Sábado 31 de marzo de 2001

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También una plaza divide a los vecinos

 

Los adjudicatarios del IPVU en Confluencia viven con temor

 

Ante la alternativa de que se sucedan nuevas usurpaciones, pasan el día entero encerrados en sus viviendas, a pesar de que no tienen ningún servicio. Algunos dejaron de concurrir a sus trabajos. "Esto es tierra de nadie", sintetizó uno de los afectados. La tensión enfrenta a los vecinos y todos esperan que el gobierno provincial aporte una solución a esta pesadilla.

  NEUQUEN (AN).- El clima de violencia e inseguridad se apoderó otra vez del barrio Confluencia. Mientras los adjudicatarios permanecen refugiados en sus propias viviendas con el miedo latente de otra usurpación, la incertidumbre por la falta de una solución definitiva por parte del gobierno mantiene la tensión en el sector y divide a los vecinos.
Sobre los adjudicatarios -encerrados en viviendas sin terminar y sin los servicios básicos- pesa la amenaza de quienes quedaron afuera: "Si las casas no son para nosotros no serán para nadie", lanzaron los usurpadores que agitan ataques, robos y otras intimidaciones.
En Confluencia, las imágenes de la represión policial que el jueves desalojó a los usurpadores de al menos tres viviendas de las 50 adjudicadas por el IPVU, aún se viven como una pesadilla. El operativo policial dejó un saldo oficial de cuatro heridos (hubo otros que no fueron asistidos por Salud Pública) y 18 detenidos .
Ayer, los adjudicatarios exigieron al gobierno que les garantice la seguridad de sus familias y denunciaron que el jueves (antes de los incidentes) tres casas fueron ocupadas porque sólo dos policías protegían el plan habitacional. Luego del conflicto, la viviendas fueron abandonadas por los usurpadores.
"Queremos saber qué va a pasar en Confluencia porque esto es tierra de nadie", repetía un joven adjudicatario quien desde hace tres días está refugiado en su vivienda. El muchacho, que exige resguardo de su nombre por temor a represalias, no concurre a su trabajo porque tiene pánico de dejar sola a su esposa y a sus dos hijos.
Los beneficiarios no sólo batallan contra el fantasma de la usurpación. Además, conviven con la falta de electricidad, de gas, de agua y de cloacas. Todo está pendiente porque las casas fueron entregadas de apuro por el gobierno, agobiado por la crisis y sin posibilidades materiales de satisfacer las demandas. El cuadro se completa con el cerco perimetral que aísla al conjunto de viviendas del resto del barrio.
Desde la empresa constructora Pedreschi se defienden. A través del ingeniero a cargo, Hugo Calió, la firma informó que el martes -cuando se produjo la entrega masiva.- "faltaban dos meses para terminar los trabajos". Calió recordó que ante la amenaza de la ocupación el IPVU decidió adjudicar antes de lo previsto las viviendas. La carrera contra reloj obligó a convocar a empleados de otras obras, pero la falta de garantías y las amenazas permanentes de los usurpadores impidieron terminar con la instalación de los servicios.
Ayer, peritos policiales del departamento de Criminalística recorrieron el sector recolectando las vainas de las balas de goma que utilizaron los uniformados para dispersar a los usurpadores. La recorrida incluyó un relevamiento de las personas que estaban apostadas en cada una de las viviendas. Mientras tanto, móviles y efectivos policiales patrullaron el lugar. Aún así, entre los adjudicatarios hay mucha intranquilidad, y no es para menos. En menos de un mes y medio, Confluencia fue el epicentro de violentos enfrentamientos entre algunos vecinos y la Policía a causa de las usurpaciones.
La crisis habitacional que sacude Neuquén mostró su peor imagen en esta parte de la ciudad. Y tuvo en la muerte de Rubén Arias su punto límite. Sin embargo, ahora el conflicto enfrenta a los vecinos de Confluencia entre sí y el plan de 50 viviendas se transformó en la manzana de la discordia. Mientras los adjudicatarios apelan a las autoridades del gobierno para destrabar el conflicto, los vecinos que no fueron incluídos en la lista de beneficiarios sostienen que la adjudicación fue arbitraria.
La indignación de algunos vecinos apunta contra el violento operativo que dispuso la Policía para desalojar a los usurpadores, donde las balas de goma y los gases lacrimógenos fueron moneda corriente. El miedo a las represalias transforma en una tarea complicada conseguir testimonios entre los vecinos. Y los que se animan a hablar prefieren el anonimato. "Te tenés que quedar en el molde porque estás casado y tenés hijos", dijo indignado un adjudicatario que durante diez años integró las listas del IPVU.

