Sábado 17 de marzo de 2001

 

El subcomandante desata pasiones

 

La llegada de Marcos ha dividido a la sociedad en "marcofóbicos" y "marcofílicos"

  MEXICO DF- La presencia del "subcomandante Marcos" en la capital mexicana ha despertado tantas pasiones que la sociedad se encuentra prácticamente dividida entre "marcofóbicos" y "marcofílicos".
Los primeros son, en su mayoría, hombres mayores de 40 años, generalmente de derecha o de centro (que en México es prácticamente lo mismo), de clase media-alta o con buenas relaciones con el poder.
Se trata de empresarios, hacendados y políticos tradicionales aunque entre ellos también hay escritores, analistas y periodistas independientes, e, incluso, un amplio sector de la Iglesia Católica.
Los "marcofóbicos" sueñan con quitarle la máscara al jefe zapatista y demostrar que está tan feo como acabado y prefieren llamarle por su nombre de pila, Rafael Sebastián Guillén, para restarle "misterio y encanto".
De otro lado, se encuentran las mujeres, desde las ejecutivas hasta las amas de casa y empleadas domésticas, que le prefieren enmascarado, y las periodistas, que sueñan con una buena entrevista que pudiera convertirse en amistad.
También se declaran "marcofílicos" la mayoría de los pobres, los izquierdistas, muchos intelectuales, los revolucionarios románticos, artistas, profesores, estudiantes y muchos activistas de las ONG"s.

El presidente disfrazado

El presidente de México, Vicente Fox, es un "marcofóbico" disfrazado de "marcofílico", que se pasa los días lanzando en público pétalos de rosa al líder zapatista, haciendo caso omiso a las pedradas que le llegan de vuelta.
Otro "marcofílico", aunque se resista a reconocerlo, es el propio "Marcos", empeñado en presumir de humildad, llegando al extremo de proclamarse "sub" de 23 comandantes que, obviamente, son sus subalternos.
En el Congreso, el conservador Partido Acción Nacional (PAN), al que pertenece Fox, alberga a los más reaccionarios "antimarquistas" y en el extremo opuesto se encuentra el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).
En ninguno y en ambos de estos extremos a la vez, lanzando flechas desde un lado y desde el otro, transita el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que sufre el impulso de irse a la derecha, pero la necesidad política de aparecer por la izquierda.
En la prensa escrita, la balanza se inclina claramente a favor de "Marcos", mientras que en la TV, las principales cadenas se han mostrado distantes con el líder.
En conclusión, hay muchísimos más "marcofílicos" que simpatizantes del movimiento zapatista y muchísimos más "marcofóbicos" que antizapatistas.
En tanto, la delegación zapatista cumplió ayer una semana de estancia en la capital sin haber conseguido su principal propósito, reunirse con el Congreso para discutir el proyecto de Ley de Derechos y Cultura Indígenas.
Los legisladores no conciben la idea de ver a un guerrillero encapuchado en la cámara y "Marcos", por su parte, consideró "humillante e indigna" la propuesta del Congreso de que los delegados del EZLN se reunieran con una comisión de veinte legisladores.
Por otra parte, el gobierno se sintió obligado a desmentir nuevos patrullajes en el bastión del EZLN. En tanto, el mito Marcos crece, despertando pasiones encontradas. (EFE, DPA)
   
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