Domingo 25 de marzo de 2001

 

"En EE.UU. ven a la Argentina como un país corrupto"

 

Andrés Oppenheimer es el periodista argentino más reconocido a nivel mundial. Fue ganador del prestigioso premio Pulitzer. Recientemente investigó el lavado de dinero en la Argentina y presentó su libro "Ojos vendados...". En diálogo con "Río Negro", Oppenheimer dice que "la corrupción genera impunidad y escepticismo. Impide el desarrollo del libre mercado" en la región. Cree que son necesarias medidas drásticas hacia los bancos por parte de EE.UU.

  BUENOS AIRES (ABA)- "La corrupción y el lavado de dinero no sólo provocan grandes pérdidas en la Argentina por los sobornos. La corrupción genera impunidad. Y la impunidad genera escepticismo entre los ciudadanos, que piensan: si los políticos roban y evaden impuestos, yo también voy a robar y evadir impuestos. Si la gente no cree en el sistema no pagará impuestos. Y ese es el principal problema del país: por año, se evaden 20 mil millones de dólares". Lo dice Andrés Oppenheimer, el periodista argentino más reconocido a nivel mundial.
Columnista del diario "Miami Herald" y ganador del cotizado Premio Pulitzer de los Estados Unidos, Oppenheimer vino a la Argentina, país que dejó en 1976, para presentar su último libro: "Ojos vendados; EE.UU. y el negocio de la corrupción en América Latina".
"Esta tormenta parece una metáfora de la actualidad de la Argentina", comenta ante "Río Negro", en una mañana gris y lluviosa.
- En su libro, usted deja traslucir que la corrupción es el principal escollo para el crecimiento argentino, aún más importante que la crisis financiera o la falta de inversiones.
- Sí, la corrupción es el principal problema de la Argentina y de varios países del continente. La cuestión es ahora más importante que nunca. La triste actualidad es el mejor ejemplo: la crisis se debe a que al país le faltan 3.000 millones de dólares para enhebrar las cuentas de este año. Y este libro habla de los cientos de millones de dólares evadidos en impuestos y de cientos de millones de dineros sucios girados al exterior.
- Usted asegura que el gobierno de los Estados Unidos está interesado en combatir la corrupción en América Latina. ¿Realmente es así?
- La tesis del libro es que hay que globalizar la lucha contra la corrupción. Estados Unidos y Europa tienen que cerrar las puertas de sus sistemas bancarios a los dineros mal habidos. Si no, todos los esfuerzos de la Argentina contra la corrupción serán inútiles. La lucha tiene que ser encarada en ambos lados del mostrador. Mientras un Raúl Salinas, hermano del ex presidente de México, pueda depositar en un banco de Nueva York 120 millones de dólares y no le hagan preguntas sobre el origen de esos fondos, todo lo que haga México contra la corrupción será en vano. En los organismos financieros internacionales, como el Banco Mundial o el FMI, se empeñan en centrar el problema en los países donde se origina la corrupción, y no en donde se recibe el dinero corrompido. Pero yo creo que hace falta una acción concertada. Y soy optimista, porque hay crecientes presiones para que las compañías americanas participen más activamente en la lucha contra la corrupción y le cierren las puertas a los sobornos y a los dineros mal habidos.
- ¿Quiénes ejercen esas presiones de las que habla?
- Los gobiernos, el Congreso... Clinton presentó el año pasado un proyecto en el Congreso donde proponía incluir la palabra "corrupción" dentro de la distinción de lavado de dinero. Esto sería revolucionario y resultaría muy bueno para América Latina. Hasta ahora, los Estados Unidos consideran que hubo lavado si se trata de dinero del narcotráfico. Cuando se incluya a la corrupción, entonces a los políticos corruptos de la Argentina se les hará mucho más difícil reciclar el dinero sacándolo del país, como les resulta difícil a los traficantes lavar los narcodólares.
- Pero ese era un proyecto de Clinton. Ahora gobierna Bush...
- Sí, pero ese proyecto, aunque todavía no es ley, sigue vigente como proyecto. Y el Senado, a través del senador Carl Levin, sigue impulsándolo. Es cierto que el gobierno de Bush tiene una posición más "pro-business", pero en el Senado las opiniones están muy parejas. No sería nada extraño que finalmente el proyecto prospere.
- ¿Y cual es la posición en el mundo financiero?
- Aún está por verse. El sector bancario no muestra demasiado interés en establecer más controles en lo que respecta a sus operaciones. Pero por otro lado, entre las corporaciones comienza a haber conciencia de que no se puede seguir pasando papelones como los que se pasaron. Citibank, por ejemplo, desde los escándalos de México y la Argentina, estableció controles internos que hacen casi imposible que casos como esos se repitan. En la Argentina, por ejemplo, el Citibank tomó una medida radical: no tomará más cuentas de banca privada de políticos.
