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Lunes 19 de agosto de 2000 | |
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Excepcional concierto de timbales y percusión |
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El maestro timbalista Stuart Marrs dirigirá esta noche a las 21.30 en el Auditórium, un concierto con obras para timbal y percusión, como corolario de un seminario que reunió en la Fundación Cultural Patagonia a alumnos de todo el país. |
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![]() Agil, extrovertido, comunicativo, saliéndose de todo molde de solemnidad de maestro mayor en las lides musicales, Marrs quedó impresionado con el nivel de los alumnos de la cátedra del Centro de Percusión que comparten el maestro Arturo Vergara, Estela Pellegrini y Angel Frete. - ¿Qué le podemos decir a la gente para que venga al concierto? ¿Qué van a escuchar, una cosa solemne aburrida o algo distinto? - Les diría que vengan porque van a escuchar cosas interesantes. Van a escuchar muy buena música, comprobarán que en muchas de esas piezas van a sentir que no pueden dejar de moverse porque incitan al movimiento por su ritmo, van a ver movimiento en el escenario y movimientos correspondientes al sonido que están escuchando. - Viniendo de tan lejos, ¿qué imaginaba encontrar acá que estamos al fondo del mapa? -Yo conozco América del Sur porque viví y trabajé en Bolivia un año y después en Costa Rica, que si bien no es América del Sur es América latina de todas maneras, estuve once años. Sé muy bien cómo es esta cosa, pero también sé que Argentina tiene una cultura muy avanzada y muy sofisticada, quizá mucho más que otros países en América latina. En los años 30 se consideraba a Buenos Aires igual que Nueva York y París. -Ya no estamos en ese lugar, lamentablemente, pero quizá para usted resulte llamativo que tan desplazado de la capital haya un espacio como éste. - Si, realmente fue una sorpresa porque yo no sabía de eso hasta estar en el avión, cuando me topé con un ganadero que tiene un hermano que vive en General Roca y me contó del asunto. El se encargó de explicarme del INSA, de Tilo (Rajneri) y de todo esto. Fue una grata sorpresa porque creo que es un trabajo muy importante. Tiene implicaciones casi mundiales lo que están haciendo aquí porque hasta en los Estados Unidos estamos perdiendo la lucha en el enfrentamiento del mundo de los negocios y de la tecnología frente al mundo de la cultura y del espíritu humano. Estamos perdiendo porque no rinde económicamente cultivar asuntos culturales, pero hay que darse cuenta que al final sin cultura no vale la pena vivir, no vale la pena desarrollarse económicamente. El gran héroe de Costa Rica, José Figueres, era presidente cuando en Costa Rica se fundó algo parecido a esto en 1972. Allí dijo en un memorable discurso con el que después se hizo un libro, "¿para qué tractores sin violines?" - Muy pocos políticos se atreven a decir eso. - Así pensó él. Para su concepto, hablar del desarrollo de la agricultura no vale nada si no tenemos la cultura para que la vida tenga sentido. Yo estoy mirando lo que están haciendo ustedes aquí con esos mismos ojos, con los ojos de una experiencia parecida a aquélla. Yo lo veo con una gran apreciación. Hoy en día, Costa Rica tiene una Sinfónica Nacional integrada por costarricenses de excelente calidad y exportan músicos a raíz de esa experiencia que se comenzó en 1971-72. -A eso aspiramos nosotros. -En Costa Rica hay un nivel de alfabetismo muy alto, y en esa época llevábamos la sinfónica a las provincias, tocábamos en fábricas, en iglesias y todo el mundo pudo participar de la experiencia. Esto de llegar aquí por eso, fue una muy grata sorpresa al ver el trabajo que se está haciendo. "Acá en Roca tienen el nivel ideal" - ¿Cuál es el nivel de los músicos que usted encontró acá? Un muchacho del campo que predice el futuro musical de la región Cuando estaba estudiando a principios de los 60 tomaba el ómnibus de Nueva Jersey, viaja a Nueva York, tomaba el subterráneo, viajaba más de dos horas para llegar. Pero cuando tuve que decidir la carrera universitaria, a pesar de que tenía posibilidades de entrar en la Julliard, como yo era de zonas rurales de Nueva Jersey no estaba acostumbrado a la ciudad, no me gustaba la idea. No era de despreciar entrar a la Julliard por su prestigio pero no me imaginaba viviendo en Nueva York. Entonces supe se podía hacer una buena carrera con un percusionista de nivel que estaba en Indiana. Por eso fui uno de los primeros en hacer la carrera superior en una universidad de un Estado chico. Después que mi generación, muchos más jóvenes fueron a estudiar de percusionistas de alta calidad en universidades de otros Estados. Pero después quise expandir mis horizontes y les dije a mis colegas que estaba buscando algo fuera de mi país para ver más del mundo y así fue que me fui a Bolivia y después a Costa Rica. Foto:El segundo módulo del seminario de Percusión reunió, junto al maestro Stuart Marrs, a un buen número de alumnos |
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