Sábado 2 de junio de 2001

 

Chucho Valdés, el jazz que lleva al frenesí

 

Uno de los pianistas más reconocidos del mundo en las lides del jazz, Chucho Valdés se presentará el 21 de junio en el Español de Neuquén para brindar un recital en el que estará secundado por su banda. Su último trabajo "Live al the Village Vanguard" le valió un Grammy al mejor álbum de Latin Jazz. Según la revista Jazz, Valdés es el "pianista más completo del mundo y puede conducir a una muchedumbre de gente que baila a un frenesí".

  NEUQUEN (AN).- Otra renovada cita con el jazz de buen cuño. El 21 de junio a las 21.30 se presentará en el cine Español de esta ciudad el músico Chucho Valdés, uno de los pianistas y exponentes de jazz más importantes del mundo.
Las entradas para disfrutar de este show cuestan 30, 25 y 20 pesos y se venden en el negocio de música ubicado en diagonal 25 de mayo y avenida Argentina.
Su último trabajo "Live al the Village Vanguard" acaba de valerle el Grammy al mejor álbum de Latin Jazz.
Según la revista Jazz, Jesús "Chucho" Valdés es el "pianista más completo del mundo y puede conducir a una muchedumbre de gente que baila a un frenesí, tocando los ritmos complejos de las tradiciones africanas religiosas de Cuba, interpretando a los clásicos con técnica impecable y en solitario ejecutando cualquier estilo de jazz imaginable".
La publicación da cuenta de que "excluido del mercado norteamericano durante muchos años debido al embargo estadounidense de Cuba, Valdés, pasados los 50 años, está en la plenitud de sus facultades y es ahora cuando empieza a recibir el reconocimiento que se merece fuera de Cuba".
Valdés, nacido en 1941 empezó a tocar el piano a la edad de tres años. Su primer maestro fue su padre, un pianista bien conocido, el compositor y director de orquesta Bebo Valdés. A una edad muy joven todavía se encontraba rodeado de una compañía tan distinguida como el cantante al que todos querían, Beny Moré y el célebre pianista Ernesto Lecuona, entre otros. Valdés estudió piano más tarde con Zenaida Romeu y Rosario Franco. A los 16, este joven prodigio organizó su primer trío de jazz y a los 18 ya había grabado dos discos de 45 de rpm con RCA Víctor. En 1965 se unió a la orquesta de Elio Revé.
Valdés formaba parte de un grupo de músicos sofisticados de La Habana que eran seguidores de jazz y en 1967 co-fundó la famosa Orquesta de Música Moderna, para la que también compuso. En 1969 creó una de sus primeras obras de gran escala, la "Misa negra" en la que su estilo era evidente: un piano tocado rítmicamente, como si fuera un percusionista experto, con jazz complejo y armonías clásicas.
En 1973, junto con otros miembros de la Orquesta de Música Moderna -entre los que se encontraban el saxofonista Paquito D`Rivera, el guitarrista Carlos Emilio y el bajista Carlos Del Puerto, fundó Irakere, un grupo que ahora es legendario y que transformó la música popular cubana.
Su impacto en la música cubana con su primer éxito, "Bacalao con Pab" fue inmediato y decisivo. Un miembro de la orquesta, José Luis Cortés, una vez dijo en una entrevista, que si los Van Van eran los Beatles de Cuba, Irakere era los Rolling Stones.
El grupo mantuvo una identidad dual del principio: una banda de baile popular y un grupo intenso de virtuosos del jazz, que fusionaba el espíritu afrocubano con una perspectiva amplia del jazz.
Mucha de la música moderna de baile cubana procede del timbre establecido por Irakere y muchos de los instrumentistas de Cuba se dieron a conocer tocando con la orquesta.
Aunque Valdés todavía aparece de vez en cuando con Irakere, en los años recientes ha enfocado su tiempo y energía a desarrollar su carrera en solitario. Desde mediados de los 1990 la visibilidad creciente como uno de los centros mundiales de música y sus visitas más famosas a los Estados Unidos le ha dado la oportunidad a muchos músicos, público y críticos para familiarizarse con la música de Valdés.
En 1997 fue invitado especial en la actuación del proyecto Crisol de Roy Hardgrove integrado por numerosas estrellas del jazz, cuya grabación en La Habana ganó un grammy en 1998. También presentó conciertos en solitario que merecieron los elogios unánimes de la crítica del Lincoln Center y el Instituto Smithsonian.
Según la crítica especializada, "parece que no hay un límite a los poderes musicales de Chucho Valdés: puede interpretar con los mejores improvisadores de jazz, ser un salsero mágico o tocar Debussy".
En su discografía figuran placas como Lucumi (1986), Solo Piano (1991), Cantala a Babalú Ayé (1997), La Comparsa (1997), Sólo te echaron (1997), Live (1998), Desafíos (1998) y Live at the Village Vanguard (2000), entre otras.
   
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