Jueves 24 de mayo de 2001

 

Bush recibió al Dalai Lama, pese al enojo chino

 

El presidente de EE. UU. recibió ayer al líder espiritual del Tíbet en el exilio, en un gesto que China interpretó como un respaldo a las intenciones separatistas de algunos sectores de esa región bajo gobierno chino. Pese a que Bush aclaró que sólo lo recibió como "líder espiritual" y no político, fue significativo que la audiencia se realizara en el mismo aniversario de la "liberación" u "ocupación" de esa región por parte del ejército de Mao Tsé-tung.

  Washington (EFE).- Las relaciones entre Estados Unidos y China volvieron a endurecerse ayer al recibir el presidente George W. Bush en la Casa Blanca al Dalai Lama.
Bush dijo al Dalai Lama que "buscaría la forma de alentar un diálogo" con el gobierno de China y "expresó su esperanza en que el gobierno chino responda favorablemente", explicó un portavoz de la Casa Blanca.
La reunión se celebró al cumplirse ayer el quincuagésimo aniversario del acuerdo que puso fin a un conflicto armado de siete meses entre el Tíbet y China, y que estipuló el control de Pekín sobre el territorio, que había tenido autonomía desde el final de la última dinastía manchú en 1911.
La presencia del Dalai Lama en la Casa Blanca se manifiesta cuando todavía está en Nueva York el presidente de Taiwán Chen Shui-bian, una visita que, como ocurre siempre que Estados Unidos tiene un "gesto" hacia Taiwán, revolvió los ánimos de Pekín que considera la isla como "la provincia traidora".
El gobierno de China se ha quejado por las bienvenidas que dan en EEUU al jefe espiritual de los tibetanos, a quien Pekín considera un independentista peligroso, y al gobernante de Taiwán, que para las autoridades chinas no es más que una provincia contumaz.
En una primera respuesta China, el gobierno del Tíbet conmemoró ayer oficialmente el 50o. aniversario de su "liberación pacífica" ofreciendo los largos chales blancos del ritual budista al padre de la China comunista, Mao Tsé-tung
Banderas rojas con cinco estrellas ondearon sobre los techos dorados en el cielo azul de Lhasa, donde 5.000 personas se reunieron bajo el Potala, el antiguo palacio presidencial, para recordar el aniversario del "Acuerdo en 17 puntos" firmado el 23 de mayo de 1951. Este acuerdo signó la pertenencia del Tibet al recién nacido estado comunista, y sancionó el ingreso del Ejército Popular de Liberación, escribe la agencia Xinhua.
El Dalai Lama, en el exilio desde 1959, sostiene que el acuerdo fue distorsionado, mientras Pekín exhibe un telegrama en el que el líder espiritual agradecía a Mao y, prometiendo el apoyo de los tibetanos, daba la bienvenida a los soldados chinos "para consolidar las fronteras, rechazar las fuerzas imperialistas y proteger la integridad territorial de la madre patria".
La administración Bush, que hace menos de dos meses se vio embrollada en una disputa con Pekín después de la colisión en vuelo de un avión espía estadounidense con un caza chino, hizo ayer algunos gestos para apaciguar a China.
Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional explicó a que Bush recibió al Dalai Lama como un dirigente espiritual y no como un político, y que el encuentro fue en el área de residencia del presidente en lugar del Despacho Oval o las oficinas del ala oeste. Bush "también reiteró el compromiso firme de Estados Unidos en su apoyo a la preservación de la identidad religiosa, cultural y lingüística de Tibet, y la protección de los derechos humanos de todos los tibetanos", agregó la Casa Blanca.
Según las organizaciones de derechos humanos, cientos de miles de tibetanos han huido de su país, y cientos de miles han muerto o han sufrido represión de las autoridades chinas, al tiempo que Pekín ha desarrollado una política de asimilación que incluye el establecimiento de pobladores y el uso obligatorio del idioma chino.
El Dalai Lama, a quien los tibetanos consideran su dirigente espiritual, huyó del Tíbet en 1959 acompañado por más de 100.000 personas, y ha establecido su centro de operaciones en India.
En tanto, el presidente de Taiwán, quien ha hecho escala en Estados Unidos dentro de un viaje a América Latina, se reunió con legisladores, empresarios y académicos en una visita que también indignó a China. La administración Bush decidió el mes pasado vender a Taiwán equipos militares que incluyen destructores, submarinos, sistemas de radar, misiles y torpedos.
   
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