La vida desde el color y la visión ingenua

La pintora naif Mónica Capellán muestra
sus imágenes de un mundo especial.

NEUQUEN (AN).- Pertenece a esa condición de creativas muy meticulosas, de las que se marcan un punto determinado y avanzan casi de puntillas, sin hacer ruido. Produciendo en la medida de ese objetivo, casi siempre por puro gusto y placer.
Mony Capellán, delgada y morena, de rostro anguloso y mirada profunda, ha estado siempre enrolada dentro de la vertiente naif, ingenua, de las artes plásticas.
La suya es una paleta que eclosiona fuertemente en colores rutilantes. Cuando alguien se detiene a mirar sus cuadros es como si se abriera una puerta por la que ingresa una bocanada de aire refrescante. Y en este punto, como en todo tema controversial, se puede o no estar de acuerdo con las expresiones nacidas de "la ingenuidad". Pero en el mundo pueden caber todas las manifestaciones y ésta, el naif, es una de ellas
La plástica expone desde el fin de semana pasado, en la biblioteca Juan Bautista Alberdi, ubicada en avenida Argentina y Alberdi de esta capital. La muestra pertenece al ciclo anual que lleva a cabo esa entidad y que viene repitiendo en forma ininterrumpida desde hace varios años.
Cuando se hace referencia a este arte, la expositora trae al recuerdo la posición que con relación al arte naif, sustenta la crítica de arte María Teresa Sola.
Precisamente esta especialista ha sostenido, a modo de dilucidación del tema que "el pintor ingenuo verdadero es alguien que ha sabido conservar, alimentar y no sofocar al niño interior que todos eliminan. Esa es la verdadera frescura del ingenuo: una necesidad de expresión, nunca una fórmula o una receta, éstas sirven en el laboratorio o en la cocina pero nunca en el mundo del arte"
Contó Mony que la idea de la actual serie es mostrar la riqueza de paisajes de la región. Es una incansable amante de "la cordillera mansa" y sus multicolores reflejos, dijo, una geografía tan cara a sus sentimientos como las chacras del valle. En este sector trata -dentro de su línea pictórica- de recrear escenas "típicamente costumbristas" buscando al hombre "en plena actividad".
Sus obras están "pintadas con la minuciosidad que caracteriza a este tipo de pintura" y en ese orden rescató una bodega octogenaria, la de sus abuelos, que felizmente -acota- "ha quedado viviendo en mi tela con todos los bellos recuerdos de mi infancia". La casona en cuestión, ubicada en Cipolletti trae a cuento sus orígenes. Mony Capellán es oriunda de la vecina localidad y se radicó en Neuquén hacia 1973.
La vocación por los pinceles la hizo trabajar puertas adentro, hasta que en 1988 se decidió a dedicarse con exclusividad a este género.
Coincide con María Teresa Sola respecto de que los verdaderos ingenuos, en un mundo cada vez más deshumanizado, son los guardianes de un tesoro amenazado: la dimensión humana de la felicidad en lo cotidiano, el goce de la imaginación, el derecho al humor y a la ternura.
Es acertado -piensa Mony- aquello de que muchas veces a los ingenuos se los ha llamado "los pintores de la esperanza". Es que para ella como para otros, la idea que como un valor agregado a un cuadro surge, es que se tiene "la misión de resguardar los valores del espíritu que alimentan la vida, mientras la globalización y la tecnificación suceden vertiginosamente y todo dura un abrir y cerrar de ojos". Parte de esta expo, integró la muestra "Lo mejor de la pintura naif" organizada por la Fundación Rómulo Raggio de la capital federal, ediciones de las que viene participando la artista local.

foto: Para "Mony" Capellán expresarse plásticamente es mantener una línea que la emparenta con "los pintores de la esperanza".