Sábado 28 de abril de 2001

 

Le dieron 9 años de cárcel a "El Rayo" Guzzetta

 

A la salida de un pool apuñaló a Sandro Marángel, en medio de una pelea entre dos grupos, en Rincón de los Sauces. La víctima fue trasladada a Neuquén, pero murió horas después.

  NEUQUEN (AN) - La Justicia condenó a nueve de cárcel a Eduardo "El Rayo" Guzzetta, por el crimen de Sandro Marángel, un hecho ocurrido en la madrugada del 28 de noviembre del año pasado a la puerta de un pool, en Rincón de los Sauces. La víctima murió desangrada tras una agonía de varias horas, pese al esfuerzo de los médicos para salvarle la vida y a su traslado a esta ciudad en avión.
El fiscal Ricardo Mendaña lo acusó del delito de homicidio simple y pidió la pena de diez años, en tanto el defensor oficial Eduardo Goncevat reclamó la pena mínima por los delitos de exceso en la legítima defensa de un tercero y subsidiariamente por lesiones graves.
En el debate se planteó el interrogante sobre si la causa de la muerte de Marángel fue la puñalada -le ingresó por un costado del tórax y le perforó un pulmón, el diafragma y el hígado- que recibió, o fue por la falta de una adecuada atención médica.
La duda fue introducida por el forense José Sorbera y motivó una prolongación del juicio, para escuchar las versiones del médico que atendió a la víctima en el hospital de Rincón de los Sauces, la directora del establecimiento y personas que tuvieron que ver con la instrumentación del vuelo que viajó a cubrir la emergencia.
Marángel fue apuñalado por Guzzetta -asumió plenamente el hecho- alrededor de las tres de la mañana frente al pool "Fair Play" en medio de una pelea entre dos grupos. El herido fue llevado al hospital, donde por carencia de infraestructura sólo se lo trató para mantenerlo con vida hasta poder evacuarlo a esta capital. Los médicos no contaban con los medios para suministrarle otros auxilios, entre ellos una transfusión de sangre.
Sorbera había sostenido que si el herido hubiera recibido una "atención eficaz, oportuna y adecuada probablemente no hubiera fallecido". Y que la demora en transfundirlo conspiró contra las chances de la víctima.
Para el tribunal que presidió Roberto Fernández e integraron los vocales Eduardo Badano y José Luis Cartolano, subrogantes, las explicaciones de la médica, Sandra Reyna, y la directora, Gabriela Josovic, disiparon las dudas de una eventual mala praxis.
Los jueces opinaron que el herido recibió una atención "eficaz, oportuna y adecuada" de acuerdo a los medios de que se disponían. Destacaron que no es "atinado ni justo poner en tela de juicio su actuación profesional" y que la forma en que se atendió la emergencia fue "correcta".
Respecto de la actitud homicida de Guzzetta sostuvieron que no quedó ninguna duda. "Surgió nítida. Buscó el arma, se la sacó a una persona que no se la quería dar, corrió un trecho y asestó" la puñalada en un sitio vital.
   
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