- Empresas como Citibank o IBM han hecho negocios fabulosos gracias a la corrupción en la Argentina. ¿Cuál sería entonces la explicación teórica? ¿Por qué a las corporaciones americanas no les conviene que haya corrupción en América Latina?
- Hay una conciencia generalizada de que la corrupción es la principal amenaza contra la economía de libre mercado. Está comprobado que la economía de libre mercado funciona mucho mejor en países democráticos que en dictaduras o en regímenes estatistas. Pero muchos países de este continente, incluido la Argentina, pierden en esta contienda porque aquí hay un capitalismo con amiguismo, de acomodados, sin sana competencia, que se ha prestado a la corrupción y que generó un enorme escepticismo popular sobre la economía de mercado.
- Cuando una compañía como Citibank o IBM es acusada de haber participado en actos de corrupción en América Latina, ¿pierde posiciones en el mercado americano?
- Por supuesto. Son empresas que gastan millones y millones de dólares en imagen. Yo no creo que un negociado como el de IBM con el Banco Nación le haya acercado a la compañía ni un décimo de lo que después tuvo que gastar en la campaña para mejorar su imagen.
- Eso es cierto, pero seguramente los directivos de IBM no creyeron que iban a ser descubiertos en la maniobra...
- Sí, puede ser, pero arriesgan mucho... Como dijo John Reed, presidente del Citibank, ellos corrigen sus errores sobre la marcha. Y gracias a eso Moneta ya no podrá tener un banco fantasma en las Bahamas. Y el Citibank, después del proceso de investigación del Senado por las operaciones de lavado, ya no dejará a bancos fantasmas como ese abrir cuentas en su casa central.
- Moneta desautorizó a los senadores que investigaban el lavado diciendo que sólo era un subcomité que no tenía ayuda del resto del cuerpo, ¿es eso verdad?
- No, no, para nada. Es un sub-comité que ha venido trabajando muy bien y el senador Levin, un demócrata liberal, es muy respetado. Hay que tomarlos muy en serio. Sobre todo, porque el Senado puede hacer cosas en la investigación que los periodistas no podemos, como incautar documentos y llamar a audiencias públicas. Ellos, por ejemplo, le ordenaron al Citibank que les entregue todo el papelerío disponible con respecto a las maniobras del Federal Bank. Y el Citi debió darles todo. Entonces, lo que hizo el Senado tuvo un impacto tremendo, porque sentaron al poderoso Citibank en el banquillo de los acusados y obligaron a sus directivos a reconocer que cometieron errores groseros. Si el Citi no toma medidas drásticas, su imagen puede quedar dañada.
- ¿Usted cree que hubo complicidad de los directivos del Citibank en las maniobras de lavado?
- Creo que ni remotamente el Citibank quería lavar o sabía que estaba lavando dinero sucio. Simplemente ocurrió que ellos, como empresa que está dedicada a hacer negocios, aceptaron dinero de políticos, porque la ley no los obligaba a poner mayores reparos a aceptar ese dinero. Si el gobierno de los Estados Unidos no los obliga a ser cuidadosos, es injusto exigirles cuidado a los banqueros, porque ellos estaban haciendo negocios. La cuestión pasa por presionar al gobierno de los Estados Unidos para que imponga regulaciones más estrictas y que los bancos las cumplan.
- Pero ese no es el caso de Moneta. El Citi no podía desconocer esos negocios, porque Moneta, además de dueño del Federal Bank, fue presidente de la subsidiaria local del Citibank.
- Creo que es obvio que, a partir de lo que pasó en las audiencias del Senado en Washington, el Citi no está muy feliz de haber escogido a Moneta como su socio...
- Lo dicen ahora, pero hicieron muy buenos negocios con Moneta. El CEI fue la corporación más importante del país durante la segunda etapa del menemismo.
- Sí, es cierto. Pero en el Citibank aprendieron una buena lección.
- ¿En los Estados Unidos ven a la Argentina como un país muy corrupto?
- Sí, en los Estados Unidos ven a la Argentina como un país corrupto; sobre todo en el mundo financiero. No al nivel de Nigeria. Más bien, diría, está al nivel de México, aunque hay más información sobre los casos de México porque es un país vecino.
- ¿La visión de la Argentina corrupta está enlazada a la gestión menemista?
- Mi sensación es que echarle toda la culpa a Menem es como evadir la responsabilidad general. Acá hay un problema de corrupción generalizada, que no se detiene en Menem. Hago un paralelo que a ningún argentino le gusta escuchar: todo el mundo acusa a Videla por la violencia de la dictadura, pero yo recuerdo que en el "76 todos apoyaban el golpe. Ahora pasa lo mismo: Menem es responsable, pero ¿no son responsables todos los demás políticos, los empresarios, los profesionales? En mayor o menor escala, buena parte de los argentinos participan a diario de hechos de corrupción.

Gonzalo Alvarez Guerrero

   
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