Domingo 30 de abril de 2000

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El sirio está involucrado en dos atentados ocurridos en Madrid.

  El sábado 20 de junio de 1998, sobre las 10 de la mañana amaneció tranquilo en Madrid. El ciudadano sirio nacionalizado español Mustafá Abon Ibrahim Nasimi, de 49 años, salió de su casa en el lujoso barrio Parque Conde Orgaz, una zona residencial con muy pocas viviendas. Nasimi era muy precavido. Había instalado un sofisticado sistema de seguridad y cámaras de televisión rodeando todo el perímetro de su vivienda.
Antes que Nasimi pudiera abordar su coche, estacionado apenas a tres metros de la puerta de su casa, alguien, ubicado en un punto ciego que no escudriñaban las cámaras, se le acercó sigilosamente por la espalda y sin mediar palabra alguna le disparó en la nuca con una sofisticada pistola de origen checo, con silenciador. Por si había algún imprevisto, un francotirador apostado en una furgoneta Nissan con vidrios polarizados a 150 metros de la casa, tenía en la mira a Nasimi. Pero no hizo falta. Nadie vio nada. Nadie escuchó nada.
Ocho minutos después, mientras Nasimi se desangraba frente a la puerta de su casa, llegaron al lugar varios miembros del Grupo de Homicidios de la Policía Judicial española y una ambulancia.
Mientras la víctima era declarada oficialmente muerta en la clínica de Nuestra Señora de América, el entonces comisario jefe de la Brigada de la Policía Judicial, Juan Antonio González, marcó nueve números de un celular.
Si bien correspondía que tomara intervención el juzgado penal ordinario de turno ese día en Madrid, del otro lado de la línea se escuchó la voz del juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón.
- "Buenos días, doctor. Acaban de disparar en la cabeza a Mustafá Nasimi en la puerta de su casa. Fue un disparo limpio y aparentemente no hay testigos. Recogieron la cápsula servida. Se nota que eran profesionales"-, dijo el policía, que se notaba excitado.
¿Quién era la víctima? ¿Por qué la policía española dio parte de lo sucedido a Garzón antes que al juez que debía intervenir en los hechos?.
Mustafá Nasimi siempre vivió al filo de la navaja, amenazado de muerte por grupos mafiosos con quienes realizaba negocios inconfesables, muchas veces infiltrado bajo control policial. Este sirio, había sumado varios antecedentes por tráfico de drogas, fue confidente de la policía española y declaró ante el juez Garzón cuando éste comenzó la instrucción del sumario por el caso del buque italiano Achille Lauro, secuestrado en las costas de Alejandría el 7 de octubre de 1985 por una organización terrorista palestina liderada por Abu Abbás. En ese proceso, Nasimi, en calidad de testigo, manifestó que su antiguo socio -Monzer Al Kassar- había suministrado las armas necesarias al comando que secuestró el paquebote, operación en la que fue asesinado el anciano y lisiado norteamericano León Klinghoffer. (ver aparte)

El Informe Veritas

La instrucción judicial española del caso Achille Lauro, tuvo un serio incidente cuando Ismail Khalil El Kchoure, que había trabajado para Al Kassar, murió en extrañas circunstancias al "caerse accidentalmente" desde el cuarto piso de un edificio de Marbella, antes que pudiera declarar en el juicio que estaba a punto de comenzar en la Audiencia Nacional de Madrid. La autopsia determinó que El Kchoure estaba en coma etílico desde por lo menos dos horas antes de que su cuerpo se precipitara al vacío. ¿Cómo es posible que alguien, en coma etílico, se "caiga accidentalmente" y por sus propios medios a través de una ventanal de un edificio? Sin embargo, Al Kassar negó cualquier implicación en lo sucedido .
Antes de ser asesinado, Nasimi había comentado en reiteradas ocasiones que nunca había recibido tanta presión como cuando se aproximó el juicio contra Al Kassar en la Audiencia Nacional española.
Para este "hombre de negocios" sirio, que había proporcionado a la Policía Nacional y a la Guardia Civil múltiples entregas controladas de droga, el trío conformado por Al Kassar, su abogado español y catedrático de Derecho Penal, Manuel Cobo del Rosal, y el ex secretario de Seguridad del Estado, Rafael Vera Huidobro, componían un grupo organizado que hizo lo indecible para presionar y desacreditar al juez Garzón y, entre tanto, anular la causa judicial.
El letrado Cobo del Rosal, que actuaba en representación de Al Kassar, presionó a dos testigos de cargo: el propio Nasimi y a Ahmed Abumerchd -alias "Abu Siad"- ex secretario del traficante sirio.
En una ocasión, Cobo del Rosal visitó a al Kassar cuando éste se encontraba alojado en el presidio de alta seguridad de Herrera de la Mancha.
Poco tiempo después, comenzó a circular por varias redacciones de Madrid el llamado "Informe Veritas", en que se acusaba al juez Garzón de participar en orgías con unas ciudadanas marroquíes.
Las mujeres terminaron reconociendo que les habían pagado una suculenta suma por declarar que Garzón había tenido relaciones sexuales con ellas. También se afirmaba en aquel dossier que frecuentemente el magistrado recibía en su casa de Pozuelo de Alarcón descomunales partidas de caviar ruso beluga y de champagne Dom Perignon Cuveé, remitidas por cuenta y orden de Mustafá Nasimi. Todo resultó ser un montaje.
Cuando Garzón se aprestaba a elevar la causa a juicio, alguien entró en su despacho y robó unas notas manuscritas relacionadas con la resolución de cierre del sumario, que unos días después aparecieron publicadas en el diario ABC, por entonces muy ligado a Rafael Vera. Incluso, estando el juez ausente de Madrid en un fin de semana, llegaron a entrar en su domicilio permanentemente custodiado y le dejaron un sugestivo mensaje.(ver recuadro)
En 1988, Vera -que acaba de ser absuelto en el caso del secuestro y asesinato de los presuntos etarras Lasa y Zabala-, se jactaba de ser la persona que había expulsado de España a Al Kassar. Sin embargo la realidad era muy diferente: el sirio entraba y salía de Marbella, con conocimiento de la policía, cuantas veces quería. Según explicaba el propio ex secretario de Seguridad del Estado de los sucesivos gobiernos del socialista Felipe González, el sirio Al Kassar era un personaje de vital importancia para los intereses políticos españoles, por sus excelentes relaciones en Oriente Medio. A punto tal que el director de los servicios secretos(CESID), Emilio Alonso Manglano, visitó Siria invitado por Al Kassar. Poco antes que diera comienzo el juicio contra el sirio por el caso Achille Lauro y en el que Nasimi debía declarar en calidad de testigo, un grupo de sicarios colombianos secuestraron a Rulah y Abdul Nasimi, de 13 y 14 años respectivamente.
Los hijos de Nasimi fueron localizados y liberados el 18 de diciembre de 1994, en medio de un impresionante despliegue del Grupo Especial de Operaciones de Seguridad(GEOS), un cuerpo de élite de la Guardia Civil. Los secuestradores habían sido enviados desde Cali y una vez detenidos, declararon ante la policía que también tenían planeado vengar el asesinato de un narco colombiano, de cuya muerte también responsabilizaron a Nasimi.
Durante el juicio, celebrado en 1995, el propio Al Kassar acusó a Garzón de haberle pedido 30 millones de dólares para dejarlo en libertad y no perseguir judicialmente a su amiga, Amira Yoma, que estaba siendo investigada por el contrabando de valijas Samsonite repletas de narcodólares.

Norberto Bermúdez

   
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