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Divididos regresa con "Amapola del 66"

Del rock al folclore Mollo y su banda mantienen su fuerza y contundencia.El primer disco en estudio tras ocho años muestra a la banda sin fisuras.


  Divididos no defrauda y sigue fiel a sí mismo en "Amapola del 66".

"Amapola del 66", el nuevo disco de Divididos, editado tras ocho años de silencio discográfico del grupo, entrega un notable puñado de canciones que van del hard rock más elaborado a un notable crossover entre el folclore argentino y el rock.

Pasaron ocho años desde el lanzamiento de "Vengo del placar de otro" (2002), la salida del versátil baterista Jorge Araujo y su reemplazo por el más aguerrido Catriel Ciavarella y luego una larga telenovela sobre un nuevo cambio de encargado de bombos y platillos.

En el medio, en su sala de ensayo de Parque Leloir, el trío construyó un estudio y se puso a componer y de todo ese proceso quedaron 13 canciones impresas en "Amapola del 66", editado por el sello de la banda, La Calandria.

"Amapola..." recorre terrenos conocidos por el grupo que van desde un rock poderoso mezclado con ese funky sucio que sólo los Divididos y los Red Hot Chilli Peppers pueden lograr, más varias notables piezas acústicas y folclóricas.

En estos años de sólo conciertos, Ciavarella se afianzó y a sus poderosos golpes le sumó una versatilidad, que era característica de Araujo. Es que Ciavarella no es más que la versión joven de Federico Gil Solá, el baterista del trío en los estupendos discos "Acariciando lo Áspero" y "La era de la boludez".

El disco también muestra a un Ricardo Mollo y a un Diego Arnedo metidos en el proceso de composición y entregando muy buenas canciones. Mollo mantiene ese vozarrón que lo caracteriza, le agrega su sabiduría en la guitarra, y Arnedo vuelve a hacer magia con sus dedos y los bajos.

El disco, que se presentará el 27 de marzo en la ciudad jujeña de Tilcara en un concierto gratuito, arranca con "Hombre en U", un tema que en el último año la banda tocó varias veces en vivo. La canción remite inmediatamente a "Acariciando lo áspero" y deja tranquilo a fans y críticos, porque demuestra que la Aplanadora del rock está más viva que nunca.

"Buscando un ángel", el segundo tema, comienza como un reggae con mal audio y deviene en un rock and roll que luego de marchas y contramarchas cae en un sucio funky a la Peppers. "Mantecoso" es otra canción en ese estilo funky que los Divididos patentaron en la Argentina, mientras los Peppers lo hacían en el resto del mundo.

En el medio del álbum está ubicado el segmento más notable de canciones que se inicia con guitarras criollas y bombo y Mollo entonando las estrofas de "La flor azul", una chacarera escrita por Mario Arnedo Gallo, padre del bajista. Mientras Mollo canta con la aridez del norte argentino líneas como "que solo me voy quedando/mi viejo tunal/oyendo cantar al río/para el carnaval", Peteco Carabajal embellece la canción con su violín. Es en este tramo del disco donde Divididos ratifica que es la banda argentina que mejor hizo el crossover entre el rock y el folclore, porque lo que hacía Arco Iris en los 70 era jazz y pop.

Le sigue "Senderos", un rock de medio tempo, al que Mollo le agrega fuego de Jimmy Hendrix con cierto aire grunge, en un largo y delicado solo. Un recitado criollo de un viejo audio radial le da paso a "Jujuy", en la que Mollo va cantando "aire y luz allá en Jujuy/ hoy parcelas Pucará, arquitectos de antifaz/Los Antiguos ya..." mientras Arnedo con su bajo machaca una cadencia ancestral. Al inicio de esta hermosa canción, Mollo dibuja vientos y mares con la pedalera de su guitarra, hasta que abandona el aire folclórico y se abre paso al rock en una densidad sonora manejada de forma notable por el trío.

"Boyar nocturno" es un rock con aires folk en el que una criolla cubre un rasgueo prepotente de una eléctrica hasta que la velocidad gana la pelea y todo se convierte en tormenta.

"Avanzando retroceden" -un título típicamente arnediano- lo muestra al bajista cantando sobre "tu que sabes de mi/ tu que sabes de vos/por las dudas no olvides/todo viaje tiene su fin/ ecos del rock". Entre la guitarra de Mollo arreciando como un fuerte viento del río y el violín de Peteco Carabajal, transcurre esta canción que lo tiene Arnedo al frente con su criolla. En el poderoso "Perro Funk", Mollo ratifica el amor que le tiene a su pedal de wah wah, mientras se escuchan los ladridos de su perro labrador casi como un estribillo.

El disco que saldrá a la venta en la última semana de este mes viene acompañado por un DVD que muestra el proceso de composición y grabación, junto con reportajes realizados por el periodista Alfredo Rosso.

"Amapola del 66" es el gran regreso del 2010 y seguramente uno de los mejores discos del año, que trae la refrescante noticia de que uno de los mejores grupos locales de los últimos años recuperó el hambre y se encuentra más saludable que nunca.

(Télam)

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16.03.2010, 09:24 // Santiago //
Decir que el disco es pobre, sería hacerle un favor. Mollo sigue imitando la dicción de Prodan sobre melodías básicas y malas letras. Lo único rescatable: la potencia del dúo guitarra-bajo.
17.03.2010, 08:02 // //
Me parecio muy bueno el artículo sobre la banda DIVIDIDOS, estoy segura que va hacer el mejor disco del año!!!! Aguante la APLANADORA TEKE TEKE TOCA TOCA.........!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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