Miércoles 28 de marzo de 2001

 

El presidente paraguayo camina en la cuerda floja

  González Macchi logró contener las protestas sociales, pero deberá adoptar medidas de corto plazo si desea mantenerse
  ASUNCION (Reuters/EFE) - El presidente paraguayo, Luis González Macchi, cumple hoy dos años en el poder, sumido en el aislamiento político y enfrentando el riesgo de perder el puesto.
En 24 meses, el mandatario vio caer su popularidad de 70 a menos de 10%, perdió la alianza que lo llevó al poder, la mayoría en el Congreso y su sustento en el gobernante Partido Colorado y se vio involucrado en los escándalos de corrupción más comentados de los últimos años.
El presidente tuvo algo de alivio ayer, cuando campesinos y sindicalistas que iniciaron el lunes una protesta en la capital paraguaya se replegaron, después que el gobierno accedió a sus demandas de reactivar proyectos agrarios y proteger los empleos del sector público.
La Iglesia Católica paraguaya advirtió de nuevo ayer por medio de uno de sus obispos sobre la necesidad de que el Gobierno "cumpla las promesas asumidas" para evitar un estallido social" en el país.
"El presidente está prendido de una rama a mitad de un precipicio", dijo el sociólogo Carlos Martini. "Si no cae es porque tiene sostén internacional de Estados Unidos y el Mercosur, que simplemente no ven la alternativa con la cual reemplazarlo".
La analista política Milda Rivarola dijo, por su parte, que "es un milagro que el presidente haya cumplido dos años. Su coalición duró apenas ocho meses y aunque aguantó 16 más, su enemistad con el parlamento no es sostenible a largo plazo".
González Macchi llegó a la presidencia con apoyo del Partido Liberal y del socialdemócrata Encuentro Nacional en 1999, cuando era titular del Congreso, tras la renuncia de su antecesor, Raúl Cubas, acusado de ser uno de los mentores del asesinato del vicepresidente Luis María Argaña. El Partido Liberal, la segunda fuerza opositora del país, rompió la alianza a fines de 1999, ganó la vicepresidencia vacante en elecciones el año pasado y el domingo oficializó una campaña por la dimisión del presidente. Una convención liberal resolvió "retirar el apoyo político al gobierno", reclamar la renuncia del presidente, responsabilizarlo "del estado calamitoso en que se encuentra el país" y "ratificar su confianza en (el vicepresidente) Julio César Franco en la línea de sucesión".
La decisión de los opositores siguió al escandaloso descubrimiento de un fiscal de que el automóvil presidencial, un lujoso BMW 528i blindado, es ilegal y fue probablemente robado de algún país vecino. "En términos jurídicos existen causales para impulsar un juicio político al presidente por mal desempeño de funciones, delitos cometidos en el ejercicio del cargo, delitos comunes y otras más", dijo el abogado Eusebio Ayala, representante legal del Partido Liberal.
A este escenario se sumaron organizaciones populares que se turnaron para protestar contra el gobierno a lo largo de marzo, y sólo accedieron a deponer las medidas de fuerza a cambio de promesas de asistencia financiera de muy corto plazo de aplicación.
"Quizá una ventaja para González Macchi sea que las protestas sociales carecen de fuerza por el momento, y de por sí no tendrían posibilidad de tumbar al gobierno, por ahora", dijo Rivarola. "Pero la crisis económica sigue y tiene efectos acumulativos que en algún momento van a estallar".
Para Martini " estamos en una etapa de crisis recurrentes, que es previa a una crisis terminal", concluyó.
   
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