Sábado 19 de mayo de 2001

 

Dos testigos complicaron la situación de Minervini

 

Una mujer confirmó que el sargento le pidió que mintiera ante el juez

  CIPOLLETTI (AC).- Dos testigos que declararon ayer complicaron la situación de Luis Minervini. Una mujer aseguró que el sargento le pidió que mintiera con respecto al llamado anónimo, y un ex camarada afirmó que "si hubiera sabido qué se estaba tramando, no hubiera ido". Este policía acompañó al imputado cuando se presentó con la testigo falsa ante el juez.
Minervini está acusado de encubrimiento en una de las causas conexas al triple crimen.
Ayer declaró Ruth Fuentes, la mujer a la que el imputado sobornó. Contó que el domingo 21 de diciembre de 1997 Minervini se presentó en su casa y le pidió que lo acompañara a Roca. "Tenía que decir que yo había hecho la llamada telefónica diciendo que buscaran a Hilario Sepúlveda y Huenchumir en el paraje El Treinta. Me pidió que dijera que había hecho el llamado entre las 10 y 10.20", afirmó la testigo.
Fuentes recordó que esa tarde, cuando iban camino a Tribunales, se detuvieron en Allen y el policía Rubén González que los acompañaba bajó a comprar una gaseosa. En ese momento, Minervini le pidió que dijera ante el juez que el policía Miguel Railén había ido temprano a su casa la mañana del llamado. Y que le había entregado tres cheques en blanco como forma de pago por comunicarse con la subcomisaría 69.
Cuando González subió nuevamente al vehículo, "Minervini no habló más". Pero unas cuadras antes de Tribunales, el sargento le solicitó a González que se bajara porque "tenía que hablar con ella". Ahí le amplió algunos datos más con respecto a la declaración que debía realizar.
La mujer reconoció que comenzó a mentir ante el juez de Instrucción porque Minervini le había prometido hacerle gestiones para "levantarle" una causa por hurto en la cual ella estaba imputada. Pero mientras estaba declarando se arrepintió y dijo la verdad. "Yo no quería tener problemas", aseguró.
Sin embargo, a lo largo de su declaración la mujer no dio respuestas claras de por qué tenía en su poder tres cheques en blanco que no le pertenecían. Afirmó que "unos seis meses antes" de que apareciera Minervini en su casa, el policía Conde, que trabajaba en la 69, se los llevó. "Me dijo: mirá Ruth, acá hay unos cheques, llevalos. Cambialos o vendelos".
Fuentes no pudo fundamentar por qué recibió esos cheques, que luego le entregó a Minervini porque el sargento le dijo que podía conseguirle "50 pesos".
La testigo ratificó lo fundamental de su acusación pero cambió parte de su testimonio con respecto a sus contactos con la policía. Durante la instrucción había dicho que ella era "informante", pero ayer lo negó.
Posteriormente declaró el policía Rubén González, quien confirmó las alternativas del viaje.
González dijo no haber escuchado la propuesta que su compañero le hizo a la testigo. "Si yo hubiese sabido qué se estaba tramando no hubiera ido", reconoció el sargento ayer.
Para esta causa, quedan dos testigos: Felipe Budén, ex concejal que ofició de nexo entre el sargento y el juez; y el comisario Hugo Morales, quien según Minervini le permitió trabajar en la investigación del triple crimen. Morales lo desmiente en un escrito y por eso lo citaron.

Una menor dejó muchas incógnitas

CIPOLLETTI (AC).- A puertas cerradas, sin público, el Tribunal le tomó ayer declaración a una menor que durante la instrucción dio una versión de los hechos contada de dos maneras. La primera vez se colocó como partícipe de una reunión en la que habrían asesinado a las jóvenes, y la segunda como una simple "oyente" de un comentario que le hizo una mujer.
Ana Cecilia, de 15 años, se mostró muy reticente. Y hasta lloró. El presidente del Tribunal, César López Meyer, adoptó un tono paternal para hacerle entender la importancia de su testimonio, no como una obligación sino como una "ayuda" para saber qué sucedió con las hermanas González y Verónica Villar.
Pero fue muy poco lo que aportó. Sólo ratificó que a ella "le comentaron" lo que dijo.
La versión que dio, da cuenta de que a María Emilia, Paula y Verónica las habrían interceptado y llevado a un lugar donde se realizaba una reunión con gente vinculada a la prostitución. Dio algunos nombres, como "Guillermo" y "Eduardo", entre otros, pero sin brindar apellidos.
Cuando ocurrieron los crímenes Ana Cecilia tenía 12 años. Y ejercería la prostitución, según trascendió.
El tuteo y el tono atípico que utilizó López Meyer para conducir el interrogatorio y que dijera lo que sabía, no sirvió de mucho. Prácticamente tuvieron que sacarle con preguntas y contrapreguntas lo poco que ratificó ayer; todo relacionado con supuestos "comentarios".
La adolescente, por ser menor de 16 años, no puede ser juzgada por falso testimonio en caso de que falsee la verdad. Por eso es que tampoco pudieron obligarla a declarar.
Ahora el Tribunal evalúa si cita a declarar a una mujer llamada Mercedes, quien según la menor fue la que le comentó la versión.
Se trataría de una prostituta que habría introducido a Ana Cecilia en el ejercicio de esa actividad desde muy temprana edad.

Foto: Ruth Fuentes es la testigo que dice que fue sobornada por Minervini.

   
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