Viernes 1 de junio de 2001

 

La Sudestada, por tercer año en París

 

Comenzó el festival esta semana en la "Ciudad de las Luces". Se proyectarán los más destacados filmes argentinos

  PARIS (Especial).- Este lunes a las 19, la tercer quincena del cine argentino, "La Sudestada", quedó inaugurada ante cientos de personas que se dieron cita en el elegante auditorio del Instituto Cervantes de esta ciudad.
Ubicado en pleno corazón del barrio ocho de París, a pocos pasos de la avenida Champs Elysées, el festival "du cinema argentin", brinda durante dos semanas un variado cronograma de filmes. Mientras que en Argentina este género puja por defender un espacio cada vez más limitado para el arte, en París, las entradas ya estaban reservadas desde hace varias semanas atrás. Como de costumbre, la programación resultó de lo más variada, ya sea por la temática de sus obras, como así también por las visitas, homenajes y conferencias que se planearon este año.
Con el soporte de entidades de Argentina y Francia, pero por sobre todo, con el apoyo incondicional del INCAA y el Instituto Cervantes, "La Sudestada" se reencuentra una vez más con un público que en su mayoría, lo integran franceses. Así, esta fiesta en la que se pueden ver realizaciones de antaño y recientes, de los directores argentinos, interrroga el arte cinematográfico a través de la memoria.
Está dirigido por Nora Sack de Rofman, una defensora y difusora del cine argentino en la capital francesa, actividad que viene llevando a cabo desde hace más de tres décadas. Es la encargada, además, del ciclo de cine-club en la Fundación Argentina, en la Ciudad Universitaria.
Las películas a proyectarse son : "Felicidades" (2000), de Lucho Bender ; "Ciudad sin luz" (1998), de Juan Carlos Arch ; "Rey muerto" (1998), de Lucrecia Martel ; "El asadito" (1999), de Gustavo Postiglione ; "Cerca de la frontera" (1998-1999), de Rodolfo Durán ; "El sur de una pasión" (1999), de Cristina Fasulino ; "Buenos Aires" (1958), de David José Kohon ; "Breve cielo" (1969), de David José Kohon ; "El nadador inmóvil" (1998), de Fernán Rudnik ; "El dependiente" (1969), de Leonardo Favio ; "Una sombra ya pronto serás" (1994), de Héctor Olivera, y "Gerónima" (1986), de Raúl Tosso.
El festival este año cuenta con una muestra paralela del VII Festival Latinoamericano de Video de Rosario 2000. Tiene prevista para este viernes un atelier de "Música, sonido y puesta en escena", a cargo del músico argentino Oscar Sisto. El jueves 7, la actriz argentina protagonista del filme "Gerónima", Luisa Calcumil, hablará sobre su experiencia en la escena nacional e internacional, y para el viernes 8, habrá una conferencia a cargo de Néstor Ponce, en homenaje a Osvaldo Soriano. El festival cerrará ese día, con la premiación del público, al mejor filme proyectado. Para Nora Rofman, el nombre del festival, "La Sudestada", viene de esa crueldad de los ríos que nos traen los vientos del sur, en Argentina. "Ellos dan miedo por las destrucciones y sufrimientos que provocan. Se trata aquí de una metáfora, de la fuerza que viene del Sur, y que crea sus propios caminos. Estos nuevos caminos abiertos son también entre los espacios del cine argentino que nos permiten obtener irreemplazables elementos para analizar las condiciones sociales e históricas de los períodos en los cuales las películas fueron producidas".
Nora recordó que en 1983, la llegada de la Democracia provocó la supresión inmediata de la censura, y dio un cine que se inclinó sobre su propio pasado, para poder comprender mejor el presente.
"Pero hoy la Argentina no es la misma. El cine de los jóvenes que surge actualmente encarna otra tendencia, expresiva y formalmente diferente, oponiéndose al cine industrial del mundo globalizado y sin ilusiones. Esos jóvenes que frecuentaron las mismas escuelas de cine, han vivido un tiempo de potentes distribuidores tradicionales. Estas películas realizadas a bajo costo, tratan de buscar la realidad que ellos viven y que quieren testimoniar".
El cine argentino a lo largo de su trayectoria ha buscado formas y sujetos para representar una sociedad, con todas sus variedades, que es el fruto de la mezcla de culturas.
Supo integrar la acción de cineastas europeos en exilio, y de los propios cineastas y comediantes que, sumado a las transformaciones socio-económicas de su historia, encuentra la esperanza en las nuevas creaciones. Bien vale la aclaración entonces, que al hablar de « nuevas creaciones », se trata de obras, no de impuestos.
Oscar Sarahn
   
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