"Los reality shows son una moda pasajera"
"Los reality shows son una moda que va a durar sólo dos años y después va a terminar". Es lo que cree Fernando Lúpiz, quien estará el fin de semana en la zona con "Sinvergüenzas".
La deducción es de Fernando Lúpiz, uno de los integrantes del elenco de la obra de teatro "Sinvergüenzas" que se verá este viernes en el Centro Cultural de Cipolletti, a las 22; el sábado a las 21 en el cine teatro Español de Neuquén y el lunes a las 21.30 en la Sala II de Casa de la Cultura de Roca.
En una charla telefónica que mantuvo con este diario, Lúpiz rescató que "de todos modos en la televisión hay buenos productos, pese a que se hable de chatura y hay materiales entre escritores, directores y actores, como para mantener a la Argentina como un hacedor de cultura televisiva".
Sin ánimo de polemizar sobre el fenómeno de los reality shows, el actor minimizó su repercusión negativa sobre los actores, por entender que se trata de "un sistema novedoso que a la gente le llama la atención, pero cuya novedad no va a durar más de dos años".
Insistió en señalar que "van a durar dos años, y no es algo que inventé yo sino que lo escuché, porque no creo que la gente siga enganchándose luego ya que lo más lindo que tiene la cultura es poder mostrar la ficción".
Sobre la obra que interpretará en la zona junto con Esteban Prol, Toti Ciliberto, Diego Díaz, Fabián Vena y Gonzalo Urtizberea, adelantó que guarda cierta similitud con el contenido de la película "Full Monty", en la que se basa, ya que "el extracto sale de esta idea y lo que presentamos es el reflejo de lo que pasa sobre todo en un país del Tercer Mundo donde sufrimos el desempleo".
"Se trata de seis amigos que siempre se juntaban en el galpón de uno de ellos, con algunas ideas ridículas para poder tener trabajo y deciden hacer algo sorprendente para conseguirlo. Esa es la trama de la obra, que salió de una que se llama "Ladie"s Night" y sobre la cual se hizo esta versión libre", confió durante la entrevista el actor.
-¿Cómo afectó en el grupo la muerte del actor Arturo Maly, uno de los protagonistas de la pieza?
-El elenco era comandado por Arturo, que era el más jocoso y quien llevaba adelante la esencia del grupo y siempre estaba haciendo bromas. El buscó irse trabajando, porque le decían que se cuidara, pero igual iba de gira. Y buscó irse en su ley, trabajando, saliendo de gira. Eso fue lo que nos dio fuerza en las funciones porque hay que ponerse un toque de alegría.
El mismo día que falleció se hizo la obra porque estaba el compromiso con la gente y con las entradas y fue muy duro y muy extraño a la vez. Yo había ido en reemplazo de Juan Palomino a ver la pieza para hacerla y les dije que si había que hacerla, la hiciéramos -como un homenaje a Arturo-. Se dijeron unas palabras en su homenaje y se hizo en la tranquilidad de que estábamos haciendo lo correcto. Luego de eso salimos de gira por La Pampa y otros lugares, y en cada función estaba el espíritu de Arturo, en el sentido no de un fantasma, sino de la animosidad y la alegría con la que él se manejaba....
Nosotros no tenemos que bajar la guardia, porque ésta es una fuente de trabajo y la hacemos con todo orgullo.
-¿Hay desnudos totales?
-Hay sonrisas y hasta carcajadas y el público se puede meter en los personajes, siempre y hay que ver cómo logran esos tipos ser strippers. Sí hay desnudos totales pero la gente reacciona bien, porque se hacen en forma graciosa, lo único que nos tapamos es el brazo, pero no tenemos nada.
-En la obra se trata un tema duro en el país como la desocupación. ¿Cree que el humor es una buena forma de catarsis en estos casos?
-Nosotros tratamos de doblegar la realidad y tratamos de hacerlo desde el humor. Por eso desde este espacio nos reímos de nosotros mismos.
-¿En lo personal qué proyectos tiene?
-Me estoy dejando crecer los bigotitos para ver si vuelvo a estrenar "El Zorro", pero no podré llevarla de gira al interior, ya que está diseñada para teatro de parrilla y tiene elementos que no se pueden movilizar fácilmente como la escenografía. Además hay otros detalles como un caballo animatrónico que no puedo llevar de gira, lo cual es una lástima porque si bien es una obra infantil, también la disfrutan los grandes, porque tiene acción, justicia y amor, los tres elementos que hacen falta.
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