Miércoles 11 de abril de 2001

 

El Plan Solidaridad avanza muy lento en Bariloche

 

La falta de pago de subsidios y salarios se suma a las carencias en educación y salud. Los beneficiarios descreen de las promesas oficiales y aguardan soluciones. El Plan Solidaridad también alcanza a los promotores sociales, que todavía no cobraron los dos meses de trabajo que desempeñaron. Los sucesivos cambios ministeriales sumaron obstáculos para el plan.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La demora registrada en la entrega de subsidios del Plan Solidaridad se extiende también a los salarios de los promotores sociales que todavía no recibieron los pagos correspondientes a los dos meses de trabajo desempeñados.
El atraso cobra relevancia en función del rol preponderante que se le otorgó a los asistentes encargados de establecer el vínculo con las familias beneficiarias para detectar sus problemas y relevar las necesidades que se cubrirán a futuro.
El "programa integral para la erradicación de la pobreza" se articula sobre dos planos: el asistencial -cubierto con las cajas alimentarias y el subsidio de 40 pesos mensuales- y el vincular, mediante el que se busca dar una solución particularizada a cada beneficiario y su grupo.
Al atraso impuesto por los sucesivos cambios ministeriales en la cartera nacional de Desarrollo Social se suman las carencias estructurales de la educación y la salud en Río Negro.
El coordinador general del plan en Bariloche, Carlos Valeri, explicó que "todavía hay que protocolarizar los convenios para la transferencia de fondos con las nuevas autoridades" y confió en la pronta canalización de los mismos.
El funcionario afirmó que, una vez cubiertos los tramites formales, las cuotas de 40 pesos correspondiente a febrero y marzo se pagarán juntas y "solo nos quedará pendiente el subsidio de abril". La misma suerte correrían los honorarios de los promotores que perciben 300 pesos por todo concepto.
En el plano vincular ya se habría completado el relevamiento de necesidades de cada en base a las cuales se comenzó a trabajar en la coordinación de las posibles respuestas tanto con provincia como con nación. "La idea es empezar a motorizar la salir de cada grupo de la situación de indigencia en que se encuentra con los recursos de que disponemos" detalló Valeri.
La supervisora de promotores, Ana Orio, afirmó que "los promotores son el plan" y ponderó el trabajo que realizan al señalar que "la mirada que ponen sobre las familias es concreta y profunda".
En tal sentido detalló que "los problemas detectados entran en las generales de la carencia", enumerando situaciones de violencia, problemas de salud y documentación.
Cada promotor asiste a 30 familias y muchos de ellos viven en los mismos barrios donde trabajan y cumplen su tarea sin exigencia de horario, "de común acuerdo con las familias beneficiarias".
La contención prevista por el plan nacional parece no brindar las posibilidades con rigurosa igualdad para todos los integrantes de la "familia Solidaridad" -como dio en llamarla Valeri.
En los dos meses de vigencia que lleva por lo menos uno de los beneficiarios, Librao Domínguez, solo fue visitado en dos oportunidades, coincidentes con el anuncio de entrega de la asistencia alimentaria que llega mensualmente a través del programa Unidos.
Junto a su esposa, Rosa Lincopán, están desocupados y perdieron la fe en las promesas recibidas. Ambos descreen de la pronta llegada del subsidio y del interés de la promotora que los asiste.

La ayuda que no llega

Rosa Lincopán -esposa de Librao Domínguez- es la encargada de administrar la asistencia que reciben y asegura que "la caja es una ayudita y nada más".
Vive en una precaria vivienda levantada junto a la casa que comenzaron a edificar cuando todavía tenían trabajo. El terreno ubicado en el barrio El Frutillar, que comparten con la familia de su hijo mayor, les pertenece aunque todavía les faltan 26 cuotas de 100 pesos para liquidar la adquisición.
Madre de cuatro hijos, afronta las dificultades propias de la desocupación y la falta de oportunidades.
"Vivimos de las chan-gas que consigue mi marido, que no son muchas, y después de pagar las cuentas es muy poco lo que queda" explicó Rosa Lincopán.
"Nosotros pedimos úti-les pero nos dijeron que eso debía proveerlo la escuela y en la escuela como mu-cho te dan una hoja pero después te piden muchas cosas más" dijo. (AB)

Foto: La familia Domínguez aguarda por trabajo para poder superar la situación que viven.

   
    ® Copyright Río Negro Online - All rights reserved    
     
Tapa || Economía | Políticas | Regionales | Sociedad | Deportes | Cultura || Todos los títulos | Breves ||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio
Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación