracán festejó a rabiar esos tres puntos que, vaya paradoja, dejaron a San Lorenzo, su enemigo íntimo, a las puertas del título. La victoria, además, puso al "Globo" a tiro de la Copa Mercosur. En aquel final bochornoso, con Carlos Babington gritándole el gol en la cara al banco visitante y Eduardo Coudet queriendo pelearse con todo el mundo, Ríver fue la cara de la impotencia. Se había ido expulsado Javier Saviola, el mejor de su equipo, por un irresponsable y descalificador pisotón en la cara a Rodolfo Graieb. Y, antes del tercer gol, el que vio la roja fue Celso Ayala, quien le pegó un cabezazo en la cara a Juan Carlos Padra. Eliminado de la Copa Libertadores, Ríver está a punto de quedarse sin nada en el frente doméstico. Peor aún, su imagen ahora es la de un equipo a la deriva, sin rumbo fijo ni timón. El 1-0 estuvo lejos de adecuarse al desarrollo del primer tiempo. Porque después de que el uruguayo Gerardo Morales aprovechó una grave distracción del fondo visitante y sacó el derechazo goleador, Ríver hegemonizó el dominio de la pelota y elaboró seis jugadas claras de gol. Huracán se puso en ventaja sobre los 13 y el resultado no admitía mayores discusiones. El juego había sido tan equilibrado como prometedor, con un ida y vuelta permanente y dos equipos que buscaban darle buena circulación al balón. Tras la apertura, Ríver demoró cinco minutos en despertarse. Damián Alvarez dejó atrás su letargo inicial y Coudet se transformó en un atacante más por la derecha. Pero la clave, el factor determinante que llevó a River a poner en muchos aprietos a Huracán, fue la valentía de Saviola. Como Ariel Ortega terminaba casi todas mal y Martín Cardetti pareció bloquearse después de desperdiciar un increíble mano a mano con Martín Ríos, la habilidad de Saviola pasó a ser el único argumento ofensivo de Ríver. Fue el inicio de un tiempo con todos los condimentos. Juego cambiante, goles, expulsados, jugadas ante los arcos. Pasó de todo. Pedro Sarabia salvó sobre la línea luego de que Soto eludiera a Franco Costanzo. Enseguida se fue expulsado Saviola y, dos minutos más tarde, a los 15, Soto la empujó al gol sobre la línea tras un cabezazo de Morales y una mala salida del arquero. Ríver revivió dos minutos más tarde, cuando Alvarez recibió de Ortega y puso el 2-1. Héctor Baldassi, de muy flojo trabajo, dejó pasar una fuerte infracción de Soto sobre Hernán Díaz que merecía, como mínimo, tarjeta amarilla. Fue una de las tantas ocasiones en las que el árbitro mostró criterios disímiles para sancionar jugadas similares. A los 24, Ortega cabeceó al gol un tiro libre de Cardetti y Ríver soñó con el milagro. Sin embargo, a partir de entonces se quedó sin resto físico y fue Huracán el que dilapidó tres llegadas claras. Hasta que Soto puso el tercero y el sueño de Ríver se terminó de la peor manera: con derrota e impotencia. Todos con Aerolíneas Los planteles de Ríver Plate y Huracán también se mostraron anoche solidarios con los trabajadores de la empresa Aerolíneas Argentinas, luciendo banderas con inscripciones en pro de su continuidad. |
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