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CIPOLLETTI (AC).- ¿Pedirán hoy que el gobernador Pablo Verani declare? ¿Lo considerarán importante los jueces para juzgar a Kielmasz y González Pino?, ¿O se propondrá la apertura de una causa paralela para que se profundice la investigación sobre un croquis ya famoso?
Hoy declararán, entre otros, Ulises González y Ofelia Mosconi de Villar. Ambos coinciden en que en un encuentro que se realizó en febrero del "98, el gobernador les entregó una copia de un croquis del lugar del hecho, con el rol de cada uno de los supuestos asesinos, que confeccionó Claudio Kielmasz estando en la alcaidía.
Sin embargo, Verani y el ex ministro de Economía Roberto Rappazzo Cesio, siempre negaron la situación tal como la describen las familias.
Verani declaró por escrito durante la instrucción; Rappazzo Cesio concurrió ante el juez Pablo Iribarren y está citado para el 23.
La otra persona citada para el debate y que será consultada por este tema es el comisario Néstor Marchetti, quien por entonces presidía una de las comisiones investigadoras del triple crimen. Marchetti sería quien le entregó copia del plano al gobernador.
El propio Kielmasz aseguró en su última indagatoria -el 24 de agosto del "98- que en febrero, mientras estaba en la alcaidía, le entregó el croquis al subsecretario de Justicia de la provincia, Fabio Rey.
El funcionario no está citado, pero Ulises González anticipó en la última marcha que "probablemente se lo llame", puesto que también estuvo presente en la reunión realizada en su casa.
El 25 de febrero de 1998, Verani, acompañado por Rappazzo Cesio y Rey, fueron a visitar a los familiares de las chicas. Se reunieron en la vivienda de los González. Estaban Ulises y su esposa Susana Guareschi y Ofelia de Villar.
Por unos meses no hubo ningún comentario, pero cuando comenzó a mencionarse la existencia extrajudicial de este plano, las opiniones se dividieron. Quedaron tres contra tres. Los familiares por un lado y los funcionarios por otro.
En la requisitoria de elevación a juicio, el fiscal Alvaro Meynet consideró que este punto debía aclararse en el juicio. "Habrá que desentrañar por qué motivo nadie recuerda con precisión cómo, cuándo y por qué salió ese croquis de la prisión y con qué destino", sostuvo Meynet.
Verani dijo el sábado pasado que declararía si fuera necesario. Pero no se sabe si los jueces lo llamarán ahora; si esperarán a que declaren los otros testigos (Marchetti y Rappazzo Cesio) que están agendados para las últimas audiencias, o directamente no lo citarán.
Tal como están las cosas, no sería extraño que el fiscal solicite la apertura de una causa anexa para que se investigue en profundidad esta situación.
El operativo de seguridad de la policía se mantiene
CIPOLLETTI (AC).- A pesar de la poca afluencia de público que se registró durante la primera semana del juicio por el crimen de las tres jóvenes cipoleñas, el operativo de seguridad se mantiene tal como estaba diagramado desde mediados de marzo. Unos 50 efectivos policiales se encuentran afectados a resguardar el orden en el interior y exterior del salón de Luz y Fuerza.
A pesar de la escasa participación de los cipoleños, las calles que rodean al lugar se mantienen cortadas desde las 7.30, y únicamente se permite el ingreso de los vehículos oficiales y de los móviles de los medios de prensa.
Cuando las audiencias finalizan, la mayoría de los policías abandonan el salón, aunque queda una guardia mínima de unos diez efectivos, quienes permanecen dentro y fuera del local durante el resto de la jornada y la madrugada del día siguiente, hasta dos horas antes de iniciarse el próximo debate, cuando llegan los refuerzos.
Alrededor de las 7 de cada día de actividad en el salón, un grupo de la división de explosivos de los bomberos voluntarios, revisa minuciosamente el lugar ante el temor de cualquier atentado que no permita el normal desarrollo del juicio. De estas tareas, participan además efectivos policiales.
