Lunes 14 de mayo de 2001

 

Los hermanos Cohen deslumbraron en Cannes

 

El filme "The man who wasn"t there" se perfila como uno de los preferidos para la Palma de Oro. Una historia propia del policial negro, con una técnica narrativa y cinematográfica pulida.

  CANNES (ANSA) - Los hermanos Joel y Ethan Cohen vuelven a alcanzar la calidad de su mejor obra, "Fargo" premiada en Cannes en 1995, con su décimo largometraje, "The Man Who Wasn"t There", que se perfila como uno de los principales contendientes a la Palma de oro. Pero todo fue bueno en la quinta jornada, desde "Je rentre a la maison" (Vuelvo a casa) del glorioso nonagenario portugués Manoel de Oliveira, pureza y simplicidad narrativa a la enésima potencia, a "No Man"s Land" del debutante bosnio Danis Tanovic, un fuerte y emocionado alegato contra la locura de la guerra civil.
Los Cohen no sólo vuelven a su mejor inspiración argumental con su última película, tamnbién recuperan el mágico blanco y negro de la primera, "Blood Simple", con un plus de elegancia y suntuosidad aportada por el iluminador Roger Deakins, en su sexta colaboración con los hermanos. La trama habla de un hombre sin cualidades, "que no existe" como dice el título, que por una serie de circunstancias comete el crimen perfecto y termina pagando por uno que no cometió.
Pero revelar el argumento es desarmar la inteligente caja de sorpresas que han creado los hermanos de Minneapolis y que una vez más han colocado en la picota la estupidez humana, causante de todos los males. Un reparto de maravillas (Billy Bob Thornton, Frances McDormand y James Gandolfini, sobre todo, pero el elogio podría extenderse hasta el último) encarna al mundo "moderno" (estamos en 1949) que no logra concretar sus sueños no sólo por falta de inteligencia sino también por una ambición mal controlada. Cantores de la burguesía de provincia, nido de víboras y víctima de su propio veneno, los Cohen realizan con esta su obra más perfecta desde los tiempos de "Fargo".
También el viejo de Oliveira, 92 años el pasado 11 de diciembre, destila a la perfección ese licor del que solo él posee la receta.
Con "Vuelvo a casa" cuenta la historia de un viejo actor que pierde esposa, hija y yerno en un accidente, se gana el afecto de su nieto y sufre el peor achaque profesional: la pérdida de la memoria. La trama es de un minimalismo absoluto pero hay que ver lo que hace el cineasta portugués con algunas escenas como aquella en la que la cámara concentra su atención en los flamantes zapatos del actor o el gag inesperado en tres tiempos sobre dos parroquianos de un café.
De Oliveira ofrece en bandeja un rol suntuoso a Michel Piccoli dejándole interpretaapariciones. "Chapeau" para el veterano cineasta.
Sin más experiencia que la de documentalista de la guerra, el bosnio Danis Tanovic, de 32 años, se asoma prepotentemente al festival más importante del mundo con este "No Man"s Land" que pinta las locuras de la guerra civil en su país. En el medio de las trincheras bosnio y serbia dos soldados de ambos bandos descubren la estupidez del conflicto y no pueden hacer nada para impedirlo.
Más aún, ayudados por la intervención externa de la ONU y de un grupo de periodistas, más idiota e inútil aún que la misma guerra, los dos asumirán el odio que los divide y se matarán mutuamente.
Con un guión propio, modelo de perfección narrativa, Tanovic enumera las mil y una estupideces que alimentan una guerra fraticida, como la mutua acusación de haber empezado el conflicto, y las pocas razones que podrían anularla, como el de una novia común.
Y cuando las cámaras se van, dejando al hombre atrapado a una mina que explotará a su menor movimiento, es como si el mundo se fuera a dormir olvidando una locura que ocurre a pocos metros de sus casas.
(ANSA)

De Oliveira se luce con su alegato a la ética

CANNES (Dpa y Télam) - El cine portugués fue el protagonista ayer en el festival de Cannes. El nonagenario Manoel de Oliveira, va camino de los 93, ha presentado a concurso en la Sección Oficial su último trabajo, "Vou para casa", con Michel Piccoli, mientras que en la sección Una cierta mirada se proyectaba "Ganhar la vie", de Joao Canijo.
Viéndole, parece increíble que de Oliveira haya pasado de los noventa. Tan es así que, una de dos, o no ha nacido en 1908, como indican todas las biografías, o ha hecho un pacto con algún diablejo de los que pueblan el mundo del cine para que tenga, no nos atrevemos a decir una eterna juventud, pero sí una lucidez envidiable.
Hay quien afirma incluso que le ha visto bailar por la noche con una agilidad propia de Fred Astaire en sus mejores tiempos. Sería demasiado. Pero lo cierto es que Manoel de Oliveira va camino de la leyenda. El se quita importancia diciendo que si tiene algo de talento proviene de la humildad.
Su cine es de los que no dejan indiferente a nadie. Para unos, la mayoría de los críticos aquí en Cannes, es uno de los grandes maestros de la cinematografía europea que ha regalado títulos como "A carta", "Inquietude" o "O convento". Para otros, es un director plomizo, de cine denso, intelectual.
Según Oliveira, que ofreció una rueda de prensa tras la proyección, su filme es una "no historia de apariencia liviana como su título que se desarrolla en un París que se apresta a celebrar el fin del año 2000. Un París -siguió- que es reflejo y centro de toda nuestra civilización occidental, civilización donde lo superfluo se convierte en esencial, como si se tratara de un juego de niños inocentes e imprudentes, y cuyas consecuencias pueden manifestarse en una eclosión socio-ecológica patética".
"La cinta es un alegato a favor de la ética. "La ética -aseguró Oliveira- jamás ha sido negativa. De ella provienen las ideas de no matar, de no robar, de no explotar o no discriminar a los otros". A juicio de varios críticos, ésta es una de las mejores películas de Oliveira.

Alonso, el único latinoamericano

CANNES (ANSA) - El director argentino Lisandro Alonso es el único latinoamericano presente en las secciones oficiales del 54o. festival de Cannes. Su primer filme, "La libertad", abrió la reseña paralela oficial "Una cierta mirada" que aunque no aspira a los premios mayores al estar fuera de concurso, igual puede recibir el premio para la sección y también la "Cámara de oro", reservada a la mejor opera prima de todo el festival.
Alonso, 26 años el próximo 2 de junio, fue entrevistado por "Le film francais", suplemento diario para Cannes de la biblia francesa del espectáculo que le preguntó si no le pareció arriesgado rodar un filme sobre un hombre solo en el bosque. "Cuando empecé a trabajar no me dí cuenta del riesgo y recién lo hice cuando lo terminé" confiesa el joven realizador que hasta ahora había realizado sólo el corto "Dos en la vereda" (1995) y había sido ayudante de dirección en largometrajes.
"Conocí al protagonista de "La libertad" cuando trabajaba cerca de una estancia que mi padre posee en La Pampa -agrega-. Lo observé durante cierto tiempo y luego decidí hacer una película sobre su vida de todos los días". El próximo proyecto de Alonso tiene como tema un hombre que sale de la cárcel después de 20 años y trata de reencontrarse con su familia.

   
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