Jueves 29 de marzo de 2001 | ||
MAS INFORMACION |
Cambios sustanciales y detalles inalterables |
|
El imputado modificó su declaración en cuatro oportunidades |
||
CIPOLLETTI (AC).- En todas las declaraciones que realizó Claudio Kielmasz ante la justicia, demostró que sabe qué pasó el 9 de noviembre de 1997. En la primera indagatoria se mostró como un simple testigo que aparecía en el lugar cuando ya había ocurrido todo. Pero de a poco empezó a reconocer su participación en el hecho. Esta es la síntesis de sus declaraciones: *2 de enero de 1998: Dijo que el 9 de noviembre su hermanastro Miguel Torres le pidió prestada el arma de su madre. Alrededor de las 21.10, Torres regresó a su vivienda y le contó que junto con Marcelo y José Luis Arratia habían agarrado a tres chicas que caminaban por las vías. La intención fue "robarles". Las interceptaron y después de sacarles un reloj Interlagos las manosearon. "Empezamos a juguetear con ellas (...). Se sentían pasos y gente que pasaba por las vías, y una de las chicas intentó gritar. Entonces José Luis le pegó un puñetazo, Marcelo al rato le disparó", contó Kielmasz al juez, relatando partes en primera persona. "Las tapamos un poco con tierra y salimos de ahí". Dijo que él no le creyó a Torres y le exigió que lo llevara a ver los cuerpos. En el lugar, bajo los olivillos, se manchó el pantalón y se rompió la remera. "Mi hermano no me dijo si las habían violado", añadió. *19 de enero de 1998: Aseguró que estuvo "en el puentecito" de Dos Esquinas hasta las 21 o 21.30. A esa hora, una camioneta policial entró hacia las vías marcha atrás, la vio y se ocultó. Un civil que guiaba al conductor. Cuando llegaron a los olivillos "el hombre y la camioneta se detuvieron". Descendieron dos personas. El conductor tenía un arma en la espalda. Esos hombres observaron para los costados y bajaron tres cuerpos que no se movían. Los pusieron bajo los olivillos. El estaba ubicado a unos cuarenta metros del lugar. Cuando los hombres se retiraron, se acercó a ver los bultos tapados con hojas y descubrió que eran cadáveres de mujeres. Más adelante por los mismos olivillos estaba el otro cuerpo, semitapado. Al lado había un revólver igual al que él portaba, sólo que más deteriorado. Lo recogió. Ahí fue cuando se manchó los pantalones y se rompió la remera. Se llevó las dos armas en el bolsillo. La que estaba en el lugar la limó y la de su madre la cortó en tres pedazos y la arrojó al río. *28 de enero de 1998: Volvió a involucrar a los hermanos Arratia y a Torres, y agregó la participación de Hilario Sepúlveda. Contó que Marcelo Arratia le propuso una semana antes participar de un robo. El le dijo que sí, pero de "campana". El día del hecho se encontraron todos en Dos Esquinas y se fueron desde allí hasta una casa abandonada junto a las vías. Su función era avisar cuando ingresaran tres chicas. Las vio entre las 19.30 y las 20, él cumplió su parte. Empezó a alejarse y cuando observó hacia atrás ya las habían bajado de la vía. Después vio a las chicas salir golpeadas de la casa abandonada. Una de ellas le dijo "maricón te vi la cara". Entonces Marcelo Arratia le disparó. Torres disparó después. Cuando vio lo que había pasado, se fue corriendo. Luego se enteró que se trató de un error. Que querían secuestrar a las hijas de un supermercadista cipoleño. *24 de agosto de 1998: Dijo que el domingo 9 le pidieron que llevara gente al secadero ubicado en la calle San Luis porque se iba a hacer una entrega grande de droga. El llevó a los Arratia y a Torres. Se encontró allí con los hijos de un empresario, cuatro policías, el dueño de un boliche y otras personas. El se fue, estuvo en las vías y regresó al lugar a las 21, cuando lo fue a buscar Torres a su casa y le contó que habían matado a las tres chicas. Volvió para ver los cuerpos. Apostillas Matafuego. Los integrantes de la Cámara Segunda del Crimen, tuvieron un retraso cuando salían el martes para iniciar las audiencias del triple crimen. Todo estaba listo para partir desde Roca. Los camaristas esperaban la llegada de la Trafic que los trasladaría. Habían calculado el tiempo necesario como para llegar con tiempo a Cipolletti. Sin embargo, ocurrió un imponderable. Cuando estaban por abordar el vehículo, se disparó un matafuego dentro del utilitario, y el interior quedó repleto del polvo químico blanco. Viajar de esa manera era poco menos que imposible, menos para presidir un juicio. Inmediatamente se llevó la Trafic a un lavadero para una rápida limpieza. Después sí pudieron salir y llegaron justo a horario. |
||
® Copyright Río Negro Online - All rights reserved
|
||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación |
||
|