Lunes 23 de abril de 2001

 

Las cuatro paredes de un taller dan testimonio del paso del tiempo

 

El local de la familia Volponi cumplió 75 años

  Es uno de los pocos locales comerciales que se mantienen en pie en los últimos 75 años. Hoy, el taller de la familia Volponi permite ingresar a la historia viviente de la capital rionegrina. Sobrevivió a esa eterna ecuación: tradición y cambio.
La pirámide comenzó a construirla don Bruno Volponi, un inmigrante italiano que apareció en Viedma a principios del siglo XX desde su Ancona natal. De su unión con Angela Domínguez nacieron 13 hijos.
Don Bruno arrancó como mecánico de bicicletas, comprador de lanas y cuando bajaron de los barcos los primeros autos se afincó en la calle Saavedra al 500 para construir con sus propias manos el galpón que se conserva como el primer día de 1926, cuando se empezaron a escuchar los primeros golpeteos.
Con la construcción del puente ferrocarretero se dio un gran paso a la integración territorial entre la Pampa Húmeda y la Patagonia. Aparecieron los Plymouth y los interminables Ford T, cuyo mantenimiento hacía Don Bruno.
En esa época, los apenas 80 kilómetros entre Stroeder y Viedma se constituían en una travesía similar a un safari por la jungla. Lentamente el parque automotor iba creciendo .
El taller ganó en prosperidad debido a que la remolacha azucarera de General Conesa a principios de la década del "30 generaba impacto económico indirecto. Lo mismo ocurría con el puerto de Patagones que funcionó hasta 1943.
Los caminos polvorientos obligaban a revisar amortiguación y suspensión más seguido que de costumbre. En 1930 se hizo la primer traza a la desembocadura del río negro. Toda máquina de combustión interna pasaba por la fosa de los Volponi antes de enfilar hacia el mar.
Vinieron la caída del ambicioso proyecto de regadío de la margen Norte del río, el cierre de la estación marítima, la coyuntura de la provincialización de Río Negro y el proyecto Castello. Todos dieron letra y se discutieron en sus cuatro paredes entre bielas rotas y mates lavados.
El desarrollo de la administración pública viedmense y la colonización del Idevi no les hizo cambiar las perspectivas. El proyecto ya estaba consolidado.El furor por los fierros los llevó a armar vehículos de turismo "cafetera" con varios asados de por medio. El candidato del taller era el corredor local Hugo Aguirrezabala. "Nos hemos mantenido hasta ahora, a los ponchazos...., el taller mecánico era considerado imprescindible, ahora con la proliferación de los cero kilómetro trabajan más las concesionarias donde hay moderna tecnología" por lo tanto "vienen los conocidos, los tradicionales", reflexionó Carlos, uno de los hijos de Don Bruno quien se mantiene incólume junto a su hermano "Chichí" cambiando semiejes como si fuera el primer día. (AV)

foto: El taller resistió a los cambios de la vida. Fue innovador en la tecnología automotriz.

   
    ® Copyright Río Negro Online - All rights reserved    
     
Tapa || Economía | Políticas | Regionales | Sociedad | Deportes | Cultura || Todos los títulos | Breves ||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio
Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación