Jueves 31 de mayo de 2001
 

Soldaron las puertas de las casas por los robos

 

Fernández Oro supo ser una de las localidades más tranquilas del Alto Valle. Sin embargo, esos tiempos parecen lejanos. Al menos diez familias soldaron las puertas de sus casas. Se cometen entre siete y diez robos por día, y hay sólo tres policías por turno. Los vecinos se quejan de que los delincuentes son "conocidos por todos", pero el malestar aumenta porque nadie hace nada. Hasta el intendente fue asaltado dos veces en un mismo día.

  FERNANDEZ ORO (AC).- Los vecinos de Fernández Oro sufren una inusitada ola de robos. Y algunos optaron por un recurso inédito y que puede hablar a las claras de la impotencia, la inseguridad y el temor de los vecinos: varios optaron por soldar las puertas de las casas, y así tener un lugar menos por donde puedan ingresar los ladrones. Todo esto a costa de la incomodidad que ello significa para cualquier familia, aunque en la balanza queda claro que los vecinos prefieren esto a que los delincuentes los despojen de sus pertenencias.
Y tan grave es la situación, que decidirse a sellar una abertura no fue adoptada por sólo un vecino, sino que al menos serían diez familias la que están en esa situación.
Estos hechos no son ninguna novedad para las autoridades municipales, ya que del accionar delictivo no se salvó ni el intendente Jorge González, quien tal vez posea un récord que nadie quisiera igualar: fue asaltado dos veces en un mismo día. La semana pasada, el jefe comunal fue asaltado en su auto y en su chacra.
Pero la gota que colmó el vaso fue el robo perpetrado el martes a las 8.30 por sujetos que fueron individualizados por un testigo, en la vivienda del matrimonio integrado por Jorge Alaye y Patricia Velazco, ubicado en la esquina de Catriel y Neuquén.
Por la puerta principal -ahora soldada al marco- los ladrones entraron y caminando hicieron varios viajes hacia domicilios también individualizados, llevándose todo lo que pudieron.
Entre el botín figuraba un equipo de audio, una videograbadora, una máquina de coser, una bicicleta, elementos de cocina, ropa, dinero en efectivo y demás. Habían desarmado la computadora para un tercer viaje pero no pudieron completar el robo porque un vecino los vio y avisó a la Policía.
Uno de los autores -su nombre se halla en poder de la policía pero no estaba detenido hasta anoche- orinó sobre la computadora, algo habitual en el sujeto, según se confió en fuentes extraoficiales.
Anoche en la municipalidad se llevaba a cabo una reunión de vecinos que exigían medidas concretas urgentes para que se le ponga límite a esta angustiante situación. Muchos vecinos se habían reunido el martes por la noche y varios dieron cuenta de haber sido robado al menos cuatro veces. "Yo no estoy dispuesto a callarme. Voy a hacer algo, y quiero contar con el apoyo de la gente, para que esto se detenga", dijo Alaye.
El intendente González sostuvo que hace más de un mes le pidió al jefe de la Policía, Rogelio Lardapide, que disponga la convergencia hacia Fernández Oro del grupo Bora, y que se le de más efectivos a la comisaría.
Las opiniones entre los vecinos son coincidentes: dos bandas son las que actúan y sus integrantes son conocidos. Sin embargo, no se explican por qué no los detienen. Uno de los ladrones sindicados por los vecinos tiene más de 20 causas, y se halla en libertad.
El matrimonio Alaye también objetó el hecho de que las órdenes de allanamientos -pese a los datos puntuales obrantes en la denuncia- hayan tardado más de 12 horas en llegar desde el juzgado interviniente, en Roca. Y llegaron porque para retirarlas el intendente puso plata de su propio bolsillo porque la policía carecía de combustible para sus vehículos.
Mientras se espera una respuesta, la inseguridad en los vecinos crece con el correr de las horas, y a pesar de que nadie quiere perder lo que consiguió con sacrificio, también son concientes del peligro de enfrentarse a los delincuentes.

Sólo tres policías para nueve mil habitantes

FERNANDEZ ORO (AC).- La unidad policial de Fernández Oro cuenta con unos 20 efectivos. Computando los turnos, guardias y tareas administrativas, solamente quedan tres para el patrullaje de una localidad de casi 9.000 habitantes.
Por día, se estarían cometiendo entre siete y diez robos, aunque muchos ni siquiera son denunciados porque la gente piensa que "no sirve para nada".
Al intendente le prometieron tres efectivos de refuerzo, y un vehículo, pero esto se considera exiguo de cara a la magnitud que presenta el problema.
Sobre el robo a los Alaye, pese a que el martes se habrían consignado tres casas en la denuncia, llegó la orden para los allanamientos en dos de ellas. Y ayer al mediodía llegó para la tercera. Tras las diligencias se pudo rescatar una porción mínima de las pertenencias robadas.
"Esto no puede seguir así. La inseguridad es terminal", se dijo en la reunión vecinal del martes.
Y anoche la indignación de los pobladores se canalizaba en el encuentro en el municipio, donde reclamaban una respuesta concreta a los responsables.
Se manejaban también posibilidades de acción directas, como hacer un cerco de manos entrelazadas en las zonas donde viven los malvivientes.
"La gente tiene miedo. Y no es para menos. Te roban y después los mismos ladrones pasan frente a tu casa en actitud desafiante. ¿Quién puede vivir así?, preguntó una mujer que vive cerca de los Alaye.
El teatro de operaciones tiene otra constante: rejas por todos lados y amenazantes perros, como forma de custodia cuando las casas quedan vacías.

Foto: Más de diez familias resignaron la comodidad de entrar y salir de su casa para evitar el ingreso de los delincuentes.

   
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