Domingo 8 de abril de 2001 | ||
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"¿Por qué quieren complicar a la Policía?", preguntó Verani
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El gobernador dijo que la apartó del triple crimen cuando se lo pidieron
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ALLEN y CIPOLLETTI (AA y AC).- El gobernador Pablo Verani se preguntó ayer "por qué se quiere complicar tanto a la policía provincial" en relación con el triple crimen de Cipolletti. "Cuando me pidieron que la sacara lo hice, y la investigación quedó en manos de la Policía Federal", afirmó, "y hasta ahora no he visto a nadie decir qué es lo que han descubierto de nuevo". Por otra parte, Verani insistió en que no recuerda haber entregado a las familias de las víctimas un croquis del lugar del hecho dibujado por uno de los imputados, Claudio Kielmasz. Sobre este punto, preguntó: "¿cuál sería el problema que debiera tener el gobernador de decir que tuvo un croquis en sus manos?". Añadió que "me parece absurdo suponer que yo quiera mentir en una cosa de esas, primero porque trato de mentir lo menos posible. Y segundo porque si yo hubiera tenido un gráfico, cuál es el problema de admitirlo y decir "sí, me lo dio Fulano". Pero he tratado de hacer memoria, de repasar, y no recuerdo haber tenido ese croquis". Según las familias González y Villar, en febrero del 98 Verani les entregó una fotocopia del croquis del lugar del hecho dibujado por Kielmasz. Después vieron el original en poder del comisario Néstor Marchetti, cabeza de una comisión de policías provinciales que investigaba el triple crimen. Si la versión de las familias es cierta, no se explica cómo ese croquis -en definitiva, una prueba judicial- fue a parar a manos del gobernador y no llegó al juez que investigaba los asesinatos de María Emilia, Paula y Verónica. Al testimoniar en el juicio, Ulises González ratificó que Verani le entregó el croquis. Y luego dijo a la prensa que el gobernador debería declarar por este punto. El fiscal Eduardo Scilipotti anticipó que no lo citará, pero no descartó iniciar una investigación paralela del episodio. En declaraciones formuladas ayer en Allen, Verani dijo además que "cuando "me pidieron que sacara a toda la policía provincial (de la investigación del triple crimen) lo hice, y quedó en manos de la Policía Federal. Esto le costó a la provincia un millón de dólares, que no se escatimó". "Si la investigación quedó a cargo de la policía Federal, ¿por qué se quiere complicar tanto a la provincial?". "Hasta ahora -concluyó- no escuché a nadie decir qué es lo que descubrieron de nuevo aquellos que estuvieron a cargo de la investigación, después de que retiramos la policía provincial". "La verdad incompleta" Por su parte el candidato a senador peronista Miguel Pichetto afirmó que "el juicio oral por el triple crimen nos dará como resultado final una verdad limitada". En declaraciones formuladas ayer en Cipolletti señaló que "es posible que las dos personas que están siendo juzgadas (por Kielmasz y González Pino) terminen condenadas, pero hay una parte de la verdad que no vamos a saber". Opinó que en torno de los asesinatos "ha habido un marco de impunidad. Había que profundizar la investigación de los roles del encubrimiento pero eso no se hizo durante la instrucción y ahora en el juicio oral hay problemas". "No creo que aparezca nada nuevo que pueda modificar el curso que lleva el proceso -agregó- La eventual condena de los imputados no va a satisfacer las expectativas de la sociedad". Paradojas en el juicio oral CIPOLLETTI (AC).- Cumplidas dos semanas de audiencias, el juicio por el triple crimen de Cipolletti exhibe algunas paradojas: quienes deberían estar en extremos opuestos se han visto convocados por una curiosa afinidad. Hay dos ejemplos: •"Este juicio es una truchada", dijo el imputado Claudio Kielmasz en cuanto pudo hablar con la prensa. Paradójicamente, es lo que piensan algunos familiares de las víctimas, quienes colgaron en la entrada de la sala de audiencias un cartel que reza en gruesas letras negras "no al juicio trucho". •Probar que existió encubrimiento obsesiona a los familiares de las víctimas. Pero también interesa a los defensores de Kielmasz. Los abogados Viecens y Cariatore interrogaron a algunos testigos sobre movimientos policiales, actitudes de algunos jefes de comisaría, o colaboradores de la búsqueda de las chicas. •Hay una tercera paradoja, acaso la más cruel. Las defensas dirán que el revólver no puede utilizarse como prueba contra los imputados, entre otros motivos porque Ulises González lo recogió sin presencia judicial y lo retuvo en su vivienda varios días antes de acercarla al tribunal (ver aparte). Kielmasz, quien se declara inocente, dice que el juicio es trucho "y la culpa es parte de los González, parte de la Federal y parte de la provincial". A la policía le reprocha haber plantado pruebas e influido sobre determinados testigos que lo perjudican. Algunos familiares de las víctimas tienen un razonamiento que roza estos conceptos. El querellante de los Villar, Fernando Dalmazzo, declaró: "para nosotros Kielmasz tuvo algún grado de responsabilidad, pero no es el único". Su estrategia apunta a demostrar alguna conexión entre el imputado y, por ejemplo, los jefes policiales que actuaron en el inicio de la investigación. Más directos Juan y Ofelia Villar han dicho: "este no es el juicio del triple crimen. Es el juicio contra Kielmasz y González Pino". El concepto encaja con su convicción de que hubo encubrimiento. Y curiosamente a los defensores también les interesa demostrar que existieron complicidades. Por eso formularon varias preguntas relativas a la búsqueda de las chicas cuando aún estaban desaparecidas. "¿Cuando usted hizo la denuncia, el subcomisario Seguel no se interesó por la vestimenta de las chicas o algún otro detalle que permitiera identificarlas?", le preguntó Gustavo Viecens, defensor de Kielmasz, a Ulises González. "¿Muchas mujeres caminaban por la calle San Luis?", interrogó a Alejandra Meraviglia y a José García. Este tramo de la historia de los crímenes en poco puede beneficiar o perjudicar a los imputados. Salvo que se llegue a probar que el encubrimiento existió, y que entre los eventuales encubridores y los acusados no hay vínculos. Según se supo, la defensa aspira a demostrar la siguiente tesis: si hubo encubridores, actuaron para tapar la responsabilidad de otros. En ese punto, su estrategia se toca con la de una parte de la querella. Equidistante de estas posturas se mueve el fiscal Scilipotti, quien hasta ahora sigue casi al pie de la letra el argumento de la requisitoria de su colega Meynet y recorre, casi sin apartarse, el camino de las pruebas. Muchas veces lo acompaña José O"Reilly, abogado de la familia González. Tan disímiles son las estrategias de los querellantes que Scilipotti está sentado entre ellos porque apenas se dirigen la palabra. El hallazgo del arma CIPOLLETTI (AC).- Hoy no habrá mar-cha. Los familiares y allegados de las víctimas resolvieron pasar para el domingo 22 el tradicional recorrido en reclamo de justicia. |
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