Miércoles 14 de marzo de 2001

 

El puma que guarda las espaldas de una mujer

 

Clelia Novillo pinta con lluvia o buen tiempo. Vive en Plottier y está exponiendo en Neuquén.

  NEUQUEN (AN).-Una llovizna caprichosa, pegajosa e irreprochablemente húmeda se demoraba vagando y como insistiendo en quedarse para siempre por la esquinas pueblerinas. Era domingo y anochecía en Plottier.
Se desligaba el agua de unas nubes bajas, grises y con cara de pocos amigos, cuando Clelia Novillo se dispuso a ordenar fotografías y seleccionar una entre todas. Buscó y halló por fin un precioso programa y detenidamente le dobló la oreja a un pulcro sobre de carta. Adentro ya había colocado la invitación para su exposición de pinturas.
En el convite -dentro del sobre blanquísimo- estaba reproducida en blanco y negro la fotografía de ella junto a "Ensoñación" el cuadro del puma que, visto así de repente detrás de Clelia, tomaba la dimensión de puma-guardaespalda: obra en acrílico bañada por la luz intensísima del sol. Incluso parece desteñido el animal si se lo compara con la explosión cromática del resto de sus pinturas.
Clelia -vía el sobre blanco que al día siguiente entregaría personalmente en la redacción del diario-, nos invitaba para ir a verla junto a su muestra en el salón de expositores del hotel que está en avenida Argentina 377, en Neuquén. Allí, hasta el 9 de abril y "durante las 24 horas" se puede observar y comentar cerca de veinte cuadros entre collages, témperas y acrílicos.
Cuando terminó con los preparativos para el día siguiente, ya era noche cerrada en Plottier donde la artista plástica fundó su hogar hace exactamente seis, siete años atrás. No quedaba más que el recuerdo del chubasco en el brillo del pavimento, entre los charcos formados por los desniveles de las veredas. Afuera, casi todo era en tonos plomos, tan diferentes a esa efusividad de colores de los pastos donde un hombre, anónimo y pensativo (desde un cuadro) toma una flor en una mano y algún yuyito indescifrable en la otra y reflexiona triste y cansinamente en su descanso.
Es un acrílico de Clelia que lleva por nombre "Recreándose". Poco tiene que ver con la frescura que emana de un nuevo cuadro: "Pórtico colonial" (acrílico también) donde los ojos transitan ese pasillo que se marcha sigiloso hacia el patio trasero por un geométrico piso de baldosones azules oscuros contra azulinos suaves.
La pintora llegó desde Córdoba capital y se instaló en Plottier, para producir y enseñar en el secundario y como tallerista en la casa de la cultura. Por estos tiempos consolidó toda su actividad en un taller que armó con todas las cosas necesarias para pintar todo el tiempo que su arte le requiere, como para enseñar a sus alumnos. "Es decir,a aquellos que verdaderamente sienten pasión por todo esto".
Y "todo esto" es un enorme mundo de pinceles y trazos. El dibujo es lo principal, después vienen la sabiduría sobre los colores, porque quien le descubrió el alma al dibujo, según dice Clelia, ya tiene la visa autorizada para incursionar por otros mundos.
Es una mujer fascinada por la figura humana. "Difícil, sí", acepta cuando se lo preguntamos, pero tan llena de encanto como puede serlo el tema favorito. "Su" tema favorito y que será el protagonista esencial de la nueva serie que está pergeñando y que dará continuidad a los actuales trabajos .
Cuando la artista se despide bajando las escaleras de la redacción miramos el cielo que se asoma entre los árboles de la plaza. Siguen los grises más o menos plomizos. ¿Crees que lloverá?. "Lloviznará, tal vez, -dice- pero como anoche...no".

Beatriz Sciutto

   
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