Domingo 29 de abril de 2001

 

Entrevista exclusiva: "Rainer y Minou", el holocausto del amor

 

"Para describir verdaderamente la realidad, tuve que acudir a la literatura", admitió el escritor Osvaldo Bayer al presentar su primera novela "Rainer y Minou", que se suma a sus trabajos de investigación histórica, ensayos histórico-filosóficos y guiones de filmes testimoniales. Se trata del trágico romance del hijo de uno de los más feroces asesinos nazis y una joven judía que él conoció personalmente. En el trasfondo, Argentina de fines de los setenta.

  Tal vez porque en este caso, "la vida no tiene solución si no es la muerte o la locura", Bayer se decidió por el género novela para contar la historia de Rainer Sturm y Minouche Seefeige. La frase es de Friedrich Hölderlin, uno de los poetas que perfuma este amor trágico e imposible con sus versos y su biografía donde la locura se pronuncia por la vida y la vida opta premeditadamente por la enajenación y la poesía.
Rainer, nacido en el barrio porteño de, en 1932, era hijo del "Perro Sanguinario", uno de los más crueles asesinos de Auschwitz, implacable con los niños. Minouche -Minou o Mónica- una judía nacida en Buenos Aires emigrada con una beca para estudiar cine en Berlín en la segunda mitad de los setenta.
"Conocí a los dos profundamente, sufrí muchísimo el destino que tomó él, que no encontró otra solución que seguir luchando por el amor, pese a estar debilitado por su origen, por ser hijo de un asesino"- recordó.
Sin embargo, pese a que los referentes pueden hallarse en las tumbas, en las calles o en las niñas y mujeres vestidas de un bordó intemporal y simbólico en Berlín, confluyen en este texto la ópera en sus movimientos, la crónica y la historia en su trama textual, el lirismo turbulento del romanticismo alemán en su poesía y el furor fatal de la tragedia.
- La novela se inicia con el encuentro entre Mónica y Rainer. Ella plantea ahí la necesidad de ayuda para que se concrete el proyecto de filmar la película sobre su vida como joven judía que vivió la emigración de la Alemania de preguerra. ¿Cuál es el período de tiempo que cubre el relato a partir de allí?
- Dos años y medio.
- ¿En qué momento conoció a los protagonistas?
- Justo en esos momentos, entre el año "76 y "77.
- ¿Podría hacer una alusión al tiempo histórico de Alemania entonces, al tiempo histórico de la Argentina, que está en el trasfondo y al tiempo histórico suyo en ese momento?
- En Alemania estaba un gobierno democrático, Helmut Schmidt era el primer ministro, resultado de una coalición de los socialdemócratas con los liberales. Era un gobierno de economía libre que después vendería armas a la dictadura junto con Francia, cosa que nos produjo un gran desasosiego a los enemigos de las dictaduras latinoamericanas y que no le perdonamos. En la Argentina estaba la dictadura de Videla, en sus peores años de persecución. Y yo estaba en el exilio. Había llegado ya en el "75. Tuve un corto período de regreso a la Argentina cuando Isabel llamó a elecciones, justo caí aquí bajo la dictadura en ese período en que tuve que vivir en forma ilegal hasta que en junio del "76 me sacó la embajada alemana, protegido, y pude volver a Alemania. Allí empezó mi vida en Berlín y me dediqué a ganarme el sustento con traducciones.
- ¿En ese momento conoció a los protagonistas?
- Primero la conocí a ella, que me vino a visitar porque se había enterado de que el autor de "La Patagonia rebelde" estaba en el exilio. A ella le gustaba el cine y había visto la película. Tuvo curiosidad, se inició una amistad. Principalmente le interesaba aprender la parte de hacer un guión, conversábamos también sobre cine. En ese período ella se enamora de Rainer, comienza su amistad con él pero sigue visitándome para hablar de diversos temas y cuando no llegaban a un acuerdo o no se entendían, me pidió muchos consejos sobre los alemanes. Una vez cenamos juntos los tres, de ahí hice amistad con Rainer por todo lo que él sabía de literatura, a mí me interesaba Heinrich Von Kleist, uno de los poetas más admirados del romanticismo. Y Rainer había escrito un libro sobre él. De manera que nos unió mucho el tema de la literatura alemana, el romanticismo y la poesía.
- ¿Cuándo empezó a pensar en poner la historia en literatura?
- Esto recién lo pensé cuando se produjo la tragedia, que me produjo realmente mucha, muchísima pena. Y sentí como una especie de deber de que esto no se olvidara, de que quedara un testimonio de la falta de comprensión. Cómo es posible de que pese a que el amor no podía vencer a la memoria, no pudiera vencer a la tragedia. Tanto él, que no podía olvidar lo que había hecho su padre, como ella que no pudo vencer los temores ni los argumentos contrarios a su amor por parte de la colonia judía de Berlín.
- Ellos, conscientes de su pasado pero llenos de muchas contradicciones, intentan seguir con este amor y ocurre una especie de fuga hacia adelante en contra de las advertencias de su entorno. Esta fuga y esta aniquilación –que de una u otra manera les llega a los dos- ¿pueden ocurrirles también colectivamente a las sociedades, cuando hablan de reconciliación, sin hablar de justicia, sin asumir ese pasado?
- Es difícil decirlo, yo creo que sí. Pero el problema es aquí la pregunta ¿el hijo tiene que cargar con las culpas del padre? Porque el hijo no tenía absolutamente ninguna culpa, no se trataba de perdonar al padre para que el hijo pudiera seguir viviendo una vida común y sana. Yo le hice la pregunta a las Madres de Plaza de Mayo y ellas no aceptarían, el casamiento de la hija de un desaparecido con el hijo de Etchecolaz, por ejemplo. Es un problema muy profundo, un problema sin solución. A pesar de la inocencia de los hijos de los torturadores, existe el problema. Nadie puede contestar a esa pregunta que le hacen a Minou. ¿Vos te casarías con el hermano del asesino de toda tu familia? No puede haber respuesta ahí. Si se dice que sí se podría tomar como una absoluta ligereza y si se dice que no, se cometería una terrible injusticia contra el ser que es inocente pero que pertenece a ese entorno.
- La novela está escrita en castellano e incluye para los dos protagonistas una infancia en Buenos Aires. ¿Tiene un lector y un mensaje implícitos para los argentinos, sobre todo pensando en lo vivido en la última dictadura y en que hoy los hijos están teniendo protagonismo?
- No. Incluí lo argentino porque era justamente el escenario de ella, para describir cómo tuvo que emigrar la familia de judíos alemanes recién llegados a la Argentina. Rainer nunca estuvo en la Argentina. Trato de describir los conocimientos que tuve yo, que viví en un barrio que pertenecía a la colonia alemana y conocí mucho de esa vida. Quería darle a la pareja esa especie de recuerdo conjunto del paisaje argentino. Pero la otra implicancia que es la muerte del estudiante alemán desaparecido es absolutamente cierto. También ahí, la otra ironía de la historia, que de padres nazis nacieron hijos que luchaban por un mundo mejor, por el socialismo en Argentina y por eso pagaron, hasta con la desaparición de personas. Los padres defendían a los nazis que hicieron el Holocausto, los hijos de esos nazis querían justamente todo lo contrario, un sistema nuevo.
- Vayamos a otro nivel de construcción de la novela. La perspectiva del texto está planteada con cierta impersonalidad, como si fuera una crónica muy ajustada a los hechos. Pero también hay cruces permanentes con analogías de escenas trágicas literarias, de vidas de poeta, de música y hasta en la sucesión del relato, parece verse una estructura de ópera, por las alternancias entre personajes, de las advertencias de un entorno con dimensiones de coro, del pensamiento de uno y de otro, de las contradicciones entre el interés y el amor, la mala conciencia y cómo esto va tensándose gradualmente. ¿Por qué la producción literaria con esta fuerza aparece a esta altura de su vida?
- Lo que pasa es que yo me he sentido siempre atraído por la historia y en historia hice todo lo posible por lograr la objetividad. Creo que lo logré porque no tuve ningún juicio y los que tuve, los gané. Pero acá me desbordó el tema, es un tema tan íntimo, que tenía que usar el método literario para poder describir cada uno de los sentimientos de los que nadie había sido testigo. El único testigo había sido yo, no de todo, pero sí de la forma en que se presentaban ciertos hechos. Para describir verdaderamente la realidad, tuve que acudir a la literatura. Porque esta historia sería imposible de describir, dada su ficción increíble. Incluso no quise llamarla "novela", sino "realidad literaria". Los analistas me convencieron de que había que poner "novela" porque "realidad literaria" podía haberse confundido con un ensayo de análisis literario que no tiene nada que ver con el contenido. Igual lo dejé como subtítulo.
- ¿La novela salió sólo en castellano, por el momento?
- Sí, estamos en trámites con Alemania. Esperamos editarla pronto en alemán.
- El apellido "Sturm" de Rainer tiene obviamente que ver con el movimiento literario del "sturm und drung" por el carácter del personaje. ¿Hay algún tipo de similitud entre las iniciales de los personajes y las de los originales? ¿La película "Mónica" de la novela, por ejemplo, existió con ese nombre?
- No. Todos los nombres fueron cambiados porque vive ella todavía, no he querido que estos hechos recaigan otra vez sobre la protagonista porque está viviendo otra vida en este momento. Me he cuidado mucho en eso. También he cambiado algunos escenarios.

