Sábado 28 de abril de 2001

 

Apenas un rasgo de Jacqueline

 

Se exponen en Nueva York vestidos y accesorios de la viuda de Kennedy.

  Nikita Khruschev estaba confundido. Una y otra vez miraba las perlas sobre el vestido de Jacqueline Kennedy.
La esposa del presidente estadounidense se viste como "una zarina rusa", habría dicho tras la reunión cumbre con John F. Kennedy a principios de los 60, a sus camaradas del partido comunista.
El vestido rosa claro que en aquel entonces irritó al jefe del Kremlin es una de las piezas más valiosas de una exposición que tendrá lugar en el Museo Metropolitan de Nueva York sobre la primera dama estadounidense más glamorosa de todos los tiempos, cuarenta años después de que su marido asumiera como trigésimo quinto presidente de Estados Unidos.
La lista de huéspedes en la inauguración no oficial de la exposición contó esta semana con numerosas estrellas del mundo del cine, la música y la pasarela. Actrices como Gwyneth Paltrow y Sigourney Weaver, cantantes como Faith Hill y Carly Simon, modelos como Claudia Schiffer y Gisele Bundchen y diseñadores como Giorgio Armani y Oleg Cassini habían desembolsado ya hace meses los 3.500 dólares que les permitieron estar presentes en la cena de gala.
Con tanto famoso, la hija de Jacqueline, Caroline, dio la impresión de estar un poco intimidada cuando llamó a descubrir en la muestra, que abarca ochenta vestidos y decenas de accesorios de su madre, algo más que "un ícono estilístico de América".
"Los vestidos, los sombreros, las joyas, todo eso debería ser para los visitantes sólo el punto de partida. Mi madre creía en mi padre, en su visión de América y en el arte de la política", dijo.
Y fue en ese sentido que el británico Hamish Bowles, reportero estrella de la edición estadounidense de la revista "Vogue", estructuró la retrospectiva: "Jacqueline Kennedy: The White House Years". Moda y diseño fueron vinculados por Bowles con la política estadounidense e internacional en los tiempos de la Guerra Fría.
Así, muestra a una mujer inteligente, que con un claro sentido del estilo aportó a la era Kennedy esa elegancia y soltura que muchos estadounidenses todavía anhelan.
Las malas lenguas, que señalaban en su momento que Jacqueline estaba cediendo a la tentación del lujo para compensar las escapadas extramatrimoniales de John F., no tienen lugar en la exposición.
La muestra abarca desde vestidos más bien autóctonos con los que Jacqueline acompañaba al joven Kennedy en la campaña electoral hasta los elegantes vestidos que usaba en eventos oficiales. (DPA)
   
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