Lunes 30 de abril de 2001

 

Colores crudos para el hombre y el paisaje

 

El artista plástico José Luis Rogel ofrece la posibilidad de conocer parte de su obra en la sala Chonek del Museo de la Patagonia, en el Centro Cívico barilochense. Colorido contrastante, en obras de grandes dimensiones, el conjunto de trabajos expuestos permite una mirada original a la actividad pictórica realizada en la ciudad por un artista que encontró en Toon Maes a un maestro y "motivador". Podrá ser visitada hasta hoy.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La sala Chonek del Museo de la Patagonia "Francisco Pascasio Moreno" alberga hasta hoy la veintena de obras expuestas por el pintor barilochense José Luis Rogel.
De considerables dimensiones, los cuadros realizados en óleo responden al singular estilo del artista que dice haber abrevado en la sapiencia de grandes maestros. Aquí mantuvo un estrecho contacto con Toon Maes a quien identifica como su "gran motivador".
Recuerda que fueron presentados en la Biblioteca Sarmiento donde Maes dictaba clases. Durante uno de los primeros diálogos, el belga nacido en 1911 le recomendó: "usted tiene que usarme, puedo enseñarle algunas cosas". Con el tiempo fueron reforzándose los lazos de amistad "teníamos muy buena onda aunque por ahí con otros no sintonizaba tanto. No siempre estábamos de acuerdo, siempre que le hacía preguntas sobre su pasado él contestaba a su manera", rememora Rogel.
Nacido en Deinze, Maes participó activamente de las discusiones generadas por las corrientes pictóricas sucedidas a través de los años en el viejo continente. El movimiento expresionista lo tuvo entre sus cultores aunque no gustaba del encasillamiento que suponía enrolarse en uno determinado.
Rogel supo aprovechar el intercambio con el maestro. La síntesis fue apropiándose de su obra. Los paisajes y figuras humanas tratados con colores crudos y contrastes fuertes expuestos en la sala Chonek dan muestra de ello.
Oleos sobre papel y tela realizados entre 1995 y este año brindan un panorama de los acontecimientos que el artista creyó necesario expresar. Una característica de sus cuadros es que no poseen marco, "no los necesitan, no molesta verlos sin marco".

Elecciones

Otro punto de contacto entre maestro y discípulo parece ser el hecho de que ambos escogieron permanecer en esta ciudad a pesar de que el reconocimiento del que gozan sus obras en el exterior supera ampliamente la consideración local.
Rogel vivió en Madrid, Estados Unidos, Suecia, Portugal e Islas Canarias. De todos, el que más extraña es el ambiente español donde disfrutó del contacto con la gente.
"Me ponía a pintar en la calle y después de cuatro o cinco minutos tenía cuarenta o cincuenta personas alrededor que querían hablar conmigo".
Además en el exterior pudo acceder al ansiado mundo de los artistas visitando cafés y museos. Siente que tiene "cosas que hacer acá y pocos amigos porque la mayoría de los que tenía desaparecieron. Por ahí podría hacer nuevos pero no me puse a buscarlos", dice.
Durante su estadía en España tomó contacto con la pintura abstracta de aquellos lares influida por la corriente norteamericana, "espontánea, de mucho color y libre, muy libre", refería hace ya una década durante una entrevista concedida a este diario.
Hoy señala que "parece que ahora hay un movimiento interesante en Bariloche. Se abren salas, llegan pintores nuevos y, entre ellos, muchos que han estudiado".
A su juicio esta es una condición elemental. "Hay que estudiar y después pintar. Para algunos resulta difícil tomar la decisión de vivir de la pintura y se dedican a la docencia pero una vez que uno ha conocido distintas tendencias y pintores es necesario poner en práctica las técnicas", concluye.
Enterado de la decisión del municipio de hacer un relevamiento de obras de antiguos pintores de la ciudad y encarar su restauración, considera necesario habilitar un lugar "donde colgarlas, para verlas, porque siempre es posible una mirada diferente".

Una mirada a lo artístico local

Aunque las expresiones de los artistas locales no denotan un estilo particular, Rogel vislumbra un singular atractivo en la obra de antiguos pintores que desarrollaron su actividad aquí. Entre ellos menciona a "Hacker, cuyo expresionismo resultó aún más profundo luego de un viaje que realizó a Alemania; Zandigiacomo, más sintético que los expresionistas de su época igual que Rottondaro".
Más adelante, Maes "que en los primeros tiempos no gustaba a los pintores de acá porque su obra era muy sintética. En una muestra escribieron `loco"en uno sus cuadros". Los demás eran "muy tradicionales".
Entre los expresionistas destaca a Reynaldo Antunez y Demetrio Phillips que según su consideración "era muy bueno, el más talentoso de todos" y a Johen Lührs quien "sentía mucho la pintura". Aquí hay muchos pintores "y no pintan el paisaje como tema quizá eso tenga que ver con que no son de acá y no hablo de convertir al paisaje en algo ordinario. De los locales quedamos los Razza (Luis, padre e hijo) y yo". Con el tema de la modernidad "se salvan muchos porque da para todo", dijo.
Convencido de que para crear es necesario "construirse una soledad, un espacio, un lugar" continúa incansablemente con su actividad en el taller que acondicionó en Belgrano 60. Allí recibe a interesados de todas las edades en incursionar en el arte. "Lo más difícil es conseguir constancia en el ejercicio y la práctica pero el mismo taller incentiva".
Rogel acostumbra madurar sus obras. "Nunca está terminada, a veces redondeada pero nunca se sabe cuando está concluida. Pasa un tiempo y siento la necesidad de volver a cambiarla". Quizá esa dinámica sea posible gracias a que "el tema no me preocupa, la idea va surgiendo a medida que pinto".

   
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