Los controles se extienden también a la planta baja del lugar, ya que allí funciona, entre otras dependencias, la obra social del sindicato de Luz y Fuerza, y lógicamente, allí el ingreso de personas no es restringido.
Quienes están encargados de la seguridad trataron de que tanto Kielmasz como González Pino no tomen contacto con cualquier persona del exterior del predio, ni con el público durante los cuartos intermedios. Es por ello que cuando se pasa a un intervalo, rápidamente los dos procesados son llevados a una sala contigua de la sala, con las custodias policiales que los siguen a sol y sombra.
El miércoles todo venía saliendo como estaba previsto, hasta que llegó la hora del traslado de los detenidos a la U9 de Neuquén. Los uniformados que se encuentran en el portón que se ubica sobre la calle Brown, lo abrieron para que ingrese la Trafic de la Policía de Río Negro marcha atrás. Pero al no ser el vehículo que habitualmente se utiliza para llevar a los procesados, la maniobra no se pudo completar. Es que el furgón es más alto que el portón, por lo que Kielmasz y González Pino debieron salir caminando a la vereda y subir esposados al vehículo que los esperaba estacionado en la vereda.
De todos modos, ese sector estaba prácticamente desierto, por lo que no hubo riesgo alguno para los dos detenidos.
Con las declaraciones habrá una pulseada entre acusación y defensa
CIPOLLETTI (AC).- Hasta donde se sabe, nadie vio el momento en que asesinaban a María Emilia, Paula y Verónica. Y si esa persona existe, la larga investigación no pudo encontrarla. Por eso se dice que esta causa llega a juicio sin testigos presenciales.
Un testigo es alguien que percibió, a través de sus sentidos, información que puede ayudar a esclarecer un delito. Nadie vio ni escuchó en forma directa los crímenes que aquí se juzgan, pero los 85 hombres y mujeres que declararán entre hoy y el último día de audiencias conocen ciertos episodios que según la acusación fiscal tienen vinculación con ese momento crucial que sigue en penumbras: el acto mismo de los asesinatos.
Los acusadores tratarán de que esos testigos ratifiquen lo que ya declararon ante el juez de Instrucción y si es posible, lo amplíen.
Los defensores, en cambio, tratarán de demostrar que esas declaraciones no son confiables sino dudosas.
Si la parte acusadora se impone, dirán que el testigo es sólido y que puede utilizárselo como prueba contra el imputado. Si titubea, se desdice o vacila, los defensores recordarán que la duda debe beneficiar a los imputados.
En todo juicio oral existe la fantasía de que un testigo se "quebrará" y revelará una verdad que hasta entonces nadie conocía. ¿Qué sucederá si alguien, en plena audiencia, involucra en los crímenes a una persona distinta de Kielmasz y González Pino? Ya lo aclaró al abrir el debate el presidente del tribunal, César López Meyer: se enviará ese testimonio al juez de instrucción para que investigue la eventual nueva pista. Y el juicio continuará.
Los testigos deben declarar todo lo que conocen respecto del hecho en cuestión, en este caso el triple crimen, y tienen poco margen para referirse a otras cuestiones fuera de las que se están juzgando. También lo aclaró López Meyer: en esta oportunidad no se hablará de las causas conexas, donde se investiga el presunto encubrimiento de jefes policiales.
Los testigos declaran bajo juramento de decir verdad. Esto implica no mentir pero también no omitir nada. Si alguien incurriera en falso testimonio lo detendrán de inmediato (aunque es un delito excarcelable) y le iniciarán una causa penal.
Hay un último detalle a tener en cuenta: en este juicio declararán contra los imputados dos mujeres que fueron o son sus parejas.
En otras provincias está prohibido tomar en cuenta contra el acusado las declaraciones de su mujer, haya unión legal o no entre ambos. Sin embargo, el Código Procesal rionegrino no equipara al concubinato con el casamiento legal. Y como se informó el domingo, esas dos mujeres son claves para esclarecer los crímenes. |
