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Detonantes puntuales fueron: la tarde que mi marido en un embotellamiento de tránsito en pleno centro vio bajar del auto que iba delante suyo a un tipo de civil, con pinta de gangster, enarbolando una metralleta para que le abrieran paso. Otro detonante fue estar en la calle con mi hijo de dos años en su cochecito y enterarme que a una cuadra acababa de estallar una bomba. Recuerdo que pensamos en ir a España, pero todavía gobernaba Franco y no nos decidimos. Tal vez pensamos en Bariloche por la sensación de que al sur del Río Colorado empezaba otro país, (y era como irnos, pero no del todo). Y además estaba aquel viaje premonitorio en que me había despedido “provisoriamente” del Limay... Poco tiempo después del golpe del ’76, mi marido renunció al trabajo que desempeñaba en el Ministerio de Bienestar Social por temor a integrar una lista de “prescindibles” (en aquel momento eso equivalía a un denuncia seguida de secuestro y desaparición) y esto fue la gota que desbordó el vaso y nos obligó a concretar nuestra venida al Sur. Y esa fue la tercera vez que vine, antes de radicarnos. Que vinimos, porque en esta oportunidad lo hicimos por primera vez juntos, para tomar contacto de nuevo con el lugar y averiguar el tema de la vivienda que entonces era bastante problemático. La cuarta vez volvimos con nuestro hijo mayor que entonces tenía dos o tres años. Unos amigos de amigos nos prestaron una cabaña de piedra y madera, algo precaria, sobre el lago Gutierrez. Era mayo y la primera vez que yo vi nieve, porque nevó y la única calefacción de la cabaña era la cocina a leña (que estaba tapada) y una gran chimenea... Pero me he olvidado de todos los inconvenientes y lo recuerdo como algo abolutamente romántico. A la noche hacía tanto frío en el dormitorio que arrastrábamos los colchones de los tres frente a la chimenea y dormíamos iluminados por el resplandor de las llamas. Yo no sé cuales son tus razones para querer venir al Sur. Pero no me extrañaría que me dijeras que es porque te han robado al salir del cajero, o porque algun familiar o amigo tuyo padeció un secuestro express. Cuando nosotros vinimos a Bariloche, en 1977, la inseguridad provenía de las fuerzas armadas y la ingenua sensación inicial – en medio de estos lagos y montañas – de haber emigrado a otro pais, se esfumó rápidamente cuando se produjo el secuestro y la desaparición del estudiante universitario barilochense, Juan Herman (sobre su desaparición, el director Carlos Echeverría filmó el documental “Juan, como si nada hubiera sucedido”). Otro hecho, que nos hizo volver a asumir rápidamente nuestro destino sudamericano, fue que al año de llegar se declaró la guerra con Chile. Y para que te quede claro que muchas veces las cosas no son precisamente como uno espera, de pronto nos encontramos tapando las ventanas de nuestra casa con papel negro, porque los milicos hacían simulacros de bombardeo . También requisaron los camiones y las estaciones de servicio, construyeron mangrullos para mirar la lontananza (en medio de las montañas...), pintaron una enorme cruz blanca sobre el techo del hospital y se dispusieron a despachar muertos a diestra y siniestra, porque a la estación de Bariloche llegaron macabros trenes con los vagones repletos de brillantes ataudes de aluminio. ¿Qué tal? Nosotros que huíamos de la violencia, que queríamos vivir en paz… Han pasado 27 años desde entonces, esa guerra se evitó, por suerte, no así la de Malvinas y finalmente recuperamos algo que nunca debimos haber perdido: la democracia. Pero la poblacion creció muchísimo y la desocupación ha incrementado también aquí la delincuencia y si bien no se puede comparar con lo que sucede en una gran ciudad como Buenos Aires, está claro que al sur del Río Colorado no empieza otro país, sigue el que tenemos, con sus bolsones de pobreza y su secuela de delitos. Con su impunidad y su corrupción. Tambien pienso que los asaltos y los robos a mano armada y los crímenes y los secuestros actuales, son en gran parte la consecuencia del terrorismo de estado durante la dictadura. Pero a lo mejor vos tenés otras razones para venir. Luisa Peluffo http://mevoyaviviralsur.blogspot.com
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