Rojo bordó

En plena guerra, la Policía de Seguridad alemana de Kowno envió como respuesta a una consulta estadística requerida por la central de Riga, el "exacto número de ejecuciones que se habían llevado a cabo, separando judíos, comunistas, partisanos, enfermos mentales y otras categorías".
Se respondió con minuciosa obediencia categorizadora, según consta en los archivos nazis. El total general de asesinatos en la cámara de gas de ese lugar era "138.272, de los cuales 55.556 mujeres y 34.464 niños". 34.464 niños de cuya muerte había sido responsable -¿obediente?- Bluthunde, el "Perro Sanguinario".
"
Una niña se pierde en el transporte y queda en el playón. Todos son gaseados y la pequeña queda allí, solitaria. Está vestida con un trajecito rojo bordó. Allí la ven los SS y por supuesto, la trasladan a la cámara de gas, pese a que ella se queda con los bracitos pegados al cuerpo en posición militar, como diciendo no me lleven, yo cumplo. Entonces, Rainer cree que ahí está la solución: vestir a su amor, a Minou, de rojo bordó. Porque quiere imaginarse que esa chiquita no murió, sino que está transformada".
Documentado por uno de los testimonios de cargo, el hecho original ocurrió en el otoño de 1943, en el galpón 11 de Auschwitz, a cargo del "Perro Sanguinario", el padre del personaje Rainer Sturm.

"Evelyn Arias

   
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