Murió Juan Verdaguer, el señor del humor
El actor cómico Juan Verdaguer, cultor de un fino humor y considerado como el mejor autor de chistes "de salón", murió víctima de un ataque cardíaco. El humorista se caracterizó por la seriedad con que contaba los cuentos.
"El Señor del Humor", como se lo conocía en el ambiente, había sufrido en los últimos tiempos serias complicaciones de salud y "no quería levantarse de la cama", de acuerdo con lo manifestado por un familiar.
Fue una figura relevante de la televisión durante la década del '70 en la que su humor sutil brilló con singular intensidad, varias generaciones de argentinos recuerdan los chistes en los que su suegra era protagonista excluyente.
En su larga trayectoria como artista (debutó en 1932), de circo, primero, y como comediante después, actuó, además de en la Argentina, en Estados Unidos, México y España.
Al mando total de su propuesta humorística, debutó en octubre de 1961 en el entonces flamante Canal 13 y antes de ese demorado desembarco masivo en la Argentina, tuvo un extenso bautismo de fuego en el circo familiar donde aprendió malabares, acrobacia y equilibrio.
Verdaguer en una oportunidad comentó que entre el '45 y el '51 trabajó como artista de variedades, hasta que el dueño de un night-club le dijo que tenía "una cara para hablar" y una noche en que se le rompió una de las cuerdas del violín, empezó a narrar sucesos desde las alturas de su escalera y allí nació el comediante.
Ya hablando en castellano comenzó a triunfar en México y, en medio de su estadía azteca, recibió el increíble llamado del director Mario Soffici para ser el protagonista masculino del drama cinematográfico 'Rosaura a las 10' (1958), la versión cinematográfica de la novela de Marco Denevi, en la que encarnó a Camilo, un personaje que lo apartó de su comicidad habitual y reveló sus amplias condiciones interpretativas.
Poco tiempo después del éxito y las grandes críticas que tuvo "Rosaura a las 10" lo convocaron para componer otro personaje dramático en la película "La herencia" y pensó que ahí se abrían nuevas posibilidades para su carrera, pero no lo llamaron nunca más.
Admirador del legendario Pepe Arias, lo consideraba "el mejor humorista" del país y subrayaba la particularidad de que, "siendo un hombre culto, hizo un humor bien porteño con el hombre común".
En sus rutinas escénicas con las que se ganaba la vida por el mundo cuando la actividad escaseaba en Buenos Aires, Verdaguer solía ser presentado por una vedette a quien siempre le comentaba que "tantos elogios hacia su persona le hicieron pensar que ya estaba muerto".
"Pero si usted va a vivir hasta los 80 años", le decía entonces la escultural muchacha de turno, a lo que él le respondía que ya tenía esa edad. "¿Vio? ¡Se lo dije!", concluía la vedette, bajo guión del humorista.
El último espectáculo lo brindó al comienzo de este año junto a sus entrañables amigos Mario Clavell y Carlos Garaycochea con la obra "Masters" desde el que se reía de las trampas que le jugaba su memoria en el Auditorio del Bauen, juntando el humor y el romanticismo, con el mejor de los objetivos que puede alcanzar el teatro: entretener al público.
Antes de ese show, el cómico fallecido había compartido, en 1999, una fallida temporada de teatro en revistas en el Astros con Reina Reech, que concluyó cuando, ante la falta de público, el empresario de la sala dio por finalizada las representaciones, tras lo cual Verdaguer emprendió una gira que lo llevó por Chile, Colombia y Miami.
Por expreso pedido de sus familiares, sus restos no serán velados y serán inhumados hoy a las 15 en el Panteón de los Actores del Cementerio porteño de la Chacarita. (Télam/Infosic).
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