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A Santiago Galván y Juan Inostroza, de Paso de los Molles, que mañana deberán juntar los caballos. Luciano Painete comunica a Nerio Chandia, de Traful Norte, que no consiguió el camión para el traslado de lana. A Segundo Painefil, de Pichi Leufu, que Jorge viajará mañana jueves, y solicita lo esperen con caballos en el puente en horas de la mañana. A Antonio Colitripay, de Mencué, que hoy va carta en el transporte «El Torito» que le envía su hijo Jerónimo, y por ese mismo medio envíe contestación. Boletín del Servicio Social de LRA 30 Radio Nacional
La mayoría de las veces que evocamos el pasado, olvidamos o minimizamos las cosas malas y rescatamos las buenas. Esta operación depuradora de nuestra memoria tiende a hacernos creer que todo tiempo pasado fue mejor.
En Bariloche, los viejos pobladores se la pasan añorando la época en que “la Mitre” (la calle principal) tenía asfaltadas sólo dos primeras cuadras después de los arcos del Centro Cívico y todavía no se había construído ese engendro que es el edificio del Bariloche Center.
También recuerdan nostálgicos cuando esquiaban en “La viborita” actual calle Rolando entre Elflein y Moreno. De ese pasado, en el cual la única comunicación era la radio, sobrevive el boletín del Servicio Social, que se transmite todos los días por Radio Nacional y que sigue siendo utilizado por pobladores de parajes aislados.
Pero, por otra parte, hace cincuenta años no se cuestionaba la campaña de Roca contra los indios y ni remotamente se pensaba en reivindicaciones y devolución de tierras a los descendientes de mapuche.
Hoy día, en cambio, el monumento a Roca ubicado en la “Plaza Expedicionarios del Desierto” (explanada también conocida como el “Centro Cívico”) es blanco de cuanta inscripción se te ocurra, desde el tradicional “hijo de puta”,hasta epítetos más actuales como “Roca=Videla” o “genocida”. Y así como los nombres elegidos entonces para muchas calles y barrios de Bariloche fueron de militares, como Rolando, Villegas, Palacios, O’Connor, Levalle, Sobral, etc. hoy muchos vecinos exigen su derecho a nombrar las calles donde viven y así han surgido barrios enteros con nombres de plantas, flores, caciques mapuche, constelaciones, poetas y escritores.
También hace cincuenta años, los chicos que terminaban la escuela primaria y querían continuar sus estudios tenían que emigrar a otras ciudades.
Mucho más cerca en el tiempo, a mi sobrino (de quien te conté en el capítulo anterior) también le sorprendió, una vez pasado el verano, el éxodo de las chicas y muchachos de su edad. Porque hasta hace unos años, en Bariloche por lo menos,la mayoría de los chicos que terminaban el secundario y querían seguir una carrera terciaria o universitaria se iban a Neuquén, Gral. Roca, Mendoza, Córdoba, Rosario o Buenos Aires.
Pero ahora el panorama ha cambiado, está el Centro Regional de la Universidad del Comahue, con sede en Neuquén y se han abierto universidades y carrreras terciarias en el ámbito privado. De manera que el éxodo es mucho menor y esto no sólo favorece el intercambio entre la gente joven que se queda y la que llega, como vos. También abre posibilidades de capacitación para todos, ofreciendo carreras cortas en áreas como turismo, gastronomía, hotelería o piscicultura.
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