Miércoles 2 de mayo de 2001

 

Filipinas bajo "estado de rebelión" tras disturbios

 

La presidenta Gloria Arroyo decretó ayer el "estado de rebelión" que le permite tomar medidas especiales en materia de seguridad. La calma volvió ayer a Manila después que se lograra sofocar el intento de toma del palacio de gobierno por 20.000 seguidores del ex presidente Joseph Estrada, destituido por corrupción y a la espera de un juicio. Hubo cuatro muertos.

  Manila (dpa) - Cuatro muertos, la declaración del "estado de rebelión" y la detención de altos cargos públicos filipinos es el saldo de los violentos enfrentamientos la pasada noche en Manila, cuando más de 20.000 seguidores del encarcelado ex mandatario Joseph Estrada intentaron irrumpir en el palacio presidencial de Malacañang.
Fuentes gubernamentales aseguraron que los incidentes fueron un intento de derrocar al gobierno de la presidenta Gloria Macapagal Arroyo.
Al anunciar la declaración del estado de rebelión promulgado por la mandataria, el vocero presidencial, Rigoberto Tiglao, subrayó que esto no supone la cesión del control a los militares o a la policía, y que el gobierno no irá en contra de las libertades civiles.
Según expertos legales, el "estado de rebelión" da a la administración mayores poderes policiales para reprimir "actos para derrocar al gobierno legítimo". En la constitución filipina está previsto que cuando se declara una invasión o una rebelión, el presidente puede suspender el auto de habeas corpus mientras dure el estado de rebelión. Además, la policía puede detener a sospechosos de manera indefinida. Arroyo afirmó que la declaración del estado de rebelión no afectará a los ciudadanos normales, ya que únicamente pretende aplastar la rebelión.
Dos policías y dos manifestantes murieron y otras 130 personas resultaron heridas durante los enfrentamientos, que se produjeron cuando más de 20.000 seguidores de Estrada intentaron entrar en Malacañang, el peor disturbio político en el país en más de una década. Más de cien manifestantes fueron detenidos.
Además, la mandataria ordenó el arresto de numerosos aliados políticos, militares y policiales de Estrada bajo la acusación de haber incitado a los seguidores del ex presidente a irrumpir en su residencia.
Arroyo acusó a los aliados de su predecesor de ser los instigadores del ataque. "Está claro que su objetivo era derrocar el gobierno legítimo y, si tenían éxito, gobernar mediante una junta".
Horas después, el senador Juan Ponce Enrile fue arrestado en su casa, mientras el director de la policía, Victor Batac, y el superintendente Diosdado Valeroso se rendían. En la lista de detenidos también figuran el senador Gregorio Honasan, antiguo coronel que encabezó numerosos intentos de golpe de Estado durante la presidencia de Corazón Aquino, entre otros.
Entre tanto Estrada, quien en plenos disturbios fue trasladado a una casa de 80 metros cuadrados situada en la escuela de entrenamiento de la policía en Santa Rosa, al sur de Manila, culpó al gobierno del brote de violencia.
"La sangre de esas víctimas está ahora en las manos de aquellos en el poder", afirmó Estrada mediante un comunicado "Deberían responsabilizarse ante nuestro pueblo por este acto vergonzoso e irresponsable", dijo
Estrada y su hijo Jinggoy fueron encarcelados el 25 de abril y afrontan un juicio por presunto saqueo o robo de fondos públicos por hasta un millón de dólares, cargo que está castigado con la pena de muerte.

Un país quebrado en lo social

La presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, superó ayer una rebelión que intentó derribarla, sólo cien días después de que otra revuelta le entregara el poder, el pasado enero.
La mayor amenaza a su joven gobierno han sido los miles de filipinos, la mayoría de las clases menos favorecidas, que tras seis noches en vela marcharon hacia el palacio presidencial dispuestos a arrebatarle el poder a Macapagal Arroyo y entregárselo al anterior presidente, Joseph Estrada.
La jefa del Estado admitió que ha logrado "hazañas modestas" y que cien días es poco tiempo para evaluar a su Administración. El punto flaco de Macapagal Arroyo reside en la economía, pues no ha conseguido recobrar la confianza de los inversores y estabilizar la divisa local, el peso, frente al dólar.
Pese a ello, la hija del ex presidente filipino Diosdado Macapagal logró restablecer el orden en un país resquebrajado socialmente, como han demostrado las masivas manifestaciones de los últimos días en apoyo al ex presidente encarcelado. (EFE)
   
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