Martes 20 de marzo de 2001 | ||
Autores latinos en la mira de Aira |
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Tras permanecer inédito durante 14 años, acaba de llegar a las librerías el "Diccionario de autores latinoamericanos" de César Aira, un personalísimo recorrido por la literatura del continente del autor de "La liebre". |
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Buenos Aires.- ¿Existe un canon literario? ¿Un canon occidental, un canon latinoamericano? A estas preguntas pretende responder lateralmente "Diccionario de autores latinoamericanos" de César Aira -recién publicado por el sello Emecé-, que a lo largo de casi 640 páginas revela la búsqueda personal del autor y permite reafirmar algunas de sus consideraciones sobre la escritura. La idea de canon aplicada a la literatura -aunque ese no haya sido el objetivo del crítico norteamericano Harold Bloom cuando publicó su obra "El canon occidental"- muchas veces se ha confundido con una suerte de competencia donde la "excelencia" o la "calidad" son las categorías que organizan la lista y el criterio (de "excelencia" o de "calidad") de quien lo redacta. Aira está bien lejos del periodismo, del periodismo cultural en particular y, si se quiere, es el único escritor argentino que todavía encarna una idea -una idea vanguardista, sesentista- que es la del estructuralismo de "izquierda": dejad hablar a los textos, abandonad a los autores. No hay mucho más: pero no es poca cosa la reflexión sobre el estatuto de lo verosímil y la identidad, porque "la realidad" -escribió alguna vez el autor de "Cómo me hice monja"- "queda al mismo tiempo arriba y abajo de la historia". Unico en la bibliografía sobre la materia, este diccionario expone las riquezas de cinco siglos de literaturas americanas desde la perspectiva personal de un lector voraz, que renueva la consideración de las figuras canónicas y rescata con fruición escritores raros y excéntricos. Con rigurosa erudición y gustos desprejuiciados, Aira propone una obra útil para la consulta, de atractiva lectura y con un original sistema de doble remisión que permite la búsqueda de nombres individuales y el rastreo de panoramas por país o por época. "Trabajo enteramente personal y doméstico, acumulación de comentarios y notas de investigador aficionado, este "Diccionario" lo es sólo por estar ordenado alfabéticamente. No tiene aspiraciones de exhaustivo ni sistemático. Aunque puede ser de utilidad para el estudioso, está dirigido más bien al lector, y dentro de esa especie apunta a los buscadores de tesoros ocultos", apunta el escritor desde el prólogo. Esa ausencia de pretensiones totalizadoras motiva a Aira a extenderse "en desconocidos y olvidados, y mucho más en el pasado que en el presente", objetivo que lo lleva a obviar escritores surgidos en los últimos veinte años. Del autor de esta obra se ha dicho infinidad de veces que tiene facilidad para narrar, y él mismo ha alimentado esa leyenda -aunque el hecho sea estrictamente cierto- diciendo que escribe al vuelo, sin corregir, en mesas de bares atestados, un libro atrás del otro, como "La mendiga", por ejemplo. Aira vive en Flores, donde recibe a escritores, periodistas y curiosos o aspirantes a escritores que le llevan sus manuscritos en bares atestados, donde escribe sus libros; a los periodistas puede recibirlos pero jamás les da entrevistas. De unos años a esta parte el hombre se hace público sólo mediante sus obras, que salen, una tras otra, tanto en editoriales pequeñas (como la rosarina Beatriz Viterbo) o grandes, como Emecé o Mondadori. En una nota publicada hace un par de años, Aira postuló su posición como autor, reivindicando la figura del "procedimiento" -vinculada a las vanguardias literarias- por oposición a la del "resultado", relacionada con la "profesionalización" del escritor. El escritor "profesional" es aquel que se aprovecha de los "procedimientos" una vez canonizados e instrumentados, porque tienen como consecuencia ciertos "resultados". El no hace más que repetir los "resultados" -variaciones temáticas y formales- descartando para siempre el "procedimiento", inestable por naturaleza. El "procedimiento" es un concepto de la vanguardia, y aunque sabe muy bien que ya no hay más vanguardias, Aira sostiene que los "procedimientos" no están agotados. Una de las maneras de explorarlos es desmontando la figura del escritor "profesional", aquel que vive para su trabajo y escribe de tal hora a tal hora. Aira está tan lejos de la vanguardia como de la academia, y su flamante "Diccionario de autores latinoamericanos" es un fiel reflejo de esta posición. (Télam). Julieta Grosso |
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