Lunes 9 de abril de 2001

 

De paseo por la París de Cortázar

 

La obra de Julio Cortázar es el mapa de una París que ni siquiera muchos de sus habitantes conocen. "Río Negro", recorrió el exquisito laberinto del autor de "Rayuela" y "El perseguidor".

  París (especial).- El que conoce París a través de la lectura de obras literarias que la tienen por protagonista, sabrá que, ir tras las huellas del escritor Julio Cortázar, es un recorrido más que fascinante. La aventura se aleja completamente a lo que significa el circuito turístico acostumbrado. Seguir sus pasos es conocerla mejor que un parisino. Puede que "Rayuela", sea el mejor ejemplo de esto, al ser considerada por tantos estudiosos de Cortázar, como un verdadero himno de amor a la ciudad.
Más de lo que algunos creen, la figura del autor de "Historias de Cronopios y de Famas", está ligado a muchos lugares que hizo suyos cuando dejó Argentina, para instalarse en la capital francesa, en 1951. Los años que sucedieron a su viaje están reflejados, no en uno, sino en varios cuentos conocidos.
Será por eso que, a los círculos literarios que afloran por doquier, desde hace un par de años se le han ido sumando otras actividades artísticas que contribuyen a la difusión de la obra de este argentino nacido por casualidad en Bélgica. Homenajes, exposiciones de fotografías, mesas redondas, documentales, conciertos y piezas de teatro, proponen en París, acercarse al espíritu cortazariano. La obra que dejó "el gigante con cara de niño", en alza en las librerías europeas, lo ponen entre los diez autores latinoamericanos más leídos.
Así, el programa cultural de París, despunta algunas propuestas que tienen que ver con el creador de "Rayuela". En el Teatro de la Cité Universitaire (TCU), está en cartel la obra "Rien pour Pehuajó", dirigida por Jean Boillot, y llevada a escena por una compañía de teatro local. El largometraje, "Cortázar", de Tristan Bauer, estuvo en la semana del cine club argentino.
También desde el TCU, se organizó "Ballade sur les traces de Cortázar" ("Recorrido tras las huellas de Cortázar"), una visita guiada por los sitios que acostumbraba a frecuentar. Para esto se pidió la colaboración del fotógrafo argentino, Pepe Fernández, su amigo personal, y a quien pertenece el mayor registro de imágenes que existe del escritor en París.

Instrucciones para "cortazear"

Diana Saiegh, directora de la Fundación Argentina, recuerda que en 1994, cuando se cumplieron diez años de la muerte del escritor, estando ella al frente del Centro Cultural Recoleta, en Buenos Aires, un público numeroso mezclado con actores disfrazados de "famas", descubrió tramos de su vida, a través de videos, fotografías o escuchando su cálida voz. En ese momento se le dio nombre de "Cronopios" a la sala principal de ese complejo de las artes de vanguardia. En París, en 1998, durante los actos de conmemoración de los setenta años de la Casa Argentina, cientos de estudiantes, se emocionaron ante la lectura que realizó un residente belga, al leer fragmentos de una investigación a la que llamó "Movimientos sobre Cortázar".
"Este año, dice Saiegh, la primera escala del viaje sobre los pasos de Cortázar es la habitación número 40, de la Casa Argentina en la Cité Universitaire, y en la que residió el autor argentino tras su desembarco parisino, exactamente cincuenta años atrás. El actual residente que vive en el mismo cuarto, es el anfitrión de los visitantes.
En vísperas de la primavera, la "ciudad luz" puja por no apagarse ante tantas noticias de epidemias que sacuden al viejo continente.
El contraste entre la realidad de los parisinos, y de los turistas, hubiera sido para Cortázar, sin dudas, disparador de un buen cuento. La imagen de las vacas francesas entrando a la Plaza de la Bastilla, con un cartel sobre el lomo anunciando "No estamos locas", distan poco del surrealismo de uno de sus relatos, en el que un hombre vomitaba conejos.

Oscar Sarhan

Una ciudad para armar

A la exposición de Fernández, a las películas y a la lectura de los relatos en bibliotecas y demás centros culturales, se le sumó por estos días, la publicación de un trabajo realizado por el escritor argentino, Eduardo Berti, y al que llamó "París, modelo para armar".
Con el soporte de la Fundación Argentina, Berti, quien vive en Francia, publicó algo que él mismo llama "un catálogo, que sirve para explorar los lugares de París que frecuenta la ficción cortazariana, y puede verse como la puesta en acción de parte de lo antedicho: la ciudad, sus calles, su topografía como "un modelo para armar" según las "instrucciones" y las pistas que destila la obra".
Berti escribió cuatro historias en las que, cada una, tiene un actor principal. Dos existen realmente, y los otros dos pertenecen a la ficción. "Pero todo lo que atañe a la ciudad y al escritor pertenece al fabuloso reino de lo verdadero".
Uno de los dos personajes reales que existen dentro del "petit cahier" de Berti, es Horacio Canales, un porteño que vive en París desde hace veintisiete años. Entre semana trabaja en el cementerio de Auteuil, en tareas de burocracia, "sin contacto con los muertos". Los sábados y domingos, si es que hay buen tiempo y clientela, se transforma en el guía de las "Caminatas Cortázar", que recorren las calles, los lugares de París que aparecen consignados en la obra del escritor.
Canales asegura que en los últimos años le han salido un par de imitadores que hacen "caminatas literarias" basadas en las obras de otros escritores. De todos ellos, bromea, "sólo uno tiene licencia para imitar": su amigo Rick Arnold, oriundo de Seatle, que conduce con gran éxito las Caminatas Hemingway.
El paseo termina en una ronda de café, donde Canales, revuelve una mochila negra y saca una hojas fotocopiadas, que reparte entre todos los presentes.
Es un mapa de París, salpicado de letras y números. Al dorso se explica que las letras señalan puntos de la ciudad vinculados a la vida del escritor: el Hospital Cochin, donde fue internado en 1953, tras un accidente de moto; la Marie del IV, frente a Bazar Hotel de Ville, en la que se casó aquél mismo año con Aurora Bernárdez; la calle Pierre Leroux, donde vivió a partir de 1957.
Los números señalan los rincónes en los que transcurre su ficción: las barcazas del canal Saint Martin, la zona de terrenos baldíos cerca de la Porte d" Orléans, las tiendas con peces y plantas en el Quai de la Mégisserie, entre otros puntos. (O.S.)

   
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