Lunes 9 de abril de 2001

 

El tango social de ayer y de hoy

 

El tango "Laburante del dos mil", del poeta Enrique Bugatti, y musicalizado por Muni Rivero -hijo de Edmundo- retoma la veta social que marcó a la canción porteña desde sus orígenes.

  BUENOS AIRES (Télam).- Autor de la letra del tango "Laburante del dos mil", musicalizada por Muni Rivero, el poeta y periodista Enrique Bugatti abreva en la corriente del tango social y postula recuperarlo desde las características del país de hoy.
"Ya no somos el mítico granero/ que engordaba las vacas y el jornal.../ Es lejana añoranza ese puchero/ que fuera la comida nacional...", reza la letra de la que Bugatti es autor.
"El tango tuvo siempre una preocupación social que ha quedado plasmada en letras como "Al pie de la Santa Cruz" (1930), de Mario Batistella, que sufrió censura por su contenido", sostuvo Bugatti.
"Declaran la huelga, hay hambre en las casas,/ es mucho el trabajo y poco el jornal/ y en ese entrevero de luchas sangrientas/ se venga de un hombre la ley patronal", cuenta la letra de Batistella, autor de sainetes, quien se vincularía con Carlos Gardel y Alfredo Le Pera en París para crear "Melodía de arrabal".
"Mientras tanto, al pie de la Santa Cruz/ una anciana desolada llorando implora a Jesús./"Por tus llagas que son santas,/ por mi pena y mi dolor,/ ten piedad de nuestro hijo,/ protégelo Señor"", sigue el letrista que creó "Bronca" junto con Edmundo Rivero padre.
"Siguiendo esa línea de la presencia del tango en lo social, se me ocurrió tomar el tema del laburante y del emigrante, cuando nuestros abuelos fueron los que vinieron al país de la comida, buscando pan y trabajo, y ahora sus nietos emigran de aquí a Europa", contó Bugatti.
"El pan de cada día no le alcanza/ al pobre laburante del dos mil.../ no le queda ni acaso la esperanza/ de algún clasificado de Clarín", sigue la letra de "Laburante...".
"Hay que pensar en "Al mundo le falta un tornillo": en 1932 Enrique Cadícamo se inspiró, para sus imágenes, en las primeras villas miseria, armadas con los cajones del puerto. Y qué decir de "Cambalache", de Enrique Santos Discepolo", ejemplificó el autor.
"Ya no reclama aumento a su patrón/ quien sumiso defiende su migaja.../ cansado de tener que irse a baraja/ se hace el gil aguantando el sinsabor", continúa "Laburante del dos mil".
Bugatti también reivindica a Eladia Blázquez y su "Milonga p"al presidente", que le advierte al primer mandatario: "Aunque diga el granadero "no hay ninguna novedad",/ que está bravo el avispero, que está todo muy fulero/ te bate la realidad".
"La idea de Muni Rivero -hijo de Edmundo- es rescatar esos temas para el canto nacional, género que cultivaban tanto Carlos Gardel como Edmundo Rivero y Nelly Omar, todos ellos cantores dúctiles, que pueden pasar del lunfardo a la canción", comentó Bugatti.
"Yo hablé mucho con Enrique Cadícamo, un cronista del siglo XX, acerca de su obsesión respecto de que el letrista debía ser directo", comentó el autor y periodista. "Se queja sin dar rienda a la ilusión/ el que agobiado corre tras el mango:/ no duda que el camino será largo.../que tarde acabará la procesión", escribe Bugatti en su tango.
En la línea de rescate del tango social, Andrés Carretero, autor del libro "Tango, testigo social", postula que "al tango hay que considerarlo como música y como baile" y advierte que se lo "repudió o condenó por un contenido que se remonta a sus orígenes, enmarcado en las miserias materiales de las clases desposeídas de bienes o cultura".
"El tango es como es, con todo el lastre de sus orígenes, y con toda la dinámica, la creación infinita y la libertad imperecedera de las auténticas creaciones populares", continúa Carretero.
"De los ambientes del pobrerío habrían de surgir los compositores musicales o letristas que reflejaron en sus composiciones el medio social en que se criaron y vivían. De allí nació la profunda filosofía que impera en muchos tangos, o el llamado a mejores días para escapar, aunque sea literariamente, de la miseria del diario vivir", concluye el libro.
"Así anda el habitante del dos mil:/ sin restos del país de la abundancia.../ pensando quién, aquí o a la distancia,/ le afanó su manera de vivir", remata "Laburante del dos mil". (Télam).
   
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