Domingo 24 de junio de 2001

 

El Papa pide y ofrece perdón a los ortodoxos

 

Comenzó una difícil gira por Ucrania para estrechar lazos.Se reunió con el presidente y dijo que Roma "no hace proselitismo". Defendió el diálogo entre las religiones y condenó las divisiones.

  Kiev (EFE) - En su primer día de estancia en Ucrania, el Papa dio garantías a los ortodoxos de que no vino a hacer proselitismo y tras tender una mano a los ortodoxos aseguró que después de años de tensiones que solamente han acarreado daños, ahora se abre el camino "hacia el perdón recíproco".
Juan Pablo II que no dudó en pedir perdón por los errores cometidos por los católicos contra los ortodoxos, aunque por primera vez también exigió un "mea culpa" a los otros, insistió en que es necesario superar barreras y suspicacias para construir un país armonioso y pacífico.
"Confío en ser recibido con amistad, incluso por aquellos que no perteneciendo a la Iglesia Católica tienen el corazón abierto al diálogo y a la cooperación", afirmó a su llegada a Kiev, en clara referencia a la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Moscú, la más importante de Ucrania (con entre 14 y 15 millones de fieles), que se opone a esta visita hasta el punto que su patriarca, Vladimir, abandonó el país durante estos días para no encontrarse con él.
El Obispo de Roma, que aunque con aspecto cansado se le veía contento, ya que ha cumplido uno de sus objetivos, dio garantías a los ortodoxos de que no ha venido para hacer proselitismo, que es una de las cuestiones que le echan en cara los ortodoxos a la Iglesia Católica, a la que acusan de intentar evangelizar en una zona que consideran bajo su influencia.
"Garantizo que no he venido para hacer proselitismo, sino para testimoniar a Cristo junto a todos los cristianos de esta tierra", dijo el Pontífice.
El proselitismo está condenado por el ordenamiento canónico de la Santa Sede. Durante el reciente viaje a la ortodoxa Grecia, donde pidió por primera vez perdón por los daños causados por los católicos a los ortodoxos a lo largo de los siglos, firmó una declaración conjunta en la que lo condenaba.
Juan Pablo II señaló ayer que el recuerdo del pasado no debe frenar el camino hacia un recíproco conocimiento que favorezca el camino hacia la anhelada unidad de todos los cristianos.
Por la tarde, cuando se reunió de nuevo con el presidente ucraniano, Leonid Kuchma, y con el mundo de la política, la cultura, la ciencia y la empresa, volvió a insistir que llegó como peregrino de paz y que ha llegado el momento de "abrir el camino hacia el perdón recíproco".
A la misma hora que tendía la mano hacia la reconciliación, un centenar de ortodoxos se manifestaron por el interior del "Lavra Kievo-Pecherskaya" -un complejo de monasterios, templos y edificios religiosos, que puede ser denominado "el Vaticano" de los ortodoxos ucranianos dependientes del Patriarcado de Moscú- condenando la visita.
"No a la visita del Papa", decían en las pancartas, mientras que en el interior de los templos centenares de fieles recitaron las antiguas plegarias a las que se echaban mano cuando estaba el enemigo en casa.
Durante su encuentro con Kuchma y con el mundo de la política y la cultura subrayó que Ucrania ha conocido "pruebas durísimas", entre las que destacó las dos guerras mundiales, las repetidas carestías de la vida y "eventos tristísimos" que dejaron millones de muertos como la opresión bajo el régimen nazi y después el comunista.
El último que resaltó fue "el evento apocalíptico" de la catástrofe de Chernobyl, "con sus dramáticas y despiadadas consecuencias ".
Condenó los regímenes autoritarios afirmando que minaron tres pilares básicos de la civilización, como son "el reconocimiento de la autoridad divina, el respeto por la dignidad de la persona y el servir a todos, comenzando con los más débiles".

Críticas desde Rusia

Moscú (EFE).- Juan Pablo II recibió ayer duros ataques de la Iglesia Rusa Ortodoxa por su visita a Ucrania.
Mientras el Papa a su llegada a Kiev abogó por el "diálogo" con la Iglesia Ortodoxa, su oponente, el Patriarca ruso Alejo II, advirtió que la visita papal amenaza con "cerrar definitivamente el camino" a la reconciliación.
Coincidiendo con la llegada del Pontífice a Ucrania, cuna de la cristianización del mundo eslavo y considerado por el Patriarcado de Moscú como su "territorio canónico", Alejo II viajó a Bielorrusia, otro país eslavo vecino y que depende de Rusia.
Desde la ciudad bielorrusa de Brest, fronteriza con la Polonia natal de Karol Wojtyla, Alejo criticó al Papa por haber "desoído" las peticiones de la "Iglesia Ortodoxa Ucraniana" que está subordinada al Patriarcado moscovita, para que cancelara su viaje, que en opinión del clero ruso apunta a "comprar almas". "No quisiera que esta visita cerrara definitivamente el camino hacia una mejora de las relaciones entre ortodoxos y católicos, pero esto puede suceder", indicó el jerarca ruso.

   
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