Miércoles 18 de abril de 2001

 

Misterio por el destino de los "niños esclavos"

 

La policía y organismos humanitarios interrogan a la tripulación del "Etireno", luego de que éste arribara a las costas de Benin con apenas 28 niños, acompañados de mayores. El misterio es saber si existieron los 250 niños esclavos que denunciaron distintas fuentes en varios países. Buscan a otro barco, que aún no fue detectado, adonde los habrían trasbordado.

  Ginebra/Nueva York - El destino de los 250 niños africanos esclavos, transportados a bordo del barco "Etireno" según denunció el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) , sigue siendo un verdadero misterio, mientras Interpol busca una segunda nave que pudo haberlos trasbordado.
El capitán del barco, Laewrence Onome, y la tripulación se encuentran bajo vigilancia policial a bordo de la nave, atracada desde el lunes por la noche en el puerto de Cotonu, Benin.
En el "Etireno" no se encontraron rastros de los pequeños, cuya situación dramática fue denunciada por Unicef, ni de Stanislas Abadtan, el hombre de negocios que lo alquiló para realizar la travesía.
Fuentes de la policía de Abidján, Costa de Marfil, informaron que Interpol está buscando a una segunda nave que habría sido la encargada de transportar ilegalmente a los niños destinados al trabajo forzado.
La ministra de la Protección Social de Benin, Ramatou Baba Moussa, afirmó que el "Etireno" fue, en realidad, confundida con una segunda nave, de la cual se ignora el nombre y la posición.
En tanto, Unicef lanzó ayer una investigación y expresó su temor de que los pequeños fueran desembarcados en algún punto de la costa africana, aunque también habría dudas sobre si el tráfico de menores realmente existió.
Funcionarios del organismo humanitario en Benín, Camerún y Gabón estuvieron trabajando junto con las autoridades locales para "establecer los hechos" sobre los informes acerca de que el barco en cuestión estaba transportando entre 180 y 250 niños que habían sido vendidos como esclavos por sus padres.
Ayer por la mañana, los funcionarios quedaron perplejos y desilusionados al registrar el barco, que atracó esta madrugada en Cotonou, Benín, con 145 adultos y 28 niños, que estaban a cargo de los adultos a bordo.
Los funcionarios tenían esperanzas de encontrar a los niños perdidos en el barco y atenderlos en un centro montado al efecto.
Fuentes de organizaciones humanitarias manejaban tres hipótesis en torno al confuso episodio: que el "Etireno" haya desembarcado la "carga" en cualquier puerto perdido de Africa occidental para borrar evidencias, que los pequeños viajen en otra nave o que todo haya sido un rumor.
En Ginebra, un portavoz de UNICEF dijo que la situación era enigmática. "Todo... el episodio fue cubierto por un manto de misterio... y el método de tráfico en Africa fue muy complicado y bizantino como para entenderlo", dijo el vocero.
La organización de defensa de la infancia sospecha que, dado que el barco que arribó a Benín está recién pintado, es muy posible que los tripulantes hayan atracado antes en otro puerto para sacar a los niños esclavos que viajaban en él y también para mejorar las condiciones de vida a bordo.
La búsqueda del barco hizo que la opinión pública tome conocimiento de la continua realidad de la esclavitud en Africa.
UNICEF lucha desde hace años contra el comercio infantil en el continente africano.
Esta organización de Naciones unidas calcula que el número de niños que son vendidos por sus padres y que acaban trabajando en plantaciones en condiciones de vida infrahumanas es superior a 200.000. (ANSA/DPA)

Análisis: Explotación inhumana

La travesía por aguas del Golfo de Guinea del buque nigeriano "Etireno", que supuestamente transportaba a 250 niños benineses y togoleses destinados a la esclavitud, ha servido para evidenciar y denunciar el tráfico de seres humanos en el Africa occidental.
Al menos 200.000 niños procedentes de los países más pobres del oeste africano son entregados anualmente por sus familias a "agentes de colocaciones", que los llevan a trabajar en plantaciones agrícolas en las zonas de mayores recursos de esa región y el Africa central, según UNICEF .
Los traficantes, que han organizado una extensa red para trasladar a los menores a través de las fronteras, se aprovechan de la situación de extrema pobreza de las poblaciones.
Los padres de los niños reciben entre 15 y 20 dólares a cambio de la promesa de que sus hijos serán enviados a la escuela y puestos a trabajar en puestos bien remunerados.
Muchos de los traficantes son mujeres que falsificaban los documentos para mostrarse a sí mismas como madres de los niños reducidos a la esclavitud.
Desde Cotonou, la capital económica de Benin y, aparentemente, el centro de operaciones del tráfico de seres humanos, los menores son enviados hacia Costa de Marfil, Nigeria, Gabón y Camerún, donde el nivel económico es superior.
En estos países, los dueños de plantaciones de café o cacao pagan hasta 340 dólares por niño y los ponen a trabajar en condiciones inhumanas y degradantes en plantaciones, fábricas o en el comercio sexual. Mal pagados y víctimas de malos tratos físicos, los niños sufren un verdadero martirio en las plantaciones, donde son obligados a trabajar más de quince horas diarias, según testimonios obtenidos por las organizaciones que luchan contra este tráfico.

   
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