Derrame anula el acercamiento Repsol-Paynemil

Nuevo vertido de crudo en Loma de la Lata. Las partes disienten en cuanto al origen.

NEUQUEN (AN).- Un derrame de petróleo localizado el jueves en Loma de la Lata hizo trizas el principio de acercamiento que la semana pasada habían alcanzado la empresa Repsol y la comunidad mapuche Paynemil. Para la empresa se trató de un sabotaje ejecutado por manos anónimas que abrieron una válvula, mientras que para la comunidad fue otro accidente producido porque la petrolera "no cumple con las medidas de seguridad".
El hecho fue denunciado por Repsol en la comisaría Quinta de Centenario, y al mismo tiempo, mediante una carta documento, un operario detalló los indicios que sostienen la presunción del sabotaje. Los Paynemil, con el apoyo de la Confederación de Organizaciones Mapuches (COM), llevaron la protesta a la dirección de Hidrocarburos de la provincia y le solicitaron una inmediata inspección en el área, para que verifique el daño.
La empresa, por su parte, informó que la válvula fue abierta "intencionalmente" y que el personal constató que "el candado que cierra el cerco perimetral había desaparecido, lo cual confirma la apertura intencional de la válvula, que no puede accionarse sola".
Elba Méndez, la lonko de la comunidad mapuche, aseguró que no fue una válvula abierta intencionalmente sino un "desperfecto por la impericia de los técnicos de la empresa". La mujer aseguró que hace un año y medio se produjo un accidente similar.
El derrame, según la empresa, alcanzó a los cuatro metros cúbicos, fue absolutamente controlado y el terreno remediado. Para la comunidad el líquido volcado impregnó "unos 50 metros a la redonda y afectó el suelo y la vegetación".
El hecho tensó un poco más la tirante relación entre las partes. Así, por la tarde en el centro comunitario de los Paynemil, naufragó una reunión en la que se buscaba acercar posiciones. Oficialmente, Repsol informó que la reunión "se vio impedida (...) por la negativa de la comunidad a dejar constancia de las opiniones de las partes". Verónica Huilipán, dirigente de la COM, sostuvo que la reunión fracasó porque Repsol quería la presencia de una escribana y filmar el debate. "No nos opusimos a la escribana pero sí a la filmación, así que se levantaron y se fueron", dijo.
La cámaras fotográficas y de filmación son las armas elegidas de uno y otro lado para certificar -según los ojos que haya detrás de las mirillas- las cuestiones que dividen a Repsol de los mapuches. Y de uno y otro lado, apuntan y disparan en pos de sostener posiciones en un particular enfrentamiento que recrudece conforme pasa el tiempo. La empresa espera que, en algún momento, la justicia resuelva alguna de las muchas denuncias que tiene en contra de los Paynemil, a la que -como dato para graficar la rigidez de las posturas- denominan agrupación y no comunidad de acuerdo a una interpretación que irrita a los mapuches. Hay dos hechos puntuales que molestaron a la empresa: la amenaza con un facón a un empleado y el ataque con bombitas de petróleo contra la sede neuquina de la firma. Los Paynemil tienen listo un informe general, que será presentado la semana próxima sobre los efectos sanitarios que sufren como consecuencia de la contaminación.

Foto: El derrame que tensó de nuevo la cuerda de un conflicto que amenaza con transformarse en crónico.