Jueves 7 de junio de 2001

 

Los Illya quieren estar siempre de regreso

 

Después de diez años la banda de Dante y Emanuel se tomará un largo respiro.

  Buenos Aires, (Infosic).- A punto de lanzar, bajo el nombre de "Kuryakistán", el séptimo y al parecer último disco de su carrera en conjunto, Dante Spinetta Zalazar y Emanuel Horvilleur confirmaron su separación pero no descartaron un regreso del exitoso dúo Illya Kuryaki.
"Nosotros no estamos armando quilombo con lo de la separación, así que vamos a poder volver cuando queramos o no", explicó Spinetta Zalazar.
El hijo de Luis Alberto Spinetta aseguró que no le molesta que le pregunten por la vuelta, horas después de confirmar oficialmente la disolución de la banda que integra con Emanuel hace ya diez años.
Según el artista, está tan habituado a que le hagan preguntas sobre el regreso de agrupaciones legendarias que ha integrado su padre hace varias décadas, que no puede incomodarlo ningún tipo de cuestionamiento que tenga que ver con su propia carrera. "No me molesta que ya me pregunten por la vuelta, porque la Argentina es un país que siempre da para este tipo de cosas, yo ya estoy acostumbrado", aseguró Dante.
Lo que sí descartó es que la separación sea una estrategia para tener más éxito en una posible futura vuelta. "El hecho de que nos estemos separando significa que va a haber un tiempo largo sin Illya Kuryaki, un tiempo que para cada uno será en la manera en la que sea, pero seguro será muy diferente a lo que fue hasta ahora", enfatizó.
Emanuel coincidió con Dante en que "va a ser muy raro" dejar los Illya Kuryaki. "Va a ser muy difícil dejar una banda que fue exitosa y que nos permitió tocar tanto en la Argentina como en toda América y en lugares de Europa como Londres, una banda que vendía discos y en la que la pasábamos muy bien", dijo.
Tal como lo refleja la relación que une a estos dos músicos, los Illya Kuryaki no se separan, como la mayoría de las bandas, por padecer algún conflicto musical o personal. Es más, la amistad que los une parece ser más intensa que en cualquier otra época.
Y también era muy especial la amistad que los unía con su mánager José Luis Miceli, fallecido el año pasado en un accidente automovilístico y a quien se lo conocía en el ambiente musical como "el tercer Kuryaki".
Fue justamente la muerte de Miceli uno de los hechos que más influyó en la decisión de Dante y Emanuel de disolver la banda, dado que impactó fuertemente en sus vidas, tanto a nivel musical como en el plano personal.
"Era nuestro amigo y es reloco que haya fallecido, para mi fue totalmente nuevo el hecho de que desaparezca alguien querido de la faz de la tierra. Porque había perdido a personas cercanas pero nunca una persona con la que me acostaba a dormir en los hoteles de las ciudades que recorríamos en gira y con quien hablaba de temas de los que se habla con los amigos, como puede ser, justamente, la muerte", señaló Emanuel.
Miceli "era la persona que más se copaba con la música de los Kuryaki. No podríamos tener con nosotros otra persona que se copara tan al tope con lo que hacemos", dijo Emanuel sobre el mánager que funcionaba en el grupo "como una balanza grossa". Sin embargo, Emanuel no quiso cargar sobre la desaparición de quien considera "su familia" la decisión de la separación de la agrupación. "Musicalmente hoy me siento muy solo, porque una separación provoca eso, y con José Luis éramos una familia, éramos tres personas para todo y teníamos una relación muy sincera. Pero tampoco está bien atribuirle a él la separación de Illya Kuryaki", detalló.

Entre dos chicas y a los besos

Era una de esas típicas y mal organizadas reuniones nocturnas en las que "invita" la embajada de turno en el extranjero. A los 20 minutos de estar allí, los músicos y los periodistas que ocupaban su puesto de combate en la parrilla "argentina" de Londres, en el marco del Festival de Música y Cine en el Barbecan Center de esa ciudad realizado el año pasado, se habían despachado todo el vino y las empanadas. "¿En serio no hay más?", preguntaban algunos colegas a una imperturbable moza inglesa.
En un rincón, Emanuel Horvilleur descansaba su cuerpo delgado sobre un sillón, mientras dos chicas, una vestida con una especie de kimono, lo ventilaban con besos y caricias. Primero una, luego la otra. Después ambas al mismo tiempo. Y finalmente todos contra todos. Ellas con él y ellas, entre ellas. No pasó desapercibido. Allí había un auténtico Kuryaki llamando la atención.
Desde su nacimiento esta banda de jóvenes, que alguna vez fueron adolescentes, no han hecho más que captar las miradas. Y lograr esto: que se hable de uno, es la primera lección de quienes buscan fama. Su patrimonio artístico puede ser discutible. Los Kuryaki, como Andrés Calamaro, son tan buenos músicos, como relacionadores públicos. Los amigos "periodistas" están primeros en sus agendas.
Hicieron temas interesantes, su estética siempre resulto divertida. Atentaron contra la estética convencional y se disfrazaron de freaks. Tuvieron, arriba y abajo del escenario, una personalidad increíble. La desfachatez que exige la gloria. En eso fueron los mejores. (C.A.)

   
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