Martes 17 de abril de 2001

 

La violencia sigue azotando al campo brasileño

 

Los "Sin Tierra" marchan hoy para recordar la mayor matanza de campesinos.

  BRASILIA (Reuters).- Cinco años después de la mayor matanza de campesinos en la historia reciente de Brasil, que reveló la violencia que azota las áreas rurales del país, agricultores desposeídos aún son víctimas de la acción de policías y terratenientes en su lucha por la tierra.
Casos de tortura, trabajo esclavo, desalojos violentos y enfrentamientos con autoridades y propietarios son parte de la realidad que viven millones de campesinos brasileños, marginados del auge económico que disfruta el país, según activistas y la Iglesia Católica.
El 17 de abril de 1996, 19 miembros del Movimiento de los Sin Tierra (MST) fueron ultimados a tiros por agentes de la policía militar durante una ocupación de tierra en la localidad de Eldorado do Carajás, en el estado norteño de Pará. A nivel internacional, la fecha pasó a ser declarada día de la lucha por la reforma agraria, mientras en Brasil, el gobierno respondió con la creación del Ministerio de Desarrollo Agrario como coordinador de una operación para revertir las profundas desigualdades en la tenencia de tierra.
"La masacre sirvió para mostrar la gran injusticia que existe en Brasil, donde uno por ciento de los propietarios posee 50% de la tierra", declaró Jovelino Strozake, responsable de derechos humanos del MST. "Es una de las mayores concentraciones de propiedad del mundo".
El MST y otras agrupaciones campesinas libran la mayor y más significativa de las luchas sociales en Brasil, un país caracterizado por profundas desigualdades, donde el 10% más rico percibe ingresos 20 veces superiores al 40% más pobre, según datos oficiales.
El MST programó manifestaciones en todas las capitales estatales de Brasil para recordar la matanza y presionar al congreso a aprobar una ley que transfiere los casos de abusos de derechos humanos de la justicia estatal a la federal.
"La justicia estatal está muy cerca de los intereses económicos y de los terratenientes en muchos estados", dijo Strozake a Reuters. "Un 95% de los casos de asesinatos de trabajadores rurales quedan en la impunidad".
Entre tanto, los 150 policías acusados de la matanza continúan a la espera de su procesamiento.
Los tres oficiales que ordenaron disparar fueron absueltos en 1999 por la justicia de Pará, pero la decisión fue anulada tras constatarse contradicciones en el fallo y se espera que el proceso se reanude en mayo.

Espiral de violencia

Pero según la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), de la Iglesia Católica, el panorama que propició la matanza de Eldorado do Carajás no ha cambiado desde entonces.
"A pesar de la creación del Ministerio de Desarrollo Agrario, la violencia continúa, incluso ahora tiene un carácter más oficial, porque (los terratenientes) usan el poder judicial de los estados para desalojar familias campesinas", dijo a Reuters el director nacional de la CPT, Antonio Canuto. Citó el caso del estado sureño de Paraná, donde se ha recurrido a la justicia para hacer desalojos en forma ilegal a altas horas de la madrugada, sacando mujeres, niños y hombres de sus casas y llevando a muchos de ellos presos.
Datos de la CPT indican que en el 2000, más de 3.000 familias campesinas vieron sus casas destruidas en disputas con terratenientes. Canuto agregó que en el último año recibió denuncias de torturas en Paraná y otros estados, en tanto que en numerosas áreas rurales del país se practican regímenes de trabajo "muy similares al de la esclavitud".

Dos visiones

Mientras activistas y la Iglesia Católica advierten de escasos avances en la reforma agraria, el gobierno aseguró que logró reducir significativamente la concentración de la tierra con su política de expropiación de propiedades ociosas.
El presidente Fernando Henrique Cardoso dijo a comienzos de este año que desde que llegó al poder, en 1995, se repartieron más tierras entre familias desposeídas que en todos los gobiernos democráticos que lo antecedieron.
Pero las cifras no convencen a los que están envueltos en la lucha por la distribución de la tierra. "Ningún gobierno brasileño había hecho nada por la reforma agraria, eso no debe servir de parámetro", opinó Stozake. "Mientras no cambie el nivel de concentración de tierra, el gobierno no puede decir que ha hecho algo".
Igualmente, Canuto sostuvo que el Ministerio de Desarrollo Agrario "es un especialista de marketing, hace mucha divulgación, pero en la práctica muy poco ha cambiado".

Foto: Los campesinos comenzaron la "invasión" de las principales ciudades del país.

   
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