Lunes 30 de abril de 2001

 

"Huesito Caracú", sensible canto a la esperanza

 

La obra del talentoso Hugo Midón rescata valores sociales y rebeldías.Recrea un ámbito telúrico para reflejar la vida de "Huesito" y sus papás. Fue hecho pensando en los niños, para quienes viajen a la Capital.

  BUENOS AIRES (Télam, por Sergio Arboleya).- El siempre audaz y talentoso Hugo Midón, hacedor de buena parte de lo mejor del teatro para chicos en la Argentina, conservó su fresca calidad narrativa y multiplicó su apuesta política en torno a la realidad, con el estreno de la estupenda "Huesito Caracú (¡el remolino de las pampas!)".
La pieza que comenzó a ponerse anteayer en la sala Pablo Picasso del porteño Paseo La Plaza, se ubica en un ámbito campestre para mostrar la vida telúrica de Huesito Caracú y sus padres (doña Indalecia y don Fortunato) en un rancho que no tiene luz eléctrica.
Aunque los primeros conflictos dramáticos de la pieza parecen pasar por la afición musical de Huesito (animado por Gustavo Monje) que lo hace enfrentarse con sus padres que preferirían que estudie o trabaje, el personaje y sus progenitores se ven rápidamente envueltos en un abrupto cambio de la situación.
El hecho de que Huesito enamore a La Flor Silvestre (que encarna Florencia Aragón), hace estallar el sordo y antiguo conflicto con la familia dominante que posee el monopolio de la electricidad en el poblado y que no quiero extender su red hasta el alejado rancho de la familia Caracú.
Es que la joven era la novia de El Cocorito (con la histriónica y poderosa interpretación de Diego Reinhold), hijo del señor Lux que es quien maneja la empresa local Tragaluz.
El joven rico (con todos los tics de su clase, una 4x4 y el caballo Láser al que llama en inglés) se siente agraviado por haber perdido su amor a manos de un muchacho pobre y decide vengarse enviando a La Flor Silvestre lejos del pago y jurándose no darle luz a los Caracú.
La intensa acción, siempre matizada por precisas y atractivas canciones que recorren desde zambas y chacareras hasta baladas, música bailantera y rap, exhibe una vez más la sólida comunión entre Midón y Carlos Gianni (encargado de la música, la dirección musical y los arreglos vocales).
Para hacer justicia, Huesito Caracú y su familia encabezan una manifestación popular reclamando luz y el control de los medidores por parte de los usuarios y consiguen convencer en la causa a los "milicos" para que no sólo no los repriman sino que se sumen al reclamo.
Los agentes El Chusa y El Angel habían sido compañeros de jardín de infantes de Huesito Caracú y por eso lo acompañan en la manifestación, motivando el enojo de El Cocorito que le reclamó al Sargento Cepeda: "€Qué clase de gente tiene a su cargo...esos dos han ido a la escuela!".
El final feliz como resultado de la pelea logró la vuelta de La Flor Silvestre a los brazos de Huesito, el desembarco de la luz eléctrica en el rancho y la alegría de El Chusa y El Angel porque terminarán la primaria y "estudiaremos de una vez a San Martín", como entonan en "Vamos pa"l rancho", la canción del final.
El reparto de la obra que cuenta con coreografía de Doris Petroni, escenografía de Alberto Negrín y vestuario de Renata Schussheim, se completa con las buenas performances de Laura Silva (La Mama), Daniel Zaballa (El Tata), Gustavo Alvarez (Sargento Cepeda y señor Lux), Marcelo Albamonte (El Angel) y Nicolás Villamil (El Chusa).
   
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