Una zona jaqueada por la crisis que se tornó violenta

NEUQUEN (AN).- Está a la vista, en Neuquén la violencia está siempre cerca y nadie puede escapar a la realidad.
Por estas horas, el barrio Confluencia -jaqueado por postergaciones y por la crisis social- muestra su peor cara y hay personas, jóvenes en su mayoría, que están enojados con todos y que disparan contra todos, sin que hayan motivos.
El foco virulento está en ese rincón de Neuquén como hace un par de semanas estuvo en San Lorenzo o hace dos días en la calle Sarmiento o antes en la avenida Argentina Así las cosas, a pocos metros del encuentro de los ríos Limay y Neuquén, la capital provincial parece tierra de nadie y mucha gente vive con miedo.
El jueves, las puertas del vehículo en el que se movilizaban los periodistas de este diario fueron violentadas por manos anónimas que se alzaron con el equipo de radio, y que a poco estuvieron de llevarse el pasacasettes.
Hace unas semanas se llevaron el equipo de un reportero gráfico, cobraron rescate por el de otro y rompieron los ventiletes de otros dos rodados.
Ayer a la madrugada, casi como si fuera un deporte, un par jóvenes arrojaron piedras contra el vehículo en el que iban dos periodistas de este diario.
No hay razones. Como tampoco hay razones que justifiquen la forma con que la Policía descarga gases y balas sobre todos cuando los revoltosos son unos pocos.
La represión indiscriminada despierta curiosas solidaridades donde siempre las alianzas son en contra de los uniformes . Durante el estallido por la muerte de Rubén Arias dos personas fueron alcanzadas por balazos de plomo que no se sabe de dónde salieron. El jueves varios proyectiles del tipo silbaron en medio de la refriega.
Un camarógrafo que trabaja free lance para un noticiero de la Capital Federal perdió su cámara y recibió algunos golpes.
Otro camarógrafo, que trabaja para otro medio de Buenos Aires, recibió un manotazo por parte de un policía que le ordenaba que no filme a uniformados que disparaban balazos de goma y lanzaban gases lacrimógenos.
En este clima espeso que envuelve a Neuquén, la violencia verbal que fluye de algunas proclamas del gobierno tampoco redunda en mejorar las alternativas pacíficas posibles.

La inversión en vivienda continúa deprimida en la provincia

NEUQUEN (AN).- Con un techo presupuestario que promedia 35 millones de dólares aportados anualmente por el Fonavi, el Instituto de Vivienda neuquino suma hoy en día alrededor de 4.600 unidades habitacionales entre las terminadas y las que están en ejecución. Pero su recaudación sigue baja, porque por cada 100 pesos gastados durante el año pasado y en 1999, el organismo recuperó menos de la tercera parte: 27 y 30 pesos respectivamente.
Los empresarios nucleados en la Cámara Argentina de la Construcción defienden a capa y espada la utilización que hizo la provincia de los fondos del Fonavi porque, caso prácticamente inédito en el país, el elogio tiene por fundamento la aplicación del total de esos dineros "a fines específicos" -es decir, a levantar planes habitacionales para sectores desfavorecidos- aun cuando el gobierno nacional autorizó apenas asumió en 1999, a derivar la mitad a otros destinos en virtud de la emergencia económica en el país. No obstante, la CAC, en sus documentos sucesivos reiteró la necesidad de aumentar la presión recaudadora del IPVU con el fin de reciclar ese dinero en nuevos complejos habitacionales.
El déficit habitacional neuquino fue solucionado históricamente con programas y entregas de casas cuya ejecución obedeció a varios factores: la necesidad de crear empleo, los procesos electorales y la presión de las empresas privadas que exigieron la inversión en obra pública. El congelamiento progresivo de los recursos oficiales asignados a la construcción -una industria que cayó cien millones de pesos en su participación en el producto bruto geográfico desde 1993- y el deterioro de la situación económica de la población activa profundizaron una crisis que estalló en las recientes semanas en forma de tomas, ocupaciones y usurpaciones.
En el período 1993-1997 la construcción pública provincial sufrió una disminución de casi el 7% y solamente tuvo desempeño positivo la obra privada -creció en ese mismo lapso el 4,26%-. Los tiempos electorales y económicos de la provincia se reflejaron en la construcción de viviendas y en la asignación de los fondos: entre 1995 y 2000 esos recursos dibujaron una onda que sirve como ejemplo. En 1995, en coincidencia con el final del primer gobierno de Jorge Sobisch y con una competencia interna en el partido provincial, sobre 33,4 millones de dólares que entraron a Neuquén vía Fonavi, se construyeron viviendas por 35,3 millones de dólares. En cambio en 1999, cuando la administración de Felipe Sapag ingresaba en su ocaso y ya había resignado el gobierno, de los 33 millones de dólares aportados por el Fonavi, se aplicaron a obras casi diez millones menos que cuatro años antes: 22,45 millones de pesos. Durante el año pasado la inversión se recuperó en un 28% y rondó los 29 millones de dólares, seis millones de pesos menos que lo ingresado, de acuerdo con los datos oficiales obtenidos del IPVU.
La planta de empleados también tuvo variaciones. En 1995, había 191 pero cuatro años después, cuando se tocó el piso de inversión, la planta fue de 355 trabajadores -212 en categoría permanente y 143 contratados como prestación de servicios-. Esa plantilla se redujo bruscamente al año siguiente a menos de la mitad: sobre el total de 147, había 129 en planta permanente y 18 en carácter de contratados.

Anoche seguían detenidas nueve personas por los enfrentamientos

NEUQUEN (AN).- Un total de nueve personas mayores permanecían detenidas anoche en la cárcel del Parque Industrial de esta ciudad, como saldo de los violentos enfrentamientos entre policías y manifestantes producidos en jueves en el barrio Confluencia. Fuentes policiales explicaron que estas personas están en carácter de "arrestados", la figura que se le otorga a quienes son "demorados" en averiguación de antecedentes.
"Por este cargo, que es inconstitucional, la policía acostumbra detenciones de 24 horas. Pasado ese lapso, es posible que determinen otras 24 horas para que el juez los indague, aunque todavía no hay cargos", explicó el abogado Mariano Mansilla, asesor de la Central de Trabajadores Argentinos.
Mansilla no está trabajando directamente en la causa. Sí lo hace uno de los abogados de su estudio, Nicolás García.
Se estima que recién hoy los detenidos recuperarían la libertad. En cambio, las tres mujeres que estaban alojadas en la comisaría Segunda fueron liberadas por la noche. Durante los incidentes, los uniformados detuvieron a seis menores que estuvieron en la unidad Segunda hasta que fueron retirados por sus padres en horas de la madrugada.
El enfrentamiento entre efectivos policiales y vecinos del barrio Confluencia produjo un saldo oficial de cinco heridos y 18 detenidos; además de viviendas dañadas, móviles policiales destrozados y roturas de todo tipo en la comisaría 19. En el barrio, la combinación de la humedad con el calor del mediodía "levantó" los residuos del gas lacrimógeno y el ambiente se cargó de un aire picante.
La investigación de los incidentes está a cargo del fiscal Ignacio Cano, que estuvo en el lugar el jueves por la noche.
La causa, en tanto, quedó en manos del juez Roberto Abelleira, el mismo magistrado que ordenó el desalojo que finalizó con la muerte del diariero Rubén Arias.
Los heridos fueron un vecino del barrio que ingresó a las 17.30 al hospital Castro Rendón presentando una herida de bala de goma en la rodilla. Y cuatro policías que presentaron lesiones en los brazos, en sus rostros y en las piernas, como consecuencia de los piedrazos de los manifestantes.

Foto 1: Peritos policiales del departamento de Criminalística recorrieron el sector para recolectar las vainas de los proyectiles usados durante el enfrentamiento del jueves.

Foto 2: El operativo policial del jueves dejó un saldo oficial de varios heridos.

   
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