Jueves 15 de marzo de 2001

 

Los condenaron por un crimen, pero no irán a prisión

 

La víctima, un menor de 15 años, fue brutalmente golpeada en medio de un enfrentamiento entre patotas en un barrio neuquino. Otro de los involucrados recibió tres tiros, pero se salvó.

  NEUQUEN (AN) - La justicia condenó a tres años de prisión en suspenso a dos jóvenes, quienes en medio de una feroz pelea entre patotas mataron a golpes a un chico de 15 años y le provocaron lesiones a otro muchacho. El enfrentamiento tuvo dos capítulos, en ambos los grupos desplegaron inusual violencia e incluso llegaron a usar armas de fuego, con las que se cruzaron varios dispararos. Uno de los involucrados recibió tres tiros, pero salvó su vida por milagro.
El defensor oficial Gustavo Vitale, al pedir la absolución de los imputados, había planteado subsidiariamente la inconstitucionalidad de los artículos que precisamente contemplan este tipo de hechos y la pena que corresponde aplicar, pero fue rechazada por los jueces. Aún así, uno de los magistrados elogió la "franca y valiente" opinión del defensor.
El hecho ocurrió en la noche del 27 de noviembre de 1999, en la esquina de las calles Colón y Doctor Ramón, en pleno barrio Cordón Colón. Si bien el enfrentamiento comenzó cuando uno de los grupos le arrojó al otro un petardo, se cree que había rivalidades anteriores y cuentas no saldadas, que obraron como disparador de la violencia.
Los condenados fueron Omar Manuel Antiñir (de 20 años) y Miguel Alex Parra Sánchez (28), para quienes Vitale había pedido la absolución, porque entendió que no se estableció con claridad suficiente el rol que asumieron durante la trifulca. A su vez, sostuvo que los enjuiciados actuaron en legítima defensa al ver en peligro sus vidas.
Subsidiariamente planteó la inconstitucionalidad de los artículos 95 y 96, que tampoco prosperó.
En tanto, el fiscal Ricardo Mendaña calificó el episodio como homicidio en riña y acusó a los imputados de ser los autores de la muerte del menor Cristian Leonardo Paredes, quien murió tras agonizar unas horas. A Víctor Serrano también lo golpearon con saña.
Para el tribunal de la Cámara Criminal Segunda, presidido por Antonino Gagliano e integrado con los vocales Emilio Castro y José Andrada, quedó probada la responsabilidad de los acusados en el hecho, a partir de las pruebas colectadas en la etapa de instrucción y los testimonios escuchados en la audiencia.
La pelea ocurrió frente a una despensa, un lugar de habitual concentración de los jóvenes del barrio a beber. Los jueces confirmaron que el grupo que entre otros integraban los condenados, fue provocado por otro, entre los que se encontraba Serrano.
Los provocados, particularmente Jesús Antiñir, que fue quien posteriormente recibió los disparos, reaccionaron y golpearon a uno de los oponentes, de apellido Obando.
Una hora después los amigos de Obando volvieron -habrían sido cuatro- en busca de venganza.
En esta ocasión habrían apelado al uso de armas de fuego y se generó la pelea que derivó en el trágico desenlace.
Los vecinos que presenciaron la pelea fueron contundente en sus relatos, particularmente cuando debieron señalar qué papel jugó cada uno de los jóvenes en la pelea.

   
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