Sábado 7 de abril de 2001
		Etchecolatz detenido, en medio de refriegas
		El ex represor fue detenido en el marco de una causa que se le sigue por el robo de bebés durante la dictadura. Mientras declaraba por otra causa, hubo duros enfrentamientos en la calle.
		El ex comisario general de la Policía Bonaerense Miguel Etchecolatz, bajo cuyo mando funcionaron 21 centros clandestinos de detención en la última dictadura, fue apresado ayer por orden de la Justicia de La Plata por el robo de una hija de desaparecidos, luego de haber asistido a una audiencia en el tribunal porteño donde es enjuiciado por amenazas de muerte. Luego de ingresar al tribunal, se desató una feroz batahola afuera del edificio, donde militantes de izquierda y organismos de derechos humanos fueron a repudiarlo. Seguidores del ex represor de la Policía Federal atacaron a periodistas y a los militantes. En medio de la refriega, cuatro suboficiales que intentaron separar a los grupos resultaron lesionados con heridas cortantes.Y el equipo del reportero gráfico de La Nación, Rolando Andrade, terminó destruido. Los activistas de izquierda acusaron a los policías de no intervenir para frenar los desmanes. Pese a que fue un mal día para el ex represor, cerca de las 18.30 Etchecolatz volvió a ingresar esposado y sonriente al tribunal federal a cargo del juez Arnaldo Corazza, en La Plata,que horas antes había librado su orden de detención por la sustracción de una menor nacida en el Pozo de Banfield, uno de los campos de concentración que funcionó bajo el comando del ex comisario. Corazza, que el jueves arrestó al ex médico policial Jorge Bergés, también dispuso la detención del ex comandante del I Cuerpo de Ejército, Carlos Guillermo Suárez Mason, quien cumple prisión domiciliaria desde el 17 de diciembre de 1999 por orden del tribunal federal 7 de la Capital Federal, donde se instruye una causa por el robo sistemático de niños nacidos en cautiverio. Actualmente el tribunal 7 está a cargo del juez porteño Rodolfo Canicoba Corral, quien ayer ordenó a la Gendarmería Nacional ocuparse del traslado de Suárez Mason hasta el juzgado de Corazza, en La Plata, el próximo martes 10 de abril. Es que Canicoba recibió un oficio mediante el cual su colega platense le informó que ordenó la detención de Suárez Mason por la apropiación de la menor que el 23 de diciembre de 1977 dio a luz, en cautiverio, la desaparecida uruguaya Aída Sanz. Y por ese hecho será indagado el martes. La chica, que ahora tiene 23 años, es hija biológica de los desaparecidos Sanz y Eduardo Castro Gallo, y fue adoptada de buena fe por un matrimonio al que Bergés le habría asegurado que la beba fue abandonada por su madre al nacer. Los padres adoptivos, ignoraban la procedencia de la niña, a quien criaron en su casa de la localidad bonaerense de Temperley. Pero tiempo atrás, al ver una imagen de Bergés en la prensa, la pareja reconoció al ginecólogo como el médico que les entregó la nena, a través de otro profesional amigo. De todas maneras, la adopción ahora ha quedado sin efecto. Así las cosas, la propia joven se presentó a la Justicia y aunque los primeros exámenes de ADN arrojaron resultado negativo respecto de otra prisionera desaparecida, finalmente una prueba inmunogenética realizada en el Hospital Durand indicó, con un 99 por ciento de certeza, que la chica es hija biológica de Sanz, quien incluso llegó a ponerle el nombre de Carmen. Bergés fue detenido el jueves por el caso, y ayer fue el turno de Etchecolatz, que fue beneficiado con un indulto tras haber sido condenado a 23 años de cárcel como responsable de casi un centenar de actos de tortura. El operativo para el arresto del ex comisario quedó a cargo del juez porteño Jorge Urso, quien recibió un exhorto de Corazza para esa diligencia. El juez Corazza, además, indagará a Suárez Mason. Ayer, por un problema personal, debió confiar el interrogatorio a Etchecolatz a su colega Manuel Blanco. (DyN) Piden identificar víctimas de "vuelos de la muerte" Un grupo de diputados encabezado por el socialista Alfredo Bravo reclamó al Poder Ejecutivo que inicie gestiones ante el gobierno de Uruguay para posibilitar la exhumación e identificación de una veintena de cadáveres de argentinos enterrados como NN en cementerios de ese país. Bravo presentó un proyecto de resolución en el que sostiene que hay "serios indicios" de que esos cadáveres corresponderían a personas que fueron víctimas en la Argentina del delito de desaparición forzada durante el terrorismo de Estado que instauró la última dictadura militar. La iniciativa prevé, además, que se convoque al Equipo de Antropología Forense para que colabore con las autoridades uruguayas en la exhumación e identificación de esos cadáveres enterrados en los cementerios uruguayos de Maldonado, Rocha y Colonia. En los fundamentos de su iniciativa, Bravo destaca que su propuesta para que el gobierno de la Argentina gestione ante su par uruguayo la posibilidad de exhumar, identificar y eventualmente repatriar esos cadáveres "concuerda con lo resuelto por la Cámara en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal". También por "otros tribunales federales del país sobre la responsabilidad que le compete al Estado de agotar todas las instancias para brindar la debida respuesta sobre la suerte corrida y paradero de los miles de detenidos-desaparecidos, víctimas del terrorismo de Estado que asoló a nuestro país entre 1976 y 1983". "Se van a aburrir" El presidente Fernando de la Rúa tomó ayer con humor las denuncias sobre el espionaje telefónico a funcionarios al decir que "si me siguen, aunque sea por satélite, se van a pegar una aburrida". De la Rúa salió de esta manera a minimizar las manifestaciones de dos de sus ministros, Ramón Mestre de Interior y Andrés Delich, de Educación, sobre el presunto seguimiento a través de una sofisticada tecnología de satélite de los teléfonos de los funcionarios nacionales. El presidente respondió con esta broma cuando fue consultado si el tema preocupaba al gobierno nacional, al término de una conferencia de prensa que ofreció anoche en la Casa Rosada. (DyN) Foto: Varios policías, militantes de izquierda y un periodista resultaron con heridas. Etchecolatz llevó a su gente para que lo proteja y todo terminó en una gran batahola.
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