Rubén Patagonia no hace concesiones
El cantautor Rubén Patagonia, tras su exitosa presentación en el último festival de Cosquín y en otras citas musicales del país, logró merecidamente la consagración en el festival de Baradero.
"Como en tantos lugares, en Baradero desde el año pasado nos fuimos ganando el afecto de la gente. Esto es un trabajo de hormiga donde entregamos todo", comentó desde su inmensa humanidad este humilde consagrado, al que no se le suben los humos a la cabeza y razona con los pies sobre la tierra.
Baradero ya sabía de la actitud solidaria de Rubén Patagonia. Había cantado en escuelas, colegios y entidades benéficas, participado en programaciones de Cáritas y en el "Festival de la Gratitud", junto con teresa Parodi, celebrando que no se cerrara una refinería de maíz que hubiera dejado en la calle a mucha gente.
La semilla cayó el tierra fértil y este año Rubén Patagonia llegó a Baradero y ganó por méritos propios, con todo lo que esto significa para su carrera, las puertas que se abren aunque él lo tome como un paso más.
Su repertorio costa de canciones propias y de autores "históricos" de la zona, como Marcelo Berbel. Lo acompañaron sus músicos Jeremías Chauque (Cipolletti), Fabián Vejar y Gastón Correa (Allen) y Mariano Zapata, de Neuquén.
"El mensaje marca nuestro compromiso con la realidad que nos toca vivir, con los más necesitados, con los que están abajo, y sufren tanto. No es la protesta por sí misma sino que tratamos de que se conozca nuestra realidad. No sólo cantarle a la belleza de la nieve sino a la tragedia que ocurre cuando esa nieve azota a los paisanos y a su producción. Es el compromiso de hombre por el hombre. Y ese compromiso ha cimentado la consideración de la gente, en especial de los jóvenes".
El tema "Amutuy", donde se refleja la matanza de indígenas en la campaña al desierto, fue uno de los puntos fuertes, y Rubén inclusive compartió con Soledad el escenario cuando interpretó este tema.
También lo hizo con León Gieco cantando "El embudo", y otros.
Sencillo al extremo, no duda en decir que "jamás entendí mi carrera como una marcha para lograr premios. No corro contra nadie. Lo mío es la necesidad de aportar un granito de arena para la difusión de un canto patagónico que nos represente".
No niega este grandote de sonrisa ancha y voz pausada que ahora tiene un posicionamiento distinto. "Es un espaldarazo para seguir este camino que es difícil", reconoce el hombre nacido en Comodoro Rivadavia pero que "me siento un cipoleño como el que más, con una hija de aquí. Esto es lo mío".
Como pasa muchas veces, en estos lares todavía no tiene el reconocimiento total, al menos de organismos culturales específicos, a su dilatada cruzada.
"Es así pero no importa. No preocupa en absoluto. Todo lo hacemos sin pedirle nada a nadie, tal vez por el miedo de que alguna vez te exijan una devolución de favores. Vamos con lo nuestro, comprometidos con las necesidades de la gente", racionaliza.
Cuestión de identidad
En una explicación de su temática, subraya Rubén Patagonia que "Lo nuestro no es zamba, no es chacarera. Son ritmos y elementos extraídos de la cultura originaria. No es música mapuche, ojo, aunque usamos con respeto muchos elementos. Pasa por la identidad que debemos tener los patagónicos. Defender nuestra tierra".
"Cuando se habla de folclore no se toma en cuenta la Patagonia y en gran parte tienen razón, porque faltan expresiones masivas que nos representen. Con lo mío, poco a poco se van insertando".
Con Rubén pasa algo inédito, porque ha logrado una increíble consustanciación con la juventud rockera. Tanto, que incluso se presentó con su acervo sureño en Cemento, Obras Sanitarias y otras catedrales del rock nacional en Buenos Aires.
Influye en esto "la mano grande" que le han dado exponentes como Ricardo Iorio, Flavio Cianciarulo, Ricardo Mollo, Gieco y otros. "La sintonía es total porque cantamos para la gente, planteando sus problemas y con convicción patagónica", sentenció, mirando de reojo, ahora con indisimulado orgullo, el diploma consagratorio de Baradero. (AC).
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