Miércoles 25 de abril de 2001

 

La catástrofe que no cesa

 

A noventa años de su hundimiento, el "Titanic" sigue generando pasiones.

  Noventa años después de que se convirtiera en una tumba en el fondo del mar, el "insumergible" Titanic todavía cautiva la imaginación de los coleccionistas en todo el mundo.
De Japón a Canadá, tratan de obtener todo, desde postales hasta servilletas de papel, y la exitosa película "Titanic" ha originado una nueva generación de coleccionistas. Aquella noche de 1912 aún llega a lo más profundo de las fibras del corazón, lo mismo que a los bolsillos, según el martillero Patrick Bogue, quien pondrá a la venta el mes próximo artículos valuados en 40.000 libras esterlinas (57.000 dólares) de "Ocean Liner Ephemera and Collectables".
El mercado estaba hundiéndose rápidamente hasta que la película sobre el desastre surgió en 1998. La casa de subastas Onslow, de Bogue, había cesado su venta anual, pero la epopeya galardonada con el Oscar cambió todo eso. "El mercado parecía estar moribundo. Ciertamente, fue ayudado por la película y ahora se ha fortalecido. Todo el mundo conoce la historia del Titanic. El filme originó coleccionistas más jóvenes", dijo Bogue en una entrevista.
Bogue, reflexionado sobre el témpano de hielo que hundió al poderoso barco en 1912 y causó la muerte de 1.500 personas, dijo que el desastre "reflejaba la arrogancia de los magnates y los ingenieros que creían que eran más poderosos que la naturaleza".
El martillero realizará su venta en la casa de subastas de Londres el 17 de mayo. En el remate se ofrecerá un telegrama enviado por el conde y la condesa de Rothes para decir que habían sido rescatados. También será subastado el informe de los investigadores sobre el desastre.
"El interés es mundial: coleccionistas de Japón, Estados Unidos, Alemania y Canadá. Es un mercado internacional y los estadounidenses están particularmente interesados", dijo Bogue.
La venta nunca pierde su magia para Bogue, quien dijo que el objeto más dramático que él ha subastado en su vida fue el reloj de bolsillo del camarero del barco Edmund Stone. "El pereció cuando el barco se hundió. Su cadáver fue recuperado una semana después. Sus pertenencias fueron colocadas en una bolsa de lona, que fue sellada y enviada a su familia. Las manecillas de su reloj de bolsillo marcaban las 2:16 de la madrugada, hora en que se hundió el barco. Eso fue extraordinariamente emotivo", apuntó. (Reuters)
   
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