Jueves 17 de mayo de 2001

 

Un peón rural recibió un escopetazo en la cabeza

 

Perdió masa encefálica y se encuentra en gravísimo estado.

  ROCA (AR).- A tres días de que un peón rural fuera asesinado en una chacra de Roca, otro trabajador fue acribillado en la noche del martes y la policía cree que están ante la presencia de un psicópata.
El mismo horario, igual calibre de los proyectiles, pocos metros de distancia entre los escenarios y un modus operandi casi calcado unen al asesinato de Héctor Marilao con el brutal ataque que anoche mantenía en estado gravísimo a Javier Coria. Al cierre de esta edición, el amplio operativo que la policía desplegó por toda la zona rural roquense era infructuoso. Los investigadores dijeron estar seguros de que el responsable de ambos hechos vive en las chacras, pero no podían dar con su paradero.
Más allá de la gravedad del hecho, nadie sospechaba que el homicidio de Marilao, el sábado luego de las 21 en la chacra 213 de Paso Córdoba, se transformaría en el inicio de una preocupante situación.
El escopetazo en la cabeza de Javier Coria y las heridas que recibió su primo Alejandro Coria el martes, también alrededor de las 21, planteó más de un interrogante para los encargados de la seguridad en las chacras y barrios al sur de la ruta 22. Entre las respuestas, la más contundente afirmaba que ambos episodios fueron cometidos por la misma persona, que no es un delincuente común y entre sus objetivos a la hora de llegar a las chacras, asesinar a sus víctimas primaba sobre la idea de robar.
Coria, de 30 años, cuidaba al momento del hecho la chacra 195, propiedad de un productor de apellido Turcovich. Según informaron fuentes policiales, alguien golpeó la puerta de la vivienda ubicada a escasos 30 metros de la tranquera. Cuando al cuidador salió, se topó con el caño de una escopeta calibre 16.
En pocos segundos, el delincuente logró reducir a Coria y su primo y los hizo arrodillar cerca de la puerta de la casa. Sin el menor signo de piedad, disparó directo a la cabeza del joven.
La distancia entre el arma y las víctimas era escasa y algunos perdigonazos llegaron a un brazo de Alejandro Coria, quien además recibió un "culatazo" por parte del agresor.
Mientras estuvo dentro de la casa, el malviviente tomó ropa de su principal víctima, un teléfono celular y después de guardar esos elementos en una mochila, escapó en una moto Zanella 150 centímetros cúbicos, tipo chopera, por el camino rural hacia la zona de la ruta 22.
Sin embargo, su aparente impericia para conducir este tipo de rodados hizo que a los dos kilómetros perdiera el control y terminara cayendo. Allí decidió continuar su fuga a pie, dejando también la mochila.
Todo lo robado fue encontrado por la policía durante las primeras horas de ayer, cuando comenzó el operativo con efectivos de las comisarías Tercera, 67, el BORA y Criminalística. Con la llegada del sol, se sumó a los rastrillajes la Brigada Rural. El juez Emilio Stadler también se presentó en la chacra, constatando lo sucedido. El aviso a la policía lo dio el propio Alejandro Coria, quien llegó hasta el destacamento de Paso Córdoba para avisar que su primo estaba malherido en la chacra.
El joven que fue alcanzado por algunos perdigones de la escopeta declaró ante la policía ayer a la mañana, pero su nerviosismo sólo permitió establecer que el atacante es una persona joven.
La seguridad de que el delincuente vive en las chacras hizo intensificar los rastrillajes en la tarde sobre la zona rural, aunque el estado de alerta alcanzó a toda la ciudad. Mientras tanto, los familiares de Javier Coria esperaban desesperados su recuperación en un sanatorio céntrico, donde el joven que está a punto de ser padre por primera vez permanece en estado delicado.

Lugares cercanos y muchas coincidencias

ROCA (AR).- Una docena de familiares aguardaba ayer a la tarde en un sanatorio céntrico el parte médico sobre el estado de salud de Javier Coria. Una fuente de la unidad de terapia intensiva informó que permanecía en estado muy delicado luego del escopetazo que recibió en su cabeza.
La herida que sufrió fue gravísima, ya que perdió masa encefálica y se vieron afectados muchas partes vitales.
El disparo contra Coria en la noche del martes salió de una escopeta y sus proyectiles eran calibre 16. Iguales características tenía el arma que el sábado pasado dejó sin padre a los nueve hijos de Héctor Marilao, el peón asesinado en la chacra 213.
Marilao tenía 45 años y vivía en Chacra Monte. Trabajaba para el productor Raúl Rodríguez y su misión el fin de semana era cuidar la casa de la chacra en Paso Córdoba. Aparentemente, el trabajador escuchó ruidos en la parte exterior de la vivienda y salió para verificar lo que ocurría.
A diez metros de distancia, alguien disparó con una escopeta hacia el lugar donde se encontraba parado el peón, que cayó desplomado. Apenas pudo reincorporarse para caminar unos veinte metros, pero volvió a caer y nunca más reaccionó.
El martes, cuando la policía aún reunía los primeros datos sobre la muerte de Marilao, acribillaron a Coria. El escenario cambió para los investigadores. Las coincidencias son muchas y el tiempo apremia para calmar la ansiedad de los vecinos de la zona rural, que se sienten inseguros y necesitan ver al culpable de los ataques tras las rejas.
Anoche, los peritos trataban de establecer si ambos hechos se habían producido con la misma arma de fuego.

Foto: Efectivos policiales trataban de encontrar algún elemento en la chacra 213 que permita esclarecer el fusilamiento de Coria.

   
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