Arduo viaje por el cuerpo de un filme
El cineasta argentino Jorge Polaco, cuya producción siempre causa gran controversia tanto entre el público como a nivel cultural, estrenará hoy una nueva película, "Viaje por el cuerpo".
Señales contradictorias que Jorge Polaco –presente en la sala- seguramente habrá leído.
Entrevistado por "Río Negro", el director que hoy estrena comercialmente "Viaje por el cuerpo" definió su relación con los actores como "un vínculo de amor-odio (...) un desequilibrio" y quizá sea una buena expresión para definir la historia de su última película, su discurso, su estética, el efecto que produce verla.
Con un elenco encabezado por el actor roquense Marcelo Marcilla, Guadalupe Leuviah e Ivonne Fournery y la participación de Anabella Blanco y María Carranza, "Viaje..." narra los padeceres de Alberto, un joven fotógrafo al que su madre educó soñando que fuera un pintor renacentista como Durero. Expulsado de la casa materna, encuentra el amor en una mujer ciega –Flor- que muere en sus brazos después de consumar la primera relación sexual de su vida.
Es el sexto largometraje de Jorge Polaco que antes dirigió "Diapasón" (85), "En el nombre del hijo" (87), la aún prohibida "Kindergarten" (89), "Siempre es difícil volver a casa" (92) y "La dama regresa" con Isabel Sarli.
Su filmación comenzó exactamente el 12 de junio del año pasado en una vieja y enorme casona de San Telmo, hoy inquilinato, que aún conserva sus paredes íntegramente forradas en caoba, escaleras de mármol de Carrara, arañas con caireles de cristal.
Polaco moldea los personajes en medio de la acción, mientras ensaya o filma, lo mismo da. "Yo los voy marcando continuamente porque el cine no es teatro (se apresura a aclarar esta última frase). El actor tiene un nerviosismo que no puede ocultar y carga con acciones gratuitas. Una vez que internaliza las marcaciones constantes en los ensayos, las necesita -como una droga- en el momento de filmar. A Marcelo lo marqué muy poco, porque tenía mucho ensayo. Ivonne Fournery ingresó tardíamente y necesité marcarla".
- Lo que sugiere un vínculo muy fuerte entre ustedes... Un delicado equilibrio.
-Un vínculo de amor-odio. Muy fuerte, sí. En realidad, es un desequilibrio. Yo creo que para lograr algo, hay que tocar fondo y Marcilla entrega absolutamente su cuerpo, su alma, su tiempo".
A los actores no les gusta escuchar -particularmente a los de teatro- que en cine no existen, son una máscara, un fisique du rol. Con Lucchino Visconti, con John Cassavettes, conmigo, Ingmar Bergman, el actor es el director. Otra vez yo dije esto en un programa de televisión y estaba esta buenísima actriz... Alicia Bruzzo, y se ofendió mucho. ¿Cómo decís una cosa tan atroz?, me preguntó. Pero es la verdad. El director es un titiritero y los actores sus títeres; sucede que la palabra títere tiene una connotación mala.
- Menoscaba la figura del actor.
- Pero no es peyorativa, es una realidad. El actor en teatro, compone, es todo; pero en cine, si el director lo deja libre, no existe. Puede tener más o menos oficio, más oficio de no existir (sic). ¿Me explico?
Son muy pocos los actores en cine... Y tampoco, porque te iba a nombrar a Dick Bogarde (protagonista de la recordada "Muerte en Venecia" de Visconti), o Helmut Berger que personalmente no existe, es un petisito teñido de colorado. La italiana Claudia Cardinale, aparecía maravillosa en los primeros planos con sus pechos desnudos, pero filmó también con directores norteamericanos y salió una caca. Esto que acabo de decir hay que entenderlo desde el lugar de quien toma las decisiones, los impulsos".
Hoy a partir del estreno, "Viaje por el cuerpo" queda sola frente al público y su decisión. Una voz que Polaco ahora deberá escuchar, inexorablemente.
"Eduardo Rouillet
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