Las ideas científicas de Leonardo
Una nueva biografía sobre Leonardo Da Vinci, de Michael White, centra la investigación sobre sus ideas científicas, reflejadas en su arte, pero sobre todo en apuntes que escribió sobre óptica, mecánica, astronomía y anatomía.
"Su primera formación procedía de su tío Francesco, cuyos conocimientos de la naturaleza y las consideraciones prácticas del agricultor dejaron profunda huella en él. Pero Leonardo conoció también a hombres que le infundieron la comprensión de la técnica y principios teóricos", cuenta Michael White en "Leonardo, el primer científico", publicado por Plaza y Janés.
El texto sitúa de manera cronológica el itinerario seguido por el artista por Florencia, Milán, Venecia, Roma y aunque su vida se vertebra esencialmente a través de las obras que lo hicieron famoso, la atención del autor subraya la faceta científica de Leonardo que lo acompañará hasta el día de su muerte.
Su interés por la ciencia en general, y por distintas disciplinas en particular, se manifiesta desde sus años de formación en Florencia, en la bottega de Verrocchio, donde se hablaba de "música, libros, filosofía, ciencia, de las reminiscencias de la magia -que aún influía en la filosofía- y, por supuesto, de "ciencia natural".
En la base de la relación con Lorenzo y César Borgia, Ludovico Sforza, así como con el rey Luis Xll y con Nicolás Maquiavelo, aparecen con fuerza sus ideas, aunque muchos de sus proyectos quedaron en la nada o no pasaron de intentos frustrados en especial en el plano de la ingeniería militar.
Al respecto, Leonardo imaginó entre otros proyectos una defensa de Venecia contra los turcos -nunca llevada a la práctica- que incluía la construcción de una presa móvil de madera, que desviaría el curso del Isonzo y permitiría concentrar una gran masa de agua. "Si los turcos lanzaban un ataque, abrirían las compuertas de la presa y el agua los arrastraría (a los turcos)", pero los venecianos por razones que se ignoran rechazaron la idea de Leonardo.
En la primavera de 1502, en vísperas de cumplir los 50 años, a Leonardo le ofrecieron el cargo de ingeniero militar para el comandante César Borgia. Por ese entonces conoció a Maquiavelo, con quien simpatizó enseguida y mantuvo una amistad duradera.
Pero los conocimientos de Leonardo abarcaron otros campos como la anatomía: "Fue probablemente el primer anatomista que observó que los nervios ópticos de la parte posterior del ojo conectaban con el cerebro, y dibujó con considerable detalle el quiasma óptico, o entrecruzamiento de los nervios ópticos", pondera White.
"Leonardo no solía centrarse en una sola área de estudio -subraya el biógrafo- sino que se complacía en compaginar su labor artística con la científica. No cabe duda de que debía de dedicar la mañana a estudiar algún tema de mecánica, óptica o matemáticas; a la tarde a darle unos toques a algunos de sus encargos; y luego, a altas horas de la noche, escalpelo en ristre, a seccionar un hígado o separar un músculo de un tendón para estudiar su textura".
La percepción que tenía de la geología y la geografía, fue muy adelantada para su tiempo ya que llegó a pensar en términos de largas épocas y estaba muy afirmado en la idea de que el cambio geológico requería también largos períodos.
Y además adelantó la naturaleza de muchos descubrimientos: "Las afirmaciones del propio Leonardo muestran con claridad que era conciente de algunos de los principios relativos a la construcción de un telescopio", destaca White entre otros ejemplos.
La evolución de su pensamiento, puede seguirse en su "Tratado de la pintura" -la única obra suya publicada con su nombre-, a pesar de la pérdida de varios de sus cuadernos, y de innumerables adulteraciones. (Télam).
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