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Domingo 29 de abril de 2001 | |
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Comienzo exitoso del Encuentro Internacional de Narradores Orales |
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Revelan algunos secretos en la Feria del Libro de los que cautivan al público con el arte de contar cuentos |
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En el marco de la Feria del Libro, comenzó el 6to Encuentro Internacional de Narradores Orales con la coordinación de Ana Padovani, quien reveló algunos de los secretos que ponen en juego los que suben a escena sin más elementos que la voz y el cuerpo para cautivar al público con una actividad ancestral: contar cuentos.
"La gente se detiene a escuchar y lo necesita porque vive en un mundo apurado y está tan influida por los medios audiovisuales que la propuesta de escuchar un cuento le devuelve cierta calidez humana", afirmó Padovani. "Las historias que se cuentan dependen del "cuentero" que esté en escena. Algunos eligen autores clásicos como Edgar Allan Poe o contemporáneos como Roberto Fontanarrosa. Otros prefieren narrar obras de su autoría o incursionar en leyendas tradicionales", explicó la coordinadora de este encuentro, que cada año acrecienta su público, dividido según el espectáculo en adultos o chicos. "La elección es tan personal como el despliegue en el escenario: el artista seduce a la audiencia con cualidades que lo hacen único", deslizó Padovani. "Cada uno tiene su propia fuerza para movilizar al público. Algunos resaltan por el brillo de los ojos, otros por el movimiento de las manos, otros por el impacto de la mirada. No se trata de trucos predeterminados sino de una personalidad que se define contando historias", explicó Carolina Rueda Nieto, narradora, recién llegada de Colombia. El auditorio escucha diferentes estilos e historias en su mayoría teñidas de humor, la atención de todos se dirige al centro de la escena, que lejos de encandilar con costosos decorados, tiene sólo una silla, un micrófono y un reflector que ilumina al narrador o a la narradora de turno. "El exceso de tecnología encierra al ser humano en la soledad. Lo que el público necesita es tener un contacto con un otro que lo toque, lo modifique y lo transforme a través de la palabra", afirmó Rueda Nieto. "Hay una necesidad humana de escuchar que no se conforma ni con la radio, ni chateando en la computadora, ni jugando con un video. El contar cuentos es algo que la gente ha perdido un poco, y redescubre cuando comienza cada narración", completó Moisés Mendelewicz, narrador costarricense. Si bien los adultos están más acostumbrados a leer cuentos que a escucharlos y la propuesta puede parecerles algo infantil, todos los narradores acuerdan en que los prejuicios duran poco y una vez que entran en el juego se vuelven "cautivos de las historias". En ese sentido los niños son privilegiados y a la vez más exigentes: no tienen reparos en escuchar a otros ni manifestar su enojo si el cuento los aburre o los inquieta. El Encuentro comenzó con un homenaje al antropólogo Miguel Angel Palermo, por su trayectoria y su reciente recopilación de cuentos aborígenes. A continuación Mempo Giardinelli, escritor y narrador chaqueño, leyó unos escritos propios a modo de apertura. "No necesariamente es más texto lo que nuestro país necesita sino más lectura. El embrutecimiento que promueve la globalización se combate con más y mejores lectores. Los pueblos que más y mejor leen están mejor preparados para sobrevivir", dijo Giardinelli y los presentes aplaudieron de pie. (Télam) |
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