Sábado 17 de marzo de 2001

 

Piden condena por falsear certificados médicos

 

Acusan a un profesional de "truchar" un informe de incapacidad laboral. El documento se usó para iniciar un juicio por presunta mala praxis. El defensor reclamó la absolución. Hubo mucha tensión en el debate.

  NEUQUEN (AN) - El fiscal Mario Rodríguez Gómez pidió que se condene a dos años de prisión en suspenso y a cuatro de inhabilitación para ejercer su profesión a un médico especialista en cuestiones laborales, a quien lo acusó de haber falsificado un certificado con el que se sustentó una demanda civil contra una clínica, por presunta mala praxis. Para un operario mecánico involucrado en el caso reclamó un año de prisión condicional.
En juicio oral debatido ayer en el Juzgado Correccional 2 a cargo del juez Carlos Lardit, a lo largo de más de siete horas, se ventiló un controvertido proceso que puso en el tapete el papel de los profesionales médicos que a través de convalidar discapacidades de obreros y empleados alimentan lo que se conoce como la "industria" de los juicios por mala praxis.
En medio de la controversia dos forenses del fuero penal provincial fueron involucrados por los querellantes y el defensor, al vincularlos profesionalmente con las partes en conflicto (ver aparte).
Lo acusados son el médico Norberto Oscar Fontana y el mecánico Miguel Angel Ruiz, para quienes el defensor Gustavo Olivera, al refutar los argumentos de la acusación, reclamó la absolución.
Rodríguez Gómez le imputó a Fontana el delito de falsificación de certificados en concurso ideal con estafa y a Ruiz el de uso de certificados falsos en concurso real con estafa.
La denuncia con los acusados la hizo hace dos años el abogado Marcelo Inaudi en representación de la Clínica Pasteur. Inaudi y Carlos Pandolfi actuaron como querellantes y se adhirieron a la pena solicitada por el fiscal.
Para Rodríguez Gómez quedó ampliamente demostrado que el certificado con el que Fontana dictaminó una incapacidad "total y permanente" de Ruiz, como consecuencia de secuelas de una intervención quirúrgica de hernia inguinal tras un accidente de trabajo, realizada en la Pasteur, era falso.
Lo acusó de falsear la verdad con el expreso interés de "inducir al juez" -de la causa por la demanda por 400.000 pesos, que por presunta mala praxis se tramita en un juzgado civil- a emitir un fallo fundado en una prueba falsa.
Entre los amplios argumentos que empleó para sostener la acusación mencionó que aquel dictamen, fechado el 18 de julio de 1995, se contradijo totalmente con el que emitió el 17 de enero del año siguiente, por el cual certificó que Ruiz era apto para desarrollar sus tareas de mecánico.
"El segundo certificado, que dictamina la capacidad de Ruiz para trabajar, es el que se ajusta a la verdad. La conclusión del forense Carlos Lozada, sobre que el primer certificado alude a huellas de lesiones del paciente que él no halló y que tampoco pudieron existir antes, es categórico", sostuvo el fiscal.
Los querellantes sostuvieron que el monto de la demanda civil que Ruiz pretende cobrar treparía a la fecha, con actualizaciones, al 1.000.000 de pesos.
Denunciaron un probable acuerdo entre los acusados para que el médico, en caso de prosperar la demanda por mala praxis, percibiera un determinado porcentaje.
Para Olivera la incapacidad que acusó Ruiz tras las operaciones a que fue sometido fue real y sostuvo que no existen certezas para demostrar que Fontana haya falseado su opinión.
"En las certificaciones de los médicos, tanto los que se manifiestan en un sentido como en otro, hay elementos son materia de interpretación y, por lo tanto, opinables", dijo el defensor.
También atacó el encuadre jurídico de la acusación porque, sostuvo, no se llegó a concretar el delito de defraudación al que aludieron los acusadores.
La sentencia se conocerá el miércoles de la próxima semana.

Los desbordes de la audiencia

NEUQUEN (AN) - Tal vez fue el cansancio de más de seis horas de debate lo que calentó los ánimos y dio paso a los desbordes. Uno de los momentos de máxima tensión se vivió cuando el querellante Oscar Pandolfi con inocultable fastidio, le pidió al juez que hiciera callar u ordenara el inmediato retiro de la sala del forense José Sorbera, quien estaba como espectador, sentado muy cerca de los acusados.
"No se ponga nervioso doctor, le va a hacer mal a su edad", le respondió Sorbera mientras se cambiaba de asiento.
Sorbera había sido recusado como forense por los querellantes, por su presunta vinculación profesional con Fontana.
La réplica estuvo a cargo del defensor Gustavo Olivera, quien con sutileza dijo que no se podía dudar de imparcialidad del forense Carlos Lozada, quien testimonió en la causa, "aún cuando como sabemos, hasta hace poco tiempo utilizaba el quirófano de la Clínica Pasteur para sus trabajos particulares".
Por momentos el clima se tensó al máximo, al punto que el juez Carlos Lardit tuvo que intervenir reiteradas veces para encarrilar la audiencia y frenar los cruces de palabras, elevados de tono, que protagonizaron querellantes y el defensor.
Cuando el debate llegaba su fin, hasta el juez pareció "perder la riendas": la actitud contemporizadora que había mostrado a lo largo de la jornada quedó de lado cuando, con cierta vehemencia, le pidió al defensor que terminara su alegato.